prólogo

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Había pasado una semana desde el ataque y Liv junto a sus hombres, se recuperaban lentamente pero a la vez con soltura. Aunque no estaba siendo nada fácil, poco a poco iban recuperando fuerzas, muy pocas, pero eso tenía mosca a Stan, Steinar y sobretodo a Aila, que hacía todo lo posible para que esa recuperación disminuyera.

Stan apretaba su mandíbula con enfado — dijiste que teniéndola aquí, sería más fácil debilitarla, sobretodo a los suyos.

— y está funcionando

— se están recuperando — señalaba hacia el umbral de su casa. Y estamos llegando a la primavera, antes del invierno, se habrán recuperado del todo

Lo miró de reojo — te he dicho que no te preocuparas por ello, y me estás agobiando

La cogió del cuello — estoy empezando a perder la paciencia contigo

Aila se cogió de sus brazos intentando quitarlos sin éxito. Notaba que le faltaba el aire para respirar — ti_tienes que, tienes que tener paciencia — pronunciaba con voz agónica y agucible.

La soltó con mala gana — la tengo, demasiado — se giró.

Tosió mientras se llevaba su mano al cuello y le daba un leve masaje a la zona — tampoco puedo hacerlo todo yo, tú tienes que poner de tu parte

— ¿ Poner de mi parte ? Ese bichejo no la deja sola no un segundo — volvía a señalar, ahora directamente a Ubbe — soltó aire — su tío es uno de los pocos gigantes que no han capturado

— lo sé, pero están débiles, algunos graves, y él tampoco está muy fino — hizo leve pausa y se acercó a él — piensa en algo para acercarte a ella

Apretó su mandíbula de nuevo y la miró a los ojos — más te vale estar en lo cierto

Asintió — lo estoy

Hizo mueca enfadado y salió de la casa a paso firme mientras ella rodaba sus ojos y se tumbaba en su butaca acogiendo a sus serpientes que estaban fuera de su cuenco. Quedaba pensativa, en parte tenía que darle la razón a Stan, no estaba siendo fácil llegar hasta Liv por culpa de los hombres que la rodeaban, y esas mujeres, las arqueras y las otras que no la dejaban sola para nada, ni siquiera en el baño.

Se llevaba un dedo a los labios, y fue acariciándolos con lentitud sin dejar de pensar en planes para tenerla desprotegida. Quería llegar a ella, pero no sabía cómo. Esa maldtita seidkona la protegía en demasía, aunque estuviera lejos de ella, siempre se mantenía firme ante sus conjuros para debilitarla. Debía pensar en algo nuevo, ¿ Pero qué?

Mientras tanto, Liv estaba siendo curada por Freydis en la herida de su pierna. Estaba siendo complicado mantenerla desinfectada, parecía como si su cuerpo le costara en demasía hacerlo, y no solo a ella, el resto estaba igual o peor.

— esto no es normal, no nos ha costado nunca tanto recuperarnos, si lentamente, pero parece que cada vez que avanzamos en algo, tiramos hacia atrás de nuevo — comentaba Brenda

— esto lo está haciendo la bruja, os lo he dicho muchas veces — añadía Alfhid con rabia

— podemos cortarle la cabeza — decía Hervör

— como no lo hagamos con un palo — añadía Ása que solía estar en silencio y a duras penas se metía en la conversación.

Gyda se colocaba al lado de Liv y miraba la herida de su cabeza.
— ¿ Te duele ?

La ojeó — bastante, me cuesta pensar

— ¿ Veis? Es lo que quiere esa bruja, debilitarnos a todos, y sobretodo a ella, le está haciendo algo en la cabeza para que a parte de que esté débil, no pueda pensar con claridad. — se cruzaba de brazos Alfhid

LA ERA VIKINGA ( tercera temporada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora