15. EL DESVÁN

159 14 0
                                    

Mi mirada se posó de inmediato en Tyler, que estaba de pie en una esquina, sin camiseta. Mis ojos siguieron su recorrido hacia abajo, pasando por sus pectorales, por sus abdominales y terminando en su entrepierna, donde sus vaqueros dejaban apreciar un bulto considerable ahí abajo.

Yo estaba desnudo, atado a los doseles de la cama del cuarto Bondage del desván con una cuerda gruesa y a la vez suave al tacto. Tyler había sido delicado al atarme.

— ¿Estás cómodo?—preguntó Ty mientras se acercaba a la cama lentamente y me penetraba con sus enormes ojos azules a la vez que me sonreía de la manera más sexy del mundo.

Su mirada me recorrió de arriba abajo, deleitándose con mi desnudez.

—Muy cómodo—tragué saliva y respiré profundamente.

—Bien, por que tú has querido esto—dijo en un tono autoritario—. Estamos aquí para cumplir tus deseos y darte placer.

Sentía la excitación correr por mis muslos ante la voz dura de Tyler y su mirada caliente que se derramaba por todo mi cuerpo. Esa vez deseaba entregarles todo mi control.

—No podrás hablar si no te preguntamos o te damos permiso—advirtió él—. Sin embargos sí que podrás gemir, jadear y gritar. Es más, yo diría que estás casi obligado a hacerlo.

— ¿Ah, sí?—reté.

Tyler estuvo apunto de hacer una travesura por mi insolencia, sin embargo se controló interrumpido por James, quien entró en el cuarto a paso lento. Tenía el cuerpo mojado y limpio, y solo llevaba unos bóxers.

—Bueno, ya estamos todos—rió Tyler.

James se acercó mientras sonreía de medio lado para hacerme entender que le gustaba lo que veía, mi cuerpo ardió en deseo en aquel instante. James se sentó en una silla, frente a la cama y cruzó las piernas, como dispuesto a disfrutar del espectáculo.

—Ten—Tyler le lanzó una máscara a James y luego caminó hasta el interruptor y le bajó intensidad a la luz. Cuando volvió ante la cama, él también llevaba puesta una máscara—. ¿Excitado?—se burló.

Las máscaras solo tapaban la mirad de su cara, quedaban por encima de la nariz. Asentí y miré a James, quien se había espatarrado en la silla y me miraba con regodeo proyectando en mí sus intensos ojos negros. Los músculos de sus brazos se tensaron y su paquete se volvió más pronunciado en apenas unos minutos.

—Empecemos—Tyler se mordió el labio inferior y se acercó hasta la cama.

Se sentó en la cama a mi lado, se inclinó sobre mi cara hasta que pude sentir su aliento en mis labios y luego me susurró:

—Esta noche, vamos a hacer que grites de placer, niño bonito—aseguró—. Y te aseguro que suplicarás por más.

Luego me besó. La lengua de Ty invadió mi boca con una lascivia tan pura que me hizo jadear de inmediato. Yo solo podía ver el cuero de la máscara y sus ojos azules fijos en los míos mientras su lengua se batía sobre la mía.

Cuando Tyler rompió el beso aproveché para llenar mis pulmones de aire. Me dejó los labios hinchados y el corazón palpitando contra mis costillas.

—Me toca.

Aquello me había dejado tan descolocado que no me había dado cuenta de que James se había levantado de la silla y ahora ocupaba el otro lugar de la cama. Se inclinó y también me besó. El beso de James comenzó más dulce, como siempre. Pero pronto se dejó llevar por el descontrol del momento y me devoró la boca con un hambre desmedida, explorando cada rincón con su lengua. Sus manos recorrieron mi cuerpo, desde mis muslos hasta mi pecho. Allí, agarró el pezón entre sus dedos y luego me pellizcó suavemente hasta que estos se irguieron a su placer.

Luna de medianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora