VI

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Mi cuerpo quiere lo que tú tienes.

Las últimas notas de"Nereidas" se escucharon y los aplausos no se hicieron esperar una vez que ambos chicos cerraron el baile. Pronto las personas se esparcieron de nuevo por la pista y al ritmo de alguna salsa comenzaron a mover sus cuerpos, sin embargo, dos chicos se mantuvieron estáticos en el medio de la pista, mientras sus miradas se conectaban. 

-¡Bien chicos!- Saúl y Xóchitl llegaron a donde ellos se encontraban, haciéndolos soltarse y mirar hacia él- creí que nunca te animarías- se dirigió al rizado.

-Si, bueno ¿quién quiere mezcal?- ofreció para cambiar la conversación.

Los cuatro se dirigieron a la barra y el rizado le encargó a Daniel cuatro mezcales. En cuanto los tuvieron, la chica propuso un brindis para celebrar el espectáculo que Emilio y Joaquín habían presentado. En medio de risas elevaron las diminutas jícaras, pero antes de que Joaquín se llevara la suya a su boca, el rizado enrosco su brazo al de él, de modo que el brindis fuera aún más especial para ambos. Y es que, había disfrutado tanto de la cercanía de Joaquín al bailar que no podía controlar la sensación que recorría su cuerpo por sentirlo cerca de nuevo. Casi sin poder controlarlo, Emilio posó su mano sobre el hombro de Joaquín y en un movimiento lento la fue desplazando hasta dejarla en su cintura. Quería más. Más baile, más cercanía. Quería conocerlo, saber cómo es que sabía bailar danzón. 

-¿Al menos me vas a decir tu nombre?

-Que grosero soy- rio al darse cuenta de que nunca se presentó- me llamo Emilio. 

-Mucho gusto Emilio, yo soy Joaquín.

Sonrió al tomarle la mano que extendía en su dirección. El chico le parecía cada vez más interesante.

Los amigos de Joaquín no tardaron en comenzar a buscarlo y cuando al fin lo encontraron decidieron acercarse. Una pelirroja fue la primera en hacerlo, casi corriendo para aventarse a sus brazos, separándolo de Emilio.

-Joaco, ¡eso estuvo increíble!- habló con su peculiar dulce tono de voz.

-¡Gracias!- respondió con entusiasmo. Ella había sido la única de sus amigos en darse cuenta de que el castaño estaba fascinado con el chico rizado. Igual fue ella quien le sugirió coquetearle para que el chico se acercara. Pero jamás imaginó que todo eso terminaría en un gran baile, que era seguro, ninguno de los presentes olvidaría.

Otros dos chicos se acercaron también, Emilio los había visto antes en la mesa de joaquín.

-Muy bonito y todo, pero es hora de irnos- habló con seriedad un rubio, que el rizado juraba era teñido.

-Ay Nicandro no seas así, hay que quedarnos más tiempo- pidió la pequeña pelirroja.

-Es tarde, tenemos que ir a casa- respondió en el mismo tono de voz de antes.

-Vamos Nic, deja a los chicos divertirse un rato más- el otro chico se unió a la conversación, este era un poco más alto que el rubio, tenía el cabello castaño y ojos claros.

-No Eddie, sabes que el trato para salir a bailar los viernes fue que volvamos antes de la una a casa ¿o quieren que doña Dolores nos eche a todos por andar de fiesteros?

Emilio y Saúl observaban divertidos la escena, Nicandro y Eddie parecían un viejo matrimonio cuidando de su par de hijos. 

-Sí, él tiene razón Ela. Tenemos que irnos.

Ok, la conversación ya no le resultaba tan divertida a Emilio ¿Joaquín se marchaba justo ahora que se había animado a acercarse?

-¿T-te vas?

-Sí, tenemos que llegar a casa o mi tía nos echará de la privada.

¿Tía? ¿privada? ¿echar? ¿casa? Su cerebro había dejado de funcionar desde el "tenemos que irnos".

-Fue divertido todo, gracias por el baile. Ojalá se repita- se acercó a él dejando un pequeño beso en su mejilla- adiós Emilio- fue lo último que dijo antes de alejarse.

Emilio aún procesaba lo que acababa de pasar, cuando escuchó la risa de Saúl.

-Bajo advertencia no hay engaño, te dije que no lo pensarás mucho.

-No te rías, no le pude ni pedir su número.

-Bueno, el viene todos los viernes, pero tú siempre estas trabajando.

-Vendré- afirmó.

Y así lo haría, no perdería la oportunidad de volver a ver a Joaquín y bailar con él. Había algo en él que le pedía mantenerse cerca del castaño. Asistiría el próximo viernes y entonces, no se tomaría mucho tiempo en invitarlo a bailar.

Danzón|Emiliaco|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora