cero: presentate, muchacho.

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Stuart siempre fue un chico nervioso, muy nervioso, pero siempre supo mantener la calma. Bueno, una sóla vez falló y en su mente fue de "vida o muerte" aquello. Tuvo mucho miedo, si, eso lo impulsó a ser expulsado, tener miedo a la muerte y amar la vida. Hoy era un día donde estaba temblando, muchos nervios ante la presentación, era el chico nuevo por primera vez en casi seis años. No sólo un curso nuevo, sino que pasó de estar en la mejor academia del país, a... Bueno, un instituto promedio a algunas cuadras de su casa, lo que más le atemorizaba es que cuando volvía de la academia veía cómo eran los estudiantes de ésta nueva institución y realmente eran bastantes "incivilizados" a comparación del promedio de los estudiantes de su antigüo instituto.
El señor que lo guío a su aula también le daba más miedo. Espero que todo salga bien, pensó Harold. El señor tocó la puerta del aula, la clase ya había comenzado. "Jesús, que vergüenza".

—Hola pasá, vení y preséntate, muchacho —habló un hombre de, al parecer, unos cincuenta años, algo calvo y tenía unos lentes redondos ridículos. Stuart estaba temblando —, vamos, al menos yo no muerdo.
El menor dió unos pasos entrando a la habitación dónde habían como treinta personas de su edad o más, tragó saliva e intentó hablar. Balbuceó un poco y eso hizo que todo sea peor en su primer día de clases.

—¿Qué? ¿Qué pasa? Nadie te va a juzgar, dale... Además tengo que continuar mi clase —dijo un poco cansado el profesor. Harold lo miró y asintió, notó también que además de tener unos anteojos ridículos, también tenía unos bigotes muy desprolijos.

—Ho-hola... Me llamo Stu-Stuart Harold Pot —y eso es lo único que alcanzó a decir y decidió irse a sentar en el primer lugar que vió vacío. Mala elección.
Detrás de él estaba Murdoc Niccals, un mal estudiante, ya tenía 19 años, repitió. El que los profesores solían molestarlo los primeros años y un día le pegó una patada al tablero y él decidió molestarlos a los profesores. Convirtiéndose así en un mal alumno.
Si, se la pasó molestando a su compañero de cabellera azul toda la hora diciendo "hey, ¡hey! Stu-Stuart, ¿dónde te hiciste eso? ¡hey! contesta, niño de papi". Harold realmente estaba un poco asustado por ese compañero, pero no podía moverse ahora.
Y la jornada educativa terminó y Pot no pudo escapar de su compañero.

—¡Gracias a Lord Satanás que te encontré! —dijo una voz detrás del peliazul, alguien le estaba tocando el hombro. Miró y era una mano morena de uñas largas, su cuerpo se dió vuelta en dirección a su compañero, tuvo miedo.

—Me ignoraste todo el día, ¿creíste que eso te salvaría? Obvio que no. Ahora, Pot, Dime ¿cómo mierda te hiciste eso? —preguntó Murdoc, señalando al izquierdo de Stuart que estaba completamente negro. ¿Dónde está la educación?, se preguntó Harold.

—¿Cómo te llamas? —habló Stuart, su ajeno hizo una expresión dando a entender que se había olvidado algo.

—Murdoc, Murdoc Niccals —se presentó el azabache, el menor extendió el brazo, la señal para estrechar las manos. El moreno echó una risa y estrechó de manos con él.
Un auto rojo estacionó frente a ellos y tocó bocina, había un señor gordo con traje dentro de él, era el padre de Stuart.

—Bueno me tengo que ir, Niccals —se despidió Stuart.

—¿Qué? Oh, no ¡espera! —pero no esperó.

holaaaa, es muy cliché ésto de historias del instituto y qué sé yo, pero nunca hice uno yyy bueno, es el primero, ésto es sólo una muestra si les gusta lo continuaré

delincuentes;; studocDonde viven las historias. Descúbrelo ahora