Él era mi papi, me cuidaba y me protegía. Yo era su pequeña Ivonne, así era como me llamaba, pero en la cama yo era su gatita, y me gustaba que me arrullara con sus fuertes brazos.
«–Dime quién es tu dueño, mi pequeña Ivonne –susurró Harry mientras sus dedos acariciaban mis pezones sobre la camiseta. En respuesta, sólo gemí.–Dime quién es, gatita. –preguntó apretando con más fuerza
–T-tú, tú eres mi dueño…
–¿Qué más?
–Papi.»