XXIX

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Los labios de Ricardo se movían sobre los de Emilio. Sus manos habían dejado su brazo y rostro para pasar a tomar la cintura del rizado. Ya no estaban cerca de la puerta, ahora Emilio estaba con la espada pegada en una de las paredes del baño y sus manos, sus manos estaban sobre el pecho de Ricardo. Una mordida en el labio inferior del menor de ambos lo hizo abrir la boca, permitiendo el acceso de la lengua del mayor. Los ojos de ambos estaban cerrados, unos con más presión que los otros. El cuerpo de Ricardo se presionaba cada vez más sobre el de Emilio. Y el cuerpo de Emilio se estremecía ante esto. 

-Aahh- un gemido escapó de los labios de Ricardo, sus manos apretaron con más fuerza la cintura del chico contra la pared.

Emilio lo decidió. Tomó la delantera esta vez. Movió sus labios sobre los del mayor y atrapó uno de sus labios entre los de él. Y mordió. Mordió lo más fuerte que pudo. La sangre brotó y Ricardo lo soltó.

-¡Entiende que eso terminó! ¡Tengo novio! ¡No quiero que te vuelvas a acercar a mí!- gritó lo más fuerte que las lágrimas le permitieron y después salió de ahí.

Desde la lejanía Airam lo vio salir del pasillo, supo que algo andaba mal, por el estado en que estaba. Se despidió de todos en la mesa, tomó su bolso y fue a su encuentro. Emilio estaba casi corriendo a su auto, las lágrimas recorriendo sus mejillas.

-¡Emilio! ¡Emilio espera!

Se detuvo cuando escuchó su voz. Casi había olvidado que tenía que llevarla a casa. Ahora solo pensaba en llegar a la suya, quitarse lo que llevaba puesto, darse una larga ducha, abrazar a Brillito y... Joaquín. Joaquín. Joaquín. 

-¿Qué pasó? ¿Por qué estás así?- no quería, no podía decirlo. En su lugar, la abrazó.- Tranquilo, todo está bien- Airam le acariciaba la espalda en su intento de tranquilizarlo.

Pero no estaba funcionando. Nada estaba bien. Tenía miedo de que todo se pusiese peor.

-Jo-Joa-Joaquín- dijo con dificultad.

-¿Joaquín? ¿le pasó algo a Joaquín?- él negó- ¿entonces?

-Va a dejarme- lloriqueó.

-¿Por qué? Emilio no entiendo. 

-Es- hipó- es que...

-Tranquilízate ¿ok? Vamos a tu auto, yo manejaré. Te dejo en tu departamento y desde ahí pido un taxi. Tranquilo, todo estará bien.

Así lo hicieron, el rizado le entregó las llaves y salieron de ahí. En el camino Emilio tomó una de sus pastillas, temía sufrir un ataque en ese momento. Para cuando llegaron al edificio donde vivía, ya estaba más tranquilo.

-Discúlpame por esto.

No tienes que disculparte, no sé qué haya sucedido, pero cuentas conmigo ¿sí?

-Gracias. Vamos arriba, pediremos tu taxi. 

Ambos subieron, para su sorpresa Saúl se encontraba justo en la puerta de su departamento. Emilio no dudó en abrazar a su amigo, no sabía que lo había llevado hasta ahí esa noche, pero agradeció su presencia. 

-¿Pasó algo Mailo?

-Vamos adentro.

Emilio relató a ambos lo sucedido, desde el día que se encontraron en un bar y como habían tenido otro encuentro en un hotel, hasta lo sucedido esa noche. Tuvo problemas en algunas partes porque se le escapaban suaves sollozos.

-No sabía que hacer, tenía el cuerpo paralizado. Luego se me ocurrió una idea y lo mordí hasta que le saqué sangre.

-¡Ese imbécil! ¡Tienes que decirle a Briceño!

-¡No! no puedo hacer algo como eso Airam. Sabes que ellos son muy amigos, esta situación puede complicarme más las cosas a mí que a él.

-¿Y si por lo que le hiciste es él quien busca a Briceño? ¿y si te despide?

-No había pensado en esa posibilidad- cubrió su rostro con sus manos a modo de frustración.

-Es muy tarde ahora, cuando amanezca pensaremos mejor todo. Ahora, deberías descansar Mailo. Llevaré a Airam a casa y regresaré ¿está bien?

El rizado asintió. Cuando ellos se fueron, se dirigió a la cocina por un vaso de agua. Brillito maulló en ese momento, recordándole que tenía que darle de comer. Por primera vez en las últimas dos horas, sonrió. 

-Por eso te puse Brillito ¿sabes? Eres esa lucecita al final del oscuro túnel- tomó al gatito en sus manos y lo dejó frente a su platito antes de vaciar croquetas en él- voy a bañarme, no te vayas a dormir sin mí ¿de acuerdo?- acarició por última vez su cabecita antes de dirigirse a su habitación.

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Escribí esto ayer mientras escuchaba "René" y terminé llorando...

En fin... Mi bebé Emi :(

¡Nos leemos el próximo sábado!

Les mando un chorro de besos y mucho, mucho amor💜

Pd: tengo ya escrito el capítulo 30, si llegamos a 50 votos y 50 comentarios antes de las 5:00pm(México) lo subo hoy♥

Danzón|Emiliaco|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora