doce: bebé en llamas. [ESPECIAL]

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Luego de unos largos días intentando convencer a sus padres para dejarlo ir a una fiesta de secundaria, consigue el permiso.
Estaba aterrado, era la primera vez que iría a una fiesta que no tenga que ver con su familia. Los nervios y pulsaciones le recorrían por todo el cuerpo al pensar que estaría Murdoc junto a él, junto a ese muchacho que a lo largo de todo éste tiempo ha hundido el comportamiento de chico bueno por completo a un chico bueno de apariencia. Algo así como... Ser miembro de un grupo poco legal.
No le temía a Murdoc, sino lo que sucedería con él, ésta noche podría cambiarle la vida. O no.
Algunas de esas oraciones pensaba Stuart mientras se arreglaba, su padre estaba algo molesto sobre el tema ya que luego de tantos años de paz en el matrimonio, discutió con Rachel sobre la libertad de Harold, ella tenía razón y el no quería aceptarlo.

Pot se estaba colocando una camisa rosada de mangas cortas, tenía un pantalón negro apagado y, para combinar, medias rosas. Si, su color favorito era el rosa ¡le hacía lucir más hermosa su cabellera azul vibrante! ésto tampoco lo aprobaba David, él prefería colores más varoniles como el beige o gris, colores de hombre aburrido.
Stu se veía divino, Rachel había ojeado un poco de cómo se había vestido por el espacio que tenía la puertas ya que Harold la dejó a medio cerrar, según ella él se veía maravilloso, era su muchachito especial vistiendose para prepararse a una ocación muy especial de su vida: socializar en una fiesta. Aunque Rachel había ganado la batalla contra David, Stu no debía emborracharse, incluso tuvo que obligarlo aunque caer bajo los efectos del alcohol jamás fue plan de Harold.
El pequeño Pot se presentó a la sala, eran aún las cinco de la tarde. Su madre lo miró y le sonrió.

—Luces encantador —fue lo primero que dijo Rachel, su padre prefirió ignorarlo.

—Gracias madre —contestó Stuart muy contento, luego le dió un abrazo muy cálido y se mantuvieron así unos minutos. "Cuídate" le musitó al oído la mujer, parecía que se marchaba a la guerra por el nivel de drama que se manejaba en el ambiente. Harold se apartó de su madre y se dirigió a la puerta para, finalmente, irse a la casa de Murdoc y luego a la fiesta.

—Harold ¿no llevas abrigo? —preguntó Rachel y éste negó repetidas veces con la cabeza.

—No mamá, no creo que haga tanto frío ésta noche —le contestó el chico de melena azul y en segundos se fue.
La caminata hasta la casa de Murdoc era bastante lenta, Pot era muy ansioso por lo general, sin embargo lo era más sí se trataba de Murdoc y sí le sumamos que habrá una ocación especial, aún más.
Murdoc se hallaba en el patio de su casa, estaba sin camiseta, dejaba ver su torso un poco trabajado y delgado. Estaba fumando, se veía muy atractivo fumando porque cuando lo hacía estaba tranquilo. En éstas ocaciones Pot entendía por qué su amigo era bueno con las mujeres, ya unos metros cerca Niccals le dirige la mirada hacía Stu, éste estaba nervioso. El moreno le sonríe, por Dios sí Harold pudiera cambiar de estado, ahora sería líquido ¡esa sonrisa seductora lo derretía a Pot y él no lo sabía!.

—Satanás, ¿tenías que vestirte así? ¿No tienes algo que no sea de viejo homosexual? —preguntaba riéndose de Stuart. Maldito Murdoc tienes que arruinarte así, pensaba Pot.

—Primero: hola, segundo: ¿y tú qué? ¿vas a ir así a la fiesta? ¡apuesto que ni te has bañado! —se rió Pot, Niccals también lo acompañó en la risa.

—¿Por qué no ir así? Sólo me tengo que poner una chaqueta, llevar cigarrillos, mi encendedor y unos condones por sí pasa —contestaba Murdoc, Harold se quedó callado. Él no pensaba mucho en que su amigo era sexualmente activo y que no era un chico como él que se la pasaba en casa con sus padres, a veces sentía envidia y a veces sentía rabia ¡Murdoc no podía tener sexo con nadie! ¡Ni con mujeres, ni con hombres! Niccals tenía que ser sólo el amigo de Stu o éste terminará muriendo, muriendo de celos.

—Bueno, entra a la casa que te daré una chaqueta para que dejes de parecerte a un viejo pusilánime —habló el moreno y el menor asintió. Dentro de la habitación de Niccals éste se colocó una chaqueta de cuero, llena de tachas puntiagudas, parecía nueva o no tenía mucho uso. A Pot le entregó una chaqueta un poco menos llamativa, al menos no lucía vieja. Al verse al espejo con esa vestimenta mientras fumaba se sintió el hombre más hermoso sobre la faz de la Tierra, sin embargo miró a Murdoc quién también lucía muy bien y Stu sólo se sintió más atractivo de costumbre.

—Vamos bebé, dejá de mirarte en el espejo que te quiero enseñar algo —Dijo el moreno desde el marco de la puerta ¿en qué momento se halló ahí?. Stu lo miró y se dirigió hacía él, lo siguió hasta un garage y allí estaba, un auto negro descapotable; en el capó tenía dibujada unas llamas de fuego increíbles. Era un vehículo que Stuart se imaginaba que podría conducir Murdoc.

—¿Te gusta? —preguntó Niccals.

—Es algo que tu amarías —contestó Pot, Murdoc sonrió y Stu quiso demostrar su afecto por alguna razón. Se quedó en su molde.

—Anda, sube iremos en ésto.
Se veía totalmente impecable el auto, parecía nuevo, quizás lo era.
La llegada a la fiesta se sintió rara, ya eran las ocho y había oscurecido. ¿Pasó tanto tiempo desde que Pot salió de su casa? El tiempo con Murdoc volaba, sobretodo porque habían pasado a charlar con los amigos o asociados a Niccals, nada relevante pero estuvieron un rato, quizás una hora o dos.
Finalmente, Stuart Harold Pot estaba pisando una fiesta por primera vez en sus 18 años. Sin embargo no sabía que hacer sí Murdoc no estaba con él.

—Vamos a tomar algo —fue lo primero que dijo Niccals y fue lo que hicieron. Era la primera vez que Pot bebía alcohol a lo largo de su vida, temía por terminar emborrachándose y hacer alguna tontería. No se percató en ningún momento de que su compañero ya había bebido lo suficiente como para verlo con las mejillas un poco sonrojadas, lucía tierno "Voy por más y vuelvo" fue lo que dijo antes de desaparecer entre la gente, Stu miro a su alrededor y se sintió pequeño.

No se dió cuenta Pot y ya se encontraba charlando con gente que nunca se había cruzado, estaba haciéndolos reír por alguna razón que él mismo todavía no comprendía y Murdoc aún no estaba a su lado. Estaba contento porque pudo socializar con extraños luego de mucho tiempo y hacerlos reír, sin embargo poco a poco caía en la cuenta de que se estaban riendo de él ¿Dónde has ido Murdoc? Pot se apartó de ese grupo molesto, estaba por entrar en un ataque de pánico, no encontraba  a Murdoc.
Se sentía raro y la música retumbaba por todos lados, estaba mareado ¿Cuánto había bebido? ¿Qué hora era?. Ese ritmo bailable y esa frase que retumbaba en su cabeza; bebé en llamas o baby's on fire, cosa sin importancia.
Había más gente amontonada y alborotada en el patio, Harold se acercó porque quizás estaría Murdoc con ellos. No se equivocaba, éste estaba sobre alguien más; sus manos morenas estaban rojas y la cara de aquel muchacho estaba toda ensangrentada. Lo iba a matar.

—¡Para Murdoc, para! —gritaba Stuart, lo raro se le había ido e intentaba apartar a Murdoc de aquel pobre chico ¿A caso nadie se le ocurrió parar a Niccals?.  Pot estaba muy asustado.

—Éste pedazo de mierda me delatará y a tí también —contestaba totalmente enfurecido el moreno, "por favor, para" continúo Pot, Murdoc se paró y escupió al muchacho que yacía en el suelo, sobre el pasto empapado de rocío y transpiración.

—Vamos corre van a matarnos sí seguimos aquí —decía Murdoc tomando de la mano a Stu, rápidamente se subieron al descapotable negro de Niccals y éste lo encendió. Pot en ese momento estaba procesando lo sucedido y no tuvo tiempo para pensar que su compañero estaba conduciendo borracho.
Aún el cielo estaba todo estrellado, Niccals se estacionó en un descampado.

—Tengo algo para beber, una botella de vino que siempre llevo en el auto ¿Quieres? —preguntó Murdoc, Stu aceptó sintiendo que esa propuesta era compensación de haber arruinado su primera vez en una fiesta. No sabía qué ésta noche una a ser inolvidable.

Habían acabo las botellas, bajo la luz nocturna que daba la luna y las estrellas Murdoc aún se veía hermoso, quizás fue el alcohol o no, sin embargo Pot fue quién dió el primer paso y, de un momento a otro, sus labios estaban unidos en un tierno primer beso, estaba besando a su mejor y único amigo. Al final, el romance duró unos minutos de beso, el calor y las ansías de Niccals hicieron a Pot sentirse un bebé inocente, un bebé en llamas. Conociéndose poco a poco los cuerpos y su pieles apegándose, ambos en llamas conociéndose la profundidad de sus corazones o al menos la profundidad de Stuart, quién por momentos sentía que iba a morirse luego de entregar su alma a su único amigo, a un delincuente.

uwu especial xq
dura más q otros
capitulos

delincuentes;; studocDonde viven las historias. Descúbrelo ahora