CAPÍTULO 4: UN PASADO INCIERTO

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Me metí en casa para ver qué ocurría. Durante los tres días que habíamos estado aquí todo había salido bastante bien. Mamá no me dijo nada sobre que Jo se quedara a cenar a casa, más que Diego también se quedaba con nosotros aquella noche.

Hacía tiempo que no la veía tan feliz. Sabíamos que durante el último año lo había pasado mal, pero tampoco queríamos meternos en sus problemas. Mike y yo siempre intentábamos animarla, pero sabíamos que nunca llenaríamos ese agujero que dejó nuestro padre. Nos sentamos todos juntos en el sofá del salón yestuvimos hablando un buen rato sobre cosas banales. La verdad, no importaban mucho, cuando unas palabras de "infancia", "cuando éramos pequeños" y "¿recuerdas?" se colaron en medio de la conversación. Ahí supe que podría conocer más sobre la vida adolescente de mi madre. Aunque ella era una persona muy abierta, nunca hablaba sobre su pasado, lo único que conocíamos era a partir del nacimiento de Mike.

—Fibi, ¿aún guardas cosas de tu adolescencia? —señalaba al cuadro que había colgado en la pared.

—Sí bueno. Aunque ya no pinte, aún los conservo. —Recordaba a mamá pintando, pero no era algo que solía hacer por gusto.

—Eras la persona con más talento que conocía, y seguro que lo sigues siendo. —me fijé en cómo él la miraba. Nadie nunca la había mirado así, ni siquiera mi padre.

—Bueno, no te creas. Hace años que no toco un pincel. —y mamá se sonrojó un poco, pero nada fuera de lo normal.

—Bueno Fiona, ¿te puedo llamar así verdad?

—Oh Jo cariño, eres como de la familia, Will, Kate y yo siempre estuvimos juntos. ¿Recuerdas aquellos tiempos?

—Claro que sí, lo recuerdo, ahora las cosas son muy distintas.

Después de aquella revelación que ya todos conocíamos, nos callamos, tampoco era un silencio incómodo, simplemente no era necesario hablar en ese momento. Mike, de repente, empezó a estar extraño, cuando preguntó:

—Diego, una pregunta. ¿Sofía por donde se mete?

—Me parece que hoy está con unas amigas del instituto, pero no lo sé del todo bien. La verdad, confío tanto en ella que no le suelo preguntar por donde anda.

—Mamá, se te podría pegar algo de él.

—Mike, no creo que os ponga tantas pegas. Os dejo ir el domingo a casa de Will y Kate ¿verdad?

—Pero si ya sabes donde estaremos no tienen gracia

Entonces Jo me miró con cara de sorprendida. Como preguntándome por qué Fiona conocía todos esos detalles. Yo, seguidament, hablécomo si nada para explicar la situación.

—Jo, mamá conoce los detalles de mañana.

—No te preocupes Jo, no hablaré con vuestros padres, y Diego menos. Nosotros hacíamos lo mismo a vuestra edad, y sabemos que es algo normal. Además, no creo que sea peor que mis hijos de fiesta hace tiempo.

—Mamá no te pases, nunca me pasó nada, sabes que nos controlamos bastante bien. —y dejé ir una pequeña sonrisa, ella me respondió con la misma ternura.

—Me fio de vosotros, y sabemos que todo irá bien.

Mamá era muy comprensible, y a todo esto Diego solo asentía con la cabeza como si nada. Sabíamos que podíamos confiar en ella, y ella podría hacerlo en nosotros. Seguimos hablando y hablando, cuando Diego tuvo la brillante idea de por fin hablar con mamá directamente. Durante toda la cena no había soltado ni una palabra referente a ella que no fuera pasada antes por alguno de nosotros.

—Bueno Fibi, ¿les has contado ya a tus hijos de que vas a trabajar?

—Aún no, cierto.

—Mamá, ¿ya te han cogido en algún lado?

—Sí. De hecho, el lunes empiezo.

—¿Dentro de dos días? —y tanto la cara de Mike, como la mía empezaron a brillar, ya que sabíamos que eso significaba casa sola para nosotros dos.

—Sí, y espero que os portéis bien. Me han cogido en un bufete, así que al final he tenido suerte, como estudié aquí, no tengo los mismos requisitos que alguien que haya estudiado fuera. Además, quien pensaría que encontraría trabajo tan pronto de algo que realmente me gusta.

—Mamá, me alegro muchísimo por ti.

—Sí, y eso es una de las razones por las cuales vamos a celebrarlo mañana. —dijo Diego—. Por fin vuestra madre vuelve a casa, además ha encontrado trabajo, ¿qué más queréis?

Un largo silencio se hizo en la mesa. Supongo que Diego no se había dado cuenta de que su comentario había dolido. Sabíamos que lo que teníamos ahora era todo lo que necesitábamos, pero no todo lo que queríamos. Supongo que lo único que podíamos hacer era asentir con la cabeza e intentar que la situación no fuera a peor. Creo que Diego se dio cuenta de que había metido un poco la pata, ya que en todo lo que quedo de cena no volvió a abrir la boca, solo sonreía, asentía y miraba a mamá. Mamá también lo miraba. Se notaba que eran algo más, pero tampoco quise preguntar por su pasado. Se notaba que habían pasado cosas antes de que mamá abandonara la ciudad. Nunca hablaba de su familia, ni de sus viejos amigos. Solo sabía que mis abuelos ya no están en este mundo y que ella era hija única. Pero también veía que sus amigos eran su familia. Se cuidaban entre sí, y aunque hiciera años que no se veían, ellos continuaban ahí, ayudando a mamá, sobre todo en estos momentos difíciles de mudanza y aceptación a lo que serían nuestras nuevas vidas.

Después de toda aquella locura de cena, mientras mamá y Diego se despedían en la entrada fui a hablar con Jo.

—Tampoco ha ido tan mal ¿no?

—Ha ido bien, no te preocupes. Fiona es muy comprensiva, me gusta teneros de vecinos.

—Igualmente. —y me despedí de Jo con una sonrisa y un abrazo, y ella se marchó por el jardín trasero.

Fui a hablar con Mike. Ya empezaba a sospechar algo. Las cosas por Los Ángeles iban a ser muy diferentes. Y de repente, me sentí como en casa. Aunque llevara aquí solo unos días, me di cuenta de que aquí, podríamos formar un verdadero hogar, junto a mamá, Mike, y nuestros vecinos. Y por primera vez en un tiempo sabía que podría confiar en alguien más que no fuera de mí familia.

INCANDESCENTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora