3 - Papi solo quiere lo mejor para ti.

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Harry

Una semana después.

Fui por Martha a la clínica, esta era su última sesión con el psicólogo. Cuando ella subió al auto, ninguno de los dos habló, mi móvil hizo un pequeño sonido y la pantalla se iluminó, era la alarma. Dentro de media hora tenía que pasar por Ivonne, le prometí que comeríamos helados.

–Harry… ¿has pensado en nuestro bebé? –susurra con una media sonrisa.

–Siempre, Martha. La verdad lamento mucho lo que pasó, pero era inevitable.

–¿Ya estás con alguien más?

Negué con la cabeza y la miré con suavidad –No, pero tú deberías buscar a alguien más.

–Gracias, Harry… Por todo.

***

Mientras caminábamos por el parque, Ivonne disfrutaba el helado pero yo la disfrutaba a ella. Tenía un suéter gris, unos jeans oscuros y unas zapatillas blancas, su cabello estaba suelto y se movía con el viento, ella bufó cuando su cabello quedó dentro de la bola de helado.

–¿Puedes hacerme una coleta?

–Vale, sostén  mi helado.

Le entregué mi cono y saqué de su bolsillo una goma para el cabello, dios, olía tan bien. Recogí su cabello y lo até, ella sonrió, por consiguiente, yo también. Cuando por fin terminamos de comer, ella me abrazó buscando algo de calor, era un día frio y no quise apartarla.

–¿Me besarías? –susurró, subiendo la mirada.

–Debes estar bromeando.

–De verdad me llamas la atención… -dice acariciando mi mano

–No, Ivonne. Anda, caminemos hasta el auto…

Su actitud cambió completamente, caminó con rapidez hasta el auto, el cual abrió y entró con terquedad. Rodé los ojos y subí en el auto, introduje la llave para luego emprender el camino. Ella tecleaba en su teléfono para no mirarme, o simplemente sólo miraba la ventana.

Si la besaba, ella creería que somos algo, y, no quiero hacerle daño. Un solo beso no le hará mal a nadie…


Al estar el frente de su casa, suspiré con profundidad y bloqueé las puertas.

–Abre. –gruñó ella

Con fuerza, la apoyé contra el asiento y la besé. Mis labios se movieron suavemente sobre los de ella, Ivonne sonrió y se volteó para quedar sobre mi regazo, sus manos se posaron sobre mi cuello, acariciando el cabello de mi nuca, cuando ya ninguno de los dos podía contener la respiración, nos separamos. Ella volvió a besarme con fiereza y yo jadeé cuando sus dientes se enterraron en mi labio inferior

–Fóllame, Harry

–Quise ser evitar esto, Ivonne. Pero ya no puedo más. –susurré mientras besaba su cuello

Ivonne «h.s»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora