VINILOS

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-No creo borrar esa imagen de mi cabeza en un tiempo.- susurraba Ridley al entrar a la oficina de "Trevor Malone".

-¿Ese tubo...

El hombre se encontraba recostado sobre su escritorio, tenía un antifaz en el rostro con manos, pies atados, los pantalones en las pantorrillas y un tubo introducido en la parte trasera, casi era una escena de sadomasoquismo.

-Soy yo o este tipo le gusta matar de maneras ridículamente raras.- la sorpresa era gigante, la forma en la que se encontraba el hombre sobre aquel escritorio era denigrante.

-A diferencia del primero, este si lo ato de manos y pies.

-Quizá no había tanta confianza...- comentaba Ridley en tono burlón al observar la escena.

-Por fin bromeas con un muerto, vamos progresando.- era un avance tonto pero cierto.- aunque si, es un detalle importante.

-¿Quién descubrió el sitio?.- preguntaba Amanda.

-Su esposa vio la fotografía en Twitter y relacionó el fondo de la foto con la oficina de su esposo... es una pena.

-¿También dejaron alguna Polaroid?, no veo ninguna aquí.

-Encontraron una, la tenía en la espalda, Spacey y Boster ya la mandaron a examinar con periciales, no creo que encuentren huellas, pero el mensaje era el mismo.

-¿Qué querrá decir con "degradación"?, el tipo tenía una vida tranquila, familia, trabajo...

-Todo mundo oculta cosas, no seas ilusa.- con cara de sorpresa, Amanda Ridley pecaba de inocente cuando debía ser igual de testaruda que siempre, no descifraba aún su forma de ser.- me refiero a que aún existe la posibilidad de que esconda algo, no quise...

-No tienes que ser amable conmigo Adam, entiendo totalmente.

Hablar con ella era como abrir y cerrar puertas, podíamos colaborar hasta que el otro pusiera llave, parecía que veníamos de lugares diferentes, con idioma parecido pero contexto desconocido.

Caminé por toda la oficina, abundaban fotografías de gente reconocida de la ciudad, había una con el fiscal general, con unas cuantas celebridades, de su familia, sentías estabas en un museo, cientos de decorativos en muebles, reconocimientos, notas del periódico enmarcadas, pero lo que atrajo mi atención fue un tocadiscos viejo, tenía polvo así que asumía no usaban, pero lo inusual, era la gran colección que tenía junto, calculaba unos 60 vinilos bien acomodados, aún con su plástico protector.

Nuevamente me acerqué al tocadiscos y analicé su estructura, tomé el cable de luz que le acompañaba para conectarlo, pero un estruendoso conjunto de gritos me bloqueó.

Pronto giré para ver lo que ocurría, el ruido venía de la puerta principal y enseguida empecé a escuchar conflicto entre los agentes policiales que escoltaban la escena y una mujer en compañía de cuatro hombres bien vestidos, me temía lo obvio, una esposa desesperada con poder y su séquito de abogados particulares, lo mejor que le podía pasar a la investigación ahora.

Atravesé el angosto pasillo repleto de personal, tratando de llegar a la entrada para atender a la mujer, Ridley solo me observaba con asombro, pero continuó con sus labores en la escena, supo inmediatamente trataría de calmar la situación.

-Buenos días señora, soy el detective Driver, estamos cuidando la escena, pronto...

Un calor inmenso se presentó en mi mejilla izquierda, sin saber el instante o la forma, me había abofeteado con toda la fuerza que seguro tenía guardada aquella mujer.

Solo sentí mi cabeza topar con el marco de la puerta y volver a mi realidad en un segundo.

-No voy a permitir le hagan más daño a mi familia.- replicaba en una ira incontrolable.- ¡salgan ahora de la oficina de Trevor!

En los huesosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora