Caleb cogió a su hermana en brazos y la llevó hasta su cama. Su habitación era increíble. Cuando se le pasara la borrachera le pediría que me ayudara a decorar mi nueva habitación. Cuando salimos por la puerta Caleb me agarró del brazo, y nos quedamos mirándonos cara a cara, cuando en vez de un gracias salió algo más agrio por su boca.
—¿Por qué la has dejado beber tanto?
—Relaja el tono, ya estaba así cuando la he visto.
—Tendrías que haber estado con ella en vez de haber estado bailando con otros y tirándome la copa.
—No soy vuestra canguro. Ella es mi amiga y no creo que sea necesario ponerse tan sobre protector, sabe lo que hace.
—Tiene diabetes Elizabeth. No puede beber alcohol como si no hubiera un mañana.
—No lo sabía, pero tu tranquilo. En una hora la despertamos. Le metes un ibuprofeno y que se beba una manzanilla, mañana estará como nueva y además no tendrá nada en el estómago.
—Pero, ¿tú quien te crees que eres?
—Una chica que ha pasado por muchos marrones así, y relajate que estás en tu propia fiesta.
—Mira, te lo voy a decir claro. No te pillo Elizabeth. No sé porque has venido aquí, pero nada más llegar ya lo estás cambiando todo.
—¿Que yo te caigo mal? No me conoces Caleb. Solo has hablado conmigo dos veces.
—Y suficientes.
—He ayudado a tu hermana. La podría haber dejado ahí sola y que alguien se aprovechara. Creo que me merezco, por lo menos un gracias. Y si no, que te jodan. No entiendo como siendo hermanos podéis llegar a ser tan diferentes.
—No te metas donde no te llaman.
—Sinceramente, que te jodan Caleb. No me conoces
—Ni ganas.
Esas palabras me dolieron. Caleb y Jo eran dos polos opuestos. Ella era alegría, y él, solo puro aspecto. Pura superficialidad. Él había decidido quedarse aquí arriba haciendo cualquier otra cosa en lugar de bajar y vigilar a su heramana. Si tan preocupado estaba por Jo, podría haberse ocupado de ella.
Al bajar las escaleras el cupo de sorpresas estaba lleno. Mike estaba delante del cuadro de Las Meninas besando a Sofía. Me lo habría esperado una semana más tarde, pero no ahora, no tan pronto. Mike no solía ser el típico que ligaba de fiesta, y que lo estuviera haciendo delante de todos fue lo que más me sorprendió.
Puesto que Mike y Sofía estaban ocupados, Jeremy no sabía ni dónde estaba, y tampoco me apetecía hablar con Alison, decidí coger un libro y salir a fuera. Hacía muchísimo que no hacía algo así. Para ser exactos desde la primera fiesta de Alejandro a la que Mike me llevó. Alejandro era un colega de mi hermano, y un día, sin saber cómo, acabé ahí. Ese día llevaba en mis manos Cumbres Borrascosas, y hoy, llevaba el mismo ejemplar. La fiesta estaba muy animada, se podía ver que la gente lo estaba pasando bien. Por suerte en un lado de la casa había un bosque, y en el otro la mía, así que supongo que no había peligro de policía. Me senté en el porche, y empecé a leer. Media hora más tarde vino alguien por detrás y me dijo:
—Nelly sin duda es el mejor personaje, y la más leal.
La voz era muy ronca, y tenía el prejuicio de que ese tipo de novelas solo la leían chicas. Cuando me di la vuelta descubrí a un chico con una chaqueta, a juzgar por sus dibujos del escudo, supuse que sería de algún equipo del instituto. No me había dado cuenta de que del susto se me había caído el libro, y el chico se agachó a recogerlo.
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INCANDESCENTE
RomansElizabeth era una mujer fuerte, muy segura de sí misma. Todo se le desmorona de un día al otro. Tendrá que volver a encontrarse, todo eso añadiendo sus nuevos compañeros, y su nuevo estilo de vida al que debe adaptarse. Pero nadie, salvo su circulo...