siete: amistad prohibida.

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La mañana del sábado fue rápida, Stuart se ducho y cepilló los dientes y bien se levantó, se había acostado vestido junto a su amigo. Estaba muy nervioso porque sus padres podrían llegar en cualquier momento y tenía que eliminar cualquier evidencia de que hubo un intruso en su casa. Murdoc estuvo dormido hasta después de la ducha de Pot, él lo intentó despertar con cuidado aunque lo observó un rato dormir, se sintió raro por unos instantes y lo despertó. Murdoc no entendió por un segundo dónde estaba, algo que le pareció tierno y gracioso a Stu.

—Mierda ¿qué hora es? —preguntó Niccals.

—Buenos días Murdoc, son las diez y media —contestó Pot, su ajeno rodó los ojos por primera vez delante del peliazul.

—Joder Stuart, es muy temprano déjame una horita más —dijo el mayor acurrucándose otra vez en la cama de Pot, realmente tuvo mucha confianza en hacer aquello en casa ajena siendo la primera vez estando allí.

—Murdoc, te recuerdo que mis padres podrían volver en cualquier momento, así que antes de que regresen tienes que irte o van a querer separarnos —advirtió Stuart, su ajeno salió de la cama de un salto y exclamó un "tienes razón", posteriormente se calzó sus borcegos, agarró el arma de fuego que dejó en la mesita de luz y se la acomodó dónde ayer la tenía, finalmente se colocó un cigarrillo en la boca y...

—Abrí todas las ventanas, perfumé la casa, me bañé y lavé la ropa para que no haya olor a tabaco, no fumes ahora joder, sal al patio —era la primera vez que Stuart decía groserías sin razón alguna, su ajeno lo miró y lanzó una carcajada, Pot alzó una ceja.

—Lo que pasa es que maldición, es gracioso cuando insultas —siempre decía lo mismo Murdoc, Stuart bufó y otra vez tenía un leve rubor en sus mejillas de porcelana.
Cuando llegó la despedida, el de cabellera azul se sintió algo raro, había pasado un buen tiempo junto a su amigo. ¿Amigo? Realmente ese término también asustaba a Stuart, ya que Murdoc le resultaba algo peligroso en tanto en su naturaleza violenta y fuera de lugar y que puede ser descubierto por sus padres juntandose con alguien así, porque Pot y Niccals estaban atados.

Los padres de Stu llegaron a eso de la una de la tarde, por suerte no llegaron tan temprano. No sospecharon nada de nada, fue aliviador para el menor quien estuvo nervioso durante todo el día; había cometido un delito, un crimen que nunca se hubiera atrevido y tampoco entendió por qué se había atrevido a ello. Quizá es que finalmente quiero tener una buena amistad como la de Russ, pensó Stuart, incluso podré hacer que se conozca con mis padre y fingir que "es un chico bueno".
Lo estaba decidiendo, Stuart quería que sus padres conozcan a Murdoc y así continuar su reciente amistad, su amistad prohibida, se sintió cómo si fuera Julieta de Romeo y Julieta, quizá la historia sea Murdoc y Stuart donde dos jóvenes quieren armar una amistad y los padres de Stuart no lo aceptarían, aunque eso fue una comparación mala, ya que Pot sabía muy bien que a los padres de Niccals les daría igual. ¿Quiénes eran los padres de su amigo?.

—¿Te cuento una historia? —preguntó la hermana de Murdoc que se había acercado a hablar con Stu en el receso, ella llevaba el apodo de "Noodle". Era lunes otra vez y Stuart estaba muy ansioso por el viernes, ¡otra tarde de amigos!.

—¿Cuál? —preguntó Stu, su ajena sonrió.

—Una chica quiere conocerte y más te lo que crees, salen y te conviertes en alguien menos interesante ¿qué dices? —preguntó Noodle, quién se encontraba en frente de ella alzó una ceja —. ¡No me malinterpretes! No soy yo, obvio que no... Murdoc me dijo que no debía meterme contigo.
Pot sonrió.

—Pero no se lo dijo a todas las chicas del instituto y... Da la coincidencia de que soy una chica solidaria —le sonrió al de cabellera azulada.

—No estoy interesado en nadie, lo siendo Noodz. Las chicas son una pérdida de tiempo —se explicaba Stuart.

—¿Mi hermano te convenció que no debes entrar en ese campo o qué? —cuestionó Noodle, Stu alzó una ceja.

—¿Eh? Joder, claro que no ¿por qué lo haría él? —Noodle no le contestó, se encogió de hombros y se pegó la vuelta. Stuart se encontraba totalmente confundido, claro sabía muy bien que él era un gran punto a favor para Niccals y el caso de que comenzara a fijarse en las chicas haría que, primero, él no le preste atención a Murdoc para cuándo éste la necesite y, segundo, meterse en un juego que su amigo ya era casi campeón.

Realmente todo marchaba muy bien, las notas de Stuart eran muy altas, sus padres no sospechaban ni un poco sobre lo que sucedió el viernes e incluso Murdoc compartía bastante tiempo junto a Pot en los recesos y almuerzos, Niccals como ya se ha dicho una y otra vez, era muy buena compañía para nuestro pequeño azul. Lamentablemente sólo pasaban muy poco tiempo juntos o eso pensaba Harold, estaba ansioso por los viernes, le gustaba oir a su amigo tocar el bajo, pasaron bastantes viernes luego del incidente con Hannibal en los que se escuchó su bajo mientras ambos fumaban, hasta que un día se oyó una invitación atrevida: ¿vamos al baño a fumar?. Quizá éste sea mal camino para Stu, pero le generaba altos niveles de emociones que lo hizo adicto pasar tiempo junto a Niccals.

—Sabés —habló Murdoc quitándose el cigarrillo de sus labios morenos, su amigo lo miró y alzó ambas cejas.

—¿Qué? —preguntó Stuart copiando lo mismo que su compañero. Se hizo un silencio, un muchacho había entrado; iba a orinar y el ruido de líquido callendo fue un poco incómodo, sobre todo si estaba justamente en frente de ellos. Pot miró a su compañero que miraba fijamente al muchacho, posteriormente se miró al espejo del baño, pensó que se veía algo rudo, frío. Esa camisa un poco desabrochada y quizá sería el más atractivo de todo el instituto, después de Niccals claramente ¡en realidad eso era lo que pensaba él porque no tiene razón, él es el más atractivo de todo el instituto!.
Cuando el muchacho se retiró del baño, Murdoc volvió la vista a Stuart.

—¿Qué te iba a decir? —se preguntó a sí mismo —¡Ah!.
Stuart alzó una ceja.

—¿Sabés Stu? Realmente te ves atractivo con un cigarrillo en la boca —dijo Murdoc, Harold se quedó mudo por unos instantes y rió un poco nervioso, sintió que el calor consumió su cuerpo, tenía un poco de rubor.

—Que estupidez, el cáncer de pulmón no es lindo —es lo único que dijo Stuart.

—Mh... Bueno, mañana es viernes —cambió de tema rápidamente Murdoc —, no traigas tú mejor camisa porque uno me debe dinero y me tendrás que acompañar.
Ahí se terminó el aura armoniosa que sentía con Niccals. Finalizó el receso y tiraron los cigarrillos.
Obvio que Stuart estuvo nervioso todo el día luego de eso, joder, estaba muerto de miedo.

delincuentes;; studocDonde viven las historias. Descúbrelo ahora