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Después de compartir aquel mágico beso, ambos tomaron asiento en una banca cerca de la fuente que adornaba el jardín de la madre de Joaquín. Emilio lo rodeaba por los hombros, haciendo que su rostro quedase justo sobre su hombro. A lo lejos, la familia Bondoni observaba a aquel par de enamorados haciéndose mimos y riendo juntos. Estaban felices por la felicidad del menor, de que hubiese encontrado a alguien como Emilio en su camino, porque a pesar de que era la primera vez que veían a aquel chico, ellos pensaban que era la persona ideal para Joaquín y ya lo consideraban parte de su familia también. 

-Me encanta estar aquí... contigo. Siempre me ha gustado el jardín de mamá y soñaba con alguna vez tener un momento romántico aquí con alguien especial- sonrió. 

-Así que... ¿soy ese alguien especial?- sintió el movimiento del castaño asintiendo- tú igual eres mi persona especial- respondió suspirando. 

Se mantuvieron en aquella posición sin decir nada más, solo se dedicaron a disfrutar de la compañía, la tranquilidad y la felicidad que el otro les proporcionaba. Emilio alternaba caricias entre el cabello de Joaquín y su rostro, mientras que Joaquín depositaba pequeños besos en las mejillas de su novio o jugaba con sus manos. 

-No los quiero interrumpir,- habló Renata detrás de ellos- pero mamá quiere saber si se quedarán a cenar.

-Oh, no, no. Se nos hará tarde y Emilio trabaja mañana. Además yo tengo clases- respondió poniéndose de pie- creo que es mejor que nos vayamos de una vez. 

-Bien, voy a avisarle- cuando se retiró, Emilio se paró a lado de Joaquín. 

-¿Seguro que no quieres que nos quedemos?- él negó.

-Estoy un poco cansado y tengo clases temprano. 

-Está bien- depositó un beso en su frente y después tomó su mano para dirigirse al interior de la casa y despedirse. Cuando llegaron, la familia estaba reunida en la sala esperándolos. 

-Ya nos dijo Ren que no se quedan- habló Eli. 

-No mamá, mañana es lunes y tenemos compromisos. 

-Me gusta que sean responsables, pero ¿por qué no se quedan?- habló su padre- Quiero decir, a pasar la noche. Así cenan con nosotros y no duermen tarde, por la mañana puedo llevarte a la escuela y así le ahorramos el trabajo a Emilio para que tenga tiempo de ir a su casa.

La propuesta tomó por sorpresa a ambos chicos, quienes lo demostraron abriendo sus ojos en demasía. El castaño no esperaba aquello y menos de su padre, él era un hombre estricto. Por su parte Emilio no podía creer la confianza que Uberto estaba demostrando tenerle a tan solo unas horas de haberlo conocido. 

-Pe-pero papá. 

-¿Tienes problema con quedarte aquí Emilio?

-Amm- miró a su novio- n-no ninguno, si Joaco no tiene problema, solo haría una llamada para que mi amigo vaya a mi departamento a alimentar a Brillito. 

-¿Brillito?- preguntó curiosa Renata- ¿quién es Brillito?

-Ah, es mi gatito- respondió un poco apenado.

-Guapo, educado, responsable y además tierno, ¿de dónde lo sacaste hermanito? yo quiero uno también- el castaño río bajito por el comentario de su hermana. 

-Bueno, bueno. Entonces ¿se quedan?

-Sí, le enviaré un mensaje a Nicandro para que me lleve mis cosas a la universidad.

-¡Genial!- exclamó su madre- le avisaré a Rita para que ponga dos lugares más en la mesa. 

El momento de la cena fue mucho mejor que el del almuerzo. Ahora que sabían que no había nada que ocultar, Emilio y Joaquín se habían sentado juntos. La plática fue mucho más amena y el castaño no se contuvo para sonreír, tomar de la mano o incluso besar a su novio. 

-Si ya terminaron, pueden ir a dormir. Mañana tienen que madrugar.

-Bien, llevaré a Emilio a la habitación de huéspedes- dijo Joaquín poniéndose de pie, su padre asintió mientras terminaba de beber su café.

-¿Habitación de huéspedes?- cuestionó Eli- pensé que se quedaría contigo en tu habitación.

Uberto casi deja salir el líquido de su boca cuando escuchó aquello. 

-Mujer, pero ¿qué dices?

-¿Qué tiene de malo? No va a dejar embarazado a tu hijo, si es lo que temes- bromeó con él, pero Uberto mantenía su semblante serio- no pongas esa cara, además ellos van a portarse bien ¿verdad chicos?

-Mamá. 

-Elizabeth.

 Regañaron ambos al mismo tiempo.

-Que pesados son, ni que fuera la primera vez que Joaco dormirá con alguien en su habitación. 

-Me-mejor ya nos vamos a dormir- tomó de la mano a Emilio y lo llevó con él hacia las escaleras. 

-¡Recuerden que no están solos en casa!- gritó Renata para que ambos pudieran escuchar.


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¡Hola! 

¿Cómo están?

¡Hoy tenemos capítulo doble para cerrar con todo el mes de agosto!

Les quiero decir que estoy muy agradecida con todos por el amor que le tienen a esta historia, ya son más de 37k lecturas y 6k votos. ¡Gracias por eso!

Y bueno... cuando haya un voto y un comentario, subo el siguiente capítulo (veamos quien es la personita que hace eso posible).

Danzón|Emiliaco|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora