En los huesos

CEGUERA

No había forma de remediar la tontería que había cometido.

Me sentía como un completo enfermo, un mal nacido terco, un soberbio que creyó sería correspondido, mis emociones se habían apoderado por completo de mi razón, solo su sombra me acompañaba , el dolor hacía parar el corazón.

Expuesto y perdido, esa era mi posición, solo, completamente aislado, aún cuando estaba en medio de la multitud, Amanda Ridley hizo lo debía, conocía de memoria el reglamento laboral, no se podía entablar una relación amorosa con ningún compañero de trabajo.

No otra vez.

Se había ido inmediatamente después de aquel acto de inmadurez, solo contemplé su mirada aturdida, sus labios inconformes, su rostro dañado; corrió al lado contrario de la avenida, huyendo por la tontería de todo esto.

Me culpaba cada segundo por mi estupidez, pero debía continuar con la investigación, aún cuando ella ya no estuviera conmigo...

Las gotas de lluvia se hicieron presentes, tal como aquel 23 de octubre, donde la conocí, donde empezó la persecución contra un enfermo; pronto mi ropa empezó a pesar, pero no había cosa que me detuviera.

Saque el celular y en repetidas ocaciones marcaba al teléfono de Hunk, pero me conducía directo a buzón; debía ir pronto a entrevistarme con el Padre Wallace, obligarle a que me dijera todo, saber si fue casualidad o hecho planeado le dijera a ella el dato de "Chelsea", ya no tenía sentido el rumbo de la teoría sobre "una supuesta manipulación a la sección de anuncios del periódico", podría ser que verdadero "modo soperandi" del asesino versara en una creencia religiosa, pues había seleccionado por alguna extraña razón nombres de sacerdotes para los dos usuarios de Twitter.

Me subí a mi vehículo y aceleré a toda velocidad rumbo a la iglesia, conducía distraído, colores y luces eran lo único que lograba visualizar, esquivaba cada objeto sin ganas de vivir, no detendría mi ritmo por nada, el tiempo estaba contado, quedaban pocas horas antes de que pasara a ser 31 de octubre, noche de brujas.

No tenía idea si este llegara a atacar durante la madrugada, mañana, tarde o noche, pero su disposición estaba previamente anunciada en aquella publicación, debía estar más vivo que nunca; tenía la adrenalina a tope, las venas de mi cuello y frente estaban resaltadas por el sudor, la radio reventaba las bocinas de mi carro, el ruido de "Black Skinhead" de Kanye West estaba a la par de mis latidos, me estaba volviendo un desquiciado.

Solo derrapé el carro y lo dejé pésimamente estacionado, aplastando la jardinera completa de la iglesia, como cuando adolescente soñaba dañarla; di el portazo al vehículo y saqué mi Glock de la cintura, estaba en posición, listo para reventar la mierda que pudiera ocultar este edificio.

El reloj de la muñeca marcaba exactamente "00:06", oficialmente estaba en camino la profecía; cerré con todas mis fuerzas los ojos y me preparé para el dolor; procedí a caminar lentamente hasta la entrada principal, encadenada y cerrada como era de esperar por la hora, pero ello no me impediría conseguir lo que buscaba.

Encontré el vitral más accesible al lugar, me quité el abrigo, cubrí mi puño derecho con el exceso de tela, procediendo a dar un puñetazo limpio contra el, solo el sonido quebrantado de los vidrios irrumpieron el infierno de la noche.

Ingresé a la iglesia rompiendo cuantas reglas se podían, con tal clase y odio en la mirada; me sacudí y continué la búsqueda, recordaba existía un pasillo que conectaba con la casa del padre, sabía perfectamente donde pasar, qué cosas había en el entorno, fisura o grieta en suelo, los detalles de tan frívolo lugar eran inolvidables para mi.

La luz pasaba a tornarse azulosa por el color de los tragaluces en el techo, la escena subía de nivel a cada paso, estaba cerca del lugar donde nos habían mencionado descansaban, donde tendrían que estar; visualicé una puerta al fondo del cruce y supuse mi gloria.