2. HE SOÑADO CONTIGO

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Estaba muy guapo, realmente guapo. Su pelo rubio estaba muy corto, casi rapado. Su fina barba adolescente seguía allí, salvo que se notaba que se la había recortado ya varias veces. Hubiera jurado que había crecido un par de centímetros y estaba más fuerte. Los chicos eran un año mayor que yo y había pasado un año y medio desde la última vez que les había visto, así que estaban más adultos, más serenos, más hombres... Llevaba puesto un traje negro, con una camisa blanca y una corbata a rayas azules y grises. Estaba realmente atractivo.

Tyler no dejó de mirarme, con sus penetrantes ojos marrones, mientras Emma y yo nos acomodábamos en nuestros asientos, y aún así no dejó de mirarme ni un momento. No supe descifrar su mirada, sí me miraba con rencor y odio, o simplemente se había acordado de los momentos bonitos y me miraba con cierta nostalgia.

—Es él ¿Verdad?—preguntó Emma.

Yo asentí y bajé la mirada un momento. Cuando volví a mirarle, Tyler había desviado la mirada hacia el otro grupo de bancos, al otro lado del pasillo. Seguí su mirada y entonces le vi también. James estaba sentado en la primera fila del otro lado. También llevaba un traje negro, salvo que su camisa era azul claro y llevaba una pajarita azul oscuro. Él estaba aún más guapo de lo que yo le recordaba, sin duda mis pensamientos no le habían echo justicia a ninguno de los dos. James seguía siendo un chico atlético, pero más anguloso que fuerte. También se había cortado los rizos oscuros, pero no demasiado. Y sus ojos negros, después de seguir la ligera inclinación de su amigo, se posaron en mí de inmediato.

—Oh, Dios—suspiré echo un manojo de nervios.

Pero a diferencia de Tyler, que seguía impasible y sereno, James me sonrió con afabilidad e inclinó la cabeza para saludarme. Yo dibujé una mueca a modo de respuesta y elevé ligeramente la mano para corresponderle.

—Nene, que suerte—Emma apretó mi mano y atrajo mi atención—. Los dos están buenísimos. El que no quieras para mí.

—Muy graciosa—murmuré—. Eso no me ayuda.

—Lo siento, tienes razón—se inclinó y me besó en la mejilla—. Todo saldrá bien. Además, todo el mundo parece relajado.

No todo el mundo estaba relajado. Los amigos de Tyler y James no me recordaban con demasiado cariño, y por lo tanto no me miraban muy relajados. Aunque claro, ellos ignoraban la mayor parte de lo que en realidad había pasado. Peer si que miraba con interés, aunque creo que su interés era por la rubia despampanante que me acompañaba.

La música sonó, la novia apareció y la boda se realizó sin inconvenientes. Tres cuartos de hora más tarde ya se habían casado, mamá volvía a cambiar el apellido y todo el mundo invitado abandonaba el ayuntamiento en riguroso orden.

—Todo el mundo estaba histérico esperándote—me quedé sin aliento cuando escuché aquel susurró de James en mi oído—. Ya pensábamos que no ibas a aparecer.

Yo me detuve y me giré de inmediato. Él me miraba con una sonrisa, la misma sonrisa que tenía Emma. La chica me soltó, me guiñó un ojo y luego siguió caminando hacia fuera con el resto de la gente.

—Hola—añadió él al ver que yo me había quedado mudo—. Me alegro de verte. Estás muy guapo. Sigues siendo un niño bonito.

—Gracias—susurré temblando—. Yo también me alegro de verte.

Por un momento no supimos como reaccionar. Nos habíamos amado tanto, yo aún lo hacía. Pero todo había terminado de una manera tan confusa. Sin embargo James reaccionó antes que yo, dio un paso al frente y me abrazó con fuerza. Yo suspiré y le correspondí. Su aroma me trajo recuerdos que yo habría preferido dejar escondidos.

Luna de medianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora