XII

1.9K 233 62
                                    

Hoy la noche va con música de fondo (síganla).

Emilio definitivamente no esperaba las palabras que el castaño le dirigió, al menos no después de que se quedara callado cuando le preguntó si estaba interesado en conocerlo. Pero no pudo evitar sentirse inquietantemente tranquilo cuando lo escuchó decirle que deseaba conocer todo de él. 

-Vaya, eso fue aún más directo de lo que yo dije.

-Es culpa del mezcal- contestó el castaño y ambos rieron- ¿y ahora qué?

Buena pregunta ¿qué debían hacer ahora?

-Bueno, podríamos comenzar intercambiando números ¿no? así podemos estar en contacto durante la semana antes de que llegue el viernes.

Los dos sacaron su móvil para dárselo al otro y que se agendara. Después regresaron a la mesa que antes ocupaban, sus amigos seguían en la pista y eso les permitía tener un poco de privacidad. Emilio corrió una silla para que Joaquín se sentara y después tomó asiento en otra a su lado. Un silencio un poco incómodo se formó entre ellos hasta que Emilio se decidió a romperlo.

-Ela dijo que ustedes viven juntos.

-Sí, Nicandro y Eddie vivían juntos, cuando los papás de Ela se mudaron a Chiapas ella decidió quedarse para continuar sus estudios acá y yo solo quería independizarme, así que terminamos viviendo en el departamento de ellos.

-¿Por eso es tan posesivo?

-¿Cómo posesivo?- lo miró confundido.

-Sí, cuando te fuiste al baño intentó interrogarme acerca de mis intenciones contigo- rió al recordarlo.

-Ay Dios- sus mejillas se tiñeron de rosa, cosa que Emilio pudo notar debido a la cercanía- que vergüenza- cubrió su rostro con sus manos- perdón, a veces se le bota la canica y cree que él y Eddie son nuestros padres. 

-Tranquilo, de hecho me pareció un poco gracioso.

-De todas formas, perdón ¿sí? 

-Ya te dije que no te preocupes, además gracias a eso pude ver tus mejillas encendidas- el comentario solo provocó que aquel leve rosa se volviera rojo intenso. 

-Te odio- dijo haciendo un pequeño puchero con los labios.

-No lo haces.

-No, pero ojalá sí- eso hizo al rizado reír- deja ya de reírte de mí y mejor cuéntame ¿tú vives con tus papás o solo?

La sonrisa que antes adornaba el rostro de Emilio se esfumó y la seriedad pasó a ocupar su lugar. Algo dentro de él se había removido, quizá era hambre, las pocas cervezas que había bebido o el hecho de recordar la muerte de sus padres. Había estado tan feliz minutos antes y ahora, con esa pregunta solo deseaba estar en su casa, con su pequeño gato en la cama. Pero Joaquín no podía saber lo que aquella pregunta implicaría para el rizado, después de todo estaban comenzando a conocerse. 

-¿Pasa algo?- cuestionó al ver el rostro sombrío del chico a su lado.

-¡Hey chicos! ¿por qué no vienen con nosotros a bailar?- Ela se había acercado a la mesa, seguida por Saúl.

-Uy, ¿y esas caras? ¿quién se murió o qué?- Nicandro y Eddie se les unieron.

El ambiente comenzó a tornarse tenso, las personas se apretaban a su alrededor sin dejarlo respirar, comenzaba a sudar, a temblar, quería vomitar. Se levantó lo más rápido que pudo y salió del bar.

-¡Emilio!- le gritó Saúl, pero no obtuvo respuesta- ¿qué pasó Joaquín?

-Yo... no sé, solo estábamos platicando para conocernos y le pregunté si vivía con sus papás.

-Demonios, tengo que ir con él. Nos vemos chicos.

-Hey, espera- el castaño lo detuvo sujetándolo del brazo- ¿qué es lo que pasa? ¿por qué se fue así?

Saúl lo dudó, pero pudo ver preocupación pura en la mirada de Joaquín.

-Sus padres fallecieron- dijo para después deshacerse de su agarre y salir en busca de su amigo.

No tardó mucho en dar con él, se encontraba recargado en el capo de su automóvil. En cuanto se acercó, el rizado se lanzó a sus brazos en busca de un abrazo, había estado a nada de sufrir un ataque de pánico. 

-¿Las tomaste?- él asintió- ya, todo va a estar bien Emi.

-Quiero ir a casa.

-¿No quieres hablar antes con Joaquín?- él negó- ¿seguro?- asintió- bien, sube. Voy a llevarte, le hablaré a Vicko y mañana vengo por mi auto.

El rizado sonrió agradecido de que pudiese contar con Saúl, probablemente sin él se habría perdido hace mucho. Además de Airam, él era la única persona con la que convivía y agradecía que siempre se quedara con él después de uno de sus ataques. Abrió la portezuela mientras su amigo rodeaba el auto. Cuando llegaran a casa, prepararía chocolate caliente, quizá verían alguna película y mimaría a Brillito.

-¡Emilio!- de nuevo su voz le había cortado los pensamientos. Joaquín y sus amigos venían hacia él- perdón, yo, nosotros no sabíamos- miró a su mejor amigo en cuanto escuchó aquello, Saúl solo asintió algo apenado.

-No te preocupes, no había modo de que supieran y perdón por salir así, pero necesitaba mis pastillas.

-¿Van a irse?

-Sí, quiero ir a casa. 

-¿Por qué no vienen?- todos miraron a Saúl- ay no me miren así, a Emilio le hará bien un poco de compañía, además podemos pedir pizza para cenar ¿qué dicen?

Ela, Joaquín y Eddie dirigieron su mirada hacia el Nicandro. A Emilio le causó un poco de gracia porque le pareció que con eso estaban solicitando permiso.

-Solo por la pizza- dijo después de unos segundos aquel rubio. 

Los seis subieron al auto del rizado y partieron de "Noche Amarga".

Danzón|Emiliaco|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora