6. HIELO Y FUEGO

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Entré en mi cuarto casi forzado. Tyler se paró casi al entrar y me soltó de inmediato. James nos siguió a paso lento, mucho más calmado y paciente que Tyler. Se mordió un labio y me sonrió al verme allí parado, inquieto y mirando merodear a Tyler por allí con la misma cara de desagrado que había mostrado fuera.

—Es acogedor—dijo James mientras se quitaba la chaqueta y la dejaba sobre el escritorio.

—Acogedoramente pequeño, querrás decir—Tyler frunció el ceño y se giró para mirarme—. ¿Pretendes que los tres durmamos en esta cama?

—No tenía ni idea de que pretendíais quedaros a dormir aquí—repuse mientras me mordía un labio con recelo.

—Nosotros no vivimos aquí, Alexander—Tyler me miró un poco molesto—. Ni tampoco estudiamos aquí, no tenemos un apartamento en Manhattan ¿Dónde pretendes que pasemos la noche?

—Podemos quedarnos en un hotel—añadió James para quitar tensión a la conversación.

—No quiero pasar la noche en un hotel—le lanzó una mirada furiosa a su amigo y luego suspiró—. Hemos venido para ver a nuestro chico, y yo quiero estar con él.

— ¿Por qué esperabas que yo viviera en una mansión?—ironicé un poco molesto—. Esto es un apartamento y no es pequeño, es solo que tú estás acostumbrado a otra cosa.

—Ya vale, por favor—intervino James—. ¿No hemos discutido ya bastante por hoy? Dejadlo, ya veremos como dormimos más tarde. Yo—James comenzó a desabrocharse la camisa—ahora no quiero dormir, y la cama no es tan necesaria.

Yo me tensé un poco y fui notando como los latidos de mi corazón se aceleraban más y más mientras él se iba quitando la ropa y se iba acercando más a mí. Con su camisa en el suelo y los botones de sus pantalones desabrochados, pude ver el inicio de ropa interior antes de que pusiera un dedo bajo mi barbilla y acercara sus labios a los míos para besarme. Pronto me saboreó con dulzura y yo pude disfrutar del sabor del champagne de la fiesta en su boca, me agarró de la cintura y me pegó a él como antes había echo Tyler. Le rodeé el cuello con los brazos y me dejé llevar mientras él me besaba y yo me recreaba en lamer sus labios.

Cuando nos separamos, Ty ya estaba en ropa interior y nos miraba encendido de pasión. Vi el efecto en sus ojos y en su entrepierna. James se apartó un poco para poder terminar de desvestirse. Fue entonces cuando Tyler me agarró de una mano y me llevó hasta la pared junto a la puerta.

—Apoya las manos en la pared, Alexander—me ordenó Tyler mientras me agarraba de la cintura y me giraba de espaldas a él.

Con un nudo en la garganta, producido por la excitación, le obedecí y apoyé las manos contra la pared. Él pegó su erección contra mi trasero y me lamió el cuello de manera sensual. Luego fue bajando sus manos por mi espalda, me rodeó la cintura y me soltó los botones de los pantalones, luego me los fue bajando poco a poco hasta el suelo, allí me quitó también los zapatos mientras yo jadeaba de expectación.

—Sigues siendo perfecto—la voz de James sonó un poco más lejos, y supuse que estaría observando—. Muy bello.

Cerré los ojos, totalmente perdido en la pasión del momento, y luego dejé que Tyler metiera sus pulgares bajo mi ropa interior y me desnudara de cintura para abajo. Me dio un beso en cada nalga y luego fue poniéndose de pie para quedar tras de mí. Así, me acarició el trasero, primero una nalga y después la otra.

—Oh, por favor, Ty, no lo hagas—le pidió su amigo.

— ¿Hacer?—me tensé y giré la cabeza un poco—. ¿Hacer qué?

Pero mi pregunta llegó tarde, fue la mano de Tyler contra mi trasero la que respondió por él. Yo solté un grito, no solo por la sorpresa si no por que me había dolido un poco.

Luna de medianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora