cuatro: el bajista.

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La llegada a la casa de Murdoc todavía era algo de qué temer, al pensar en esa navaja en su cuello sobretodo ¿qué le esperaba hoy?.
En la primera habitación que daba a la entrada se encontraba un rostro nuevo, era una chica que, a decir verdad, era preciosa. Stuart lo primero que pensó fue que era la novia de Murdoc.

—¿Quién es ese? —ni un hola dijo la muchacha. Malos modales, el tipo perfecto para Murdoc.

—Stuart Pot, un niñito que vino a hacerme la tarea, ya sabes el repuesto del Ralla —¿Ralla? ¿Quién era ese?.

—Ah... Ya era hora, el Ralla era feo y hasta a veces me miraba el culo —contaba la chica de cabellera negra, luego dirigió sus ojos negros a Stuart y se acercó —. ¿Cómo te llamas, guapo?.
Antiguamente las chicas no le podían dirigir la palabra a Pot debido a su particular belleza, dado al caso la supuesta novia de Murdoc esté coqueteando con él y éste siquiera dijo nada.

—Stuart, Stuart Pot —contestó el peliazul, la chica le sonrió y le guiñó el ojo, posteriormente Murdoc hizo un bufido.
En la habitación de Niccals, el menor decidió preguntar a cerca de esta muchacha ya que había actuado algo atrevido con él.

—Hey... Niccals ¿esa chica quién era? —preguntó Stuart, su compañero quién estaba en la ventana fumando y mirando a la gente pasar giró su cabeza en dirección a el menor.

—Ah, mí hermana. Nos llevamos cuatro años ¿por? —cuestionó con total tranquilidad, como la semana pasada; a comparación de cuando estaba en el instituto Murdoc en su casa realmente era un chico muy agradable, eso le gustó a Stuart.

—Oh, nada —rió nervioso Pot —, creí que era tu novia —contó y el moreno largó una carcajada tan alta que retumbó por toda la casa, eso arruinó algo la pequeña fantasia de Stu que trataba sobre un Murdoc tranquilo y demás cosas positivas, olvidando quién era en realidad.

—Somos medio hermanos, diferente madre —le contó a su compañero. Stuart asintió, él era hijo único y siempre quiso un hermano o hermana. Sacó sus cuadernos y le comenzó a redactar de otra forma sus tareas al moreno, no le llevó más de una hora; tenía tal rapidez para la escritura ¡se podría decir que era bueno con los dedos!.
Finalmente volvió a mirar al dueño de la casa, quién continuaba fumando mientras veía a la calle como si fuera una señora, posteriormente observó la habitación: revistas de chicas desnudas y revistas de bandas, pósters de bandas y también de chicas desnudas, algunas "tonterías" que tenía cualquier adolescente, como un cubo Rubik a medio hacer, una montaña de ropa sucia, unos discos, una radio y demás. Por último posó su vista sobre un instrumento, un bajo color bordo. Stuart sonrió ¿quién lo diría? Murdoc Niccals tocaba el bajo, bueno era algo normal que los adolescentes toquen algún instrumento, sin embargo de él no se esperaba.

—¿Tocas el bajo o es decoración? —preguntó Pot, el moreno se volteó.

—Claro que sé tocar ¿qué te crees? ¿Qué soy un imbécil? —cuestionó, lo que en realidad a Stuart si le parecía un imbécil.

—¿En serio? ¿Puedes tocar algo? ¡Por favor! —suplicó el de cabellos de color, Murdoc asintió y se dirigió a su bajo bordo.

—Se llama Paula mí preciosa. En honor a la novia robada que me prestó su dinero para éste bebé ¡la ingenua creyó que iba a ser en serio! —rio el bajista —. ¿Sabes tocar algo, Stu?.
Otra vez había dicho Stu.

—Oh... Bueno, iba a clases de piano —contestó Stu, su ajeno sonrió.

—Uh... Bueno no tengo ningún instrumento de teclado para que acompañes ¡Un, dos, tres! —y comenzó a tocar una canción que Stuart no conocía, pero le había parecido tan genial que siquiera le importó, había sentido que Murdoc era algo "mágico" hasta incluso pensó en considerar que éstos fueron los mejores minutos del año.
Terminó la canción y Stuart sonrió, le comentó que fue lo mejor que escuchó y eso hizo que Murdoc riera nervioso ¡por primera vez!.

—Me gustaría escucharte otra vez —confesó Pot avergonzado, el moreno le dió una calada al cigarrillo y se lo volvió a colocar entre los labios por unos segundos para volver a retirarlos y así hablar.

—A mí me gustaría escucharte tocar algo —dijo sin mirarle a los ojos a Stuart.

—¿Dónde aprendiste a tocar así? —preguntó Harold.

—Hay cosas que no cuento, Stu —respondió Murdoc. Stuart asintió, el aura de misterio que dió causó algo de interés en Pot hacía Niccals, quizá él sea otra persona totalmente diferente y eso intrigó demasiado al peliazul.
Tuvieron una larga charla que hizo al tiempo realmente volar y se despidieron lo más rápido posible, aunque Stuart se negó a ser acompañado un par de cuadras, Murdoc lo hizo igual porque "si te apuñalan o roban por aquí ¡no podrás hacer mis tareas!" Era bastante razonable.
Llegó el pequeña Pot a la casa y se sintió un humo diferente, era David que por primera vez estaba con la pipa dentro de la casa, que suertudo Stuart Harold Pot ahora ya no importaría si viene con olor a cigarrillo en la ropa o cabello.

—Hola, llegué —avisó el peliazul.

—Un poco tarde ¿no crees? —Cuestionó el hombre gordo que ésta vez no llevaba traje.

—Oh, si... Bueno a mi compañero le costó un punto... —Mintió, en realidad hablar con Murdoc era muy agradable, lo que a Stuart no le gustaba mucho reconocerlo ¡incluso pensó comenzar una amistad totalmente prohibida!.
David gruñó y siguió con lo suyo, Harold suspiró aliviado mientras se encaminaba a su habitación a descansar de todo, o recordar lo que vivió hoy. Que sensación extraña le recorrió por el cuerpo a Stuart en pensar la naturalidad de Murdoc en fumar o verlo tocar el bajo, realmente se sintió algo único, que Niccals le tocó a él.
Ahora Stuart estaba interesado en un muchacho y quería ser amigo de un delincuente, algo que jamás se aceptará.

eu cómo va la historia? se ve forzado o raro algo? bajó la calidad de escritura? xfa digan

delincuentes;; studocDonde viven las historias. Descúbrelo ahora