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LA TRIPULACIÓN DE LA lanza roja veía con ironía a los cristianos que mantenían sus espadas en alto, mientras que los paladines observaban con terror a la tripulación de la Lanza Roja quienes esperaban algún movimiento del enemigo para poder atacar

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LA TRIPULACIÓN DE LA lanza roja veía con ironía a los cristianos que mantenían sus espadas en alto, mientras que los paladines observaban con terror a la tripulación de la Lanza Roja quienes esperaban algún movimiento del enemigo para poder atacar. Sin embargo, Ivar se adelantó gritando unas pocas palabras en nórdico mientras que con su hacha golpeaba el centro de su escudo. El resto de vikingos se unió golpeando el mismo centro del escudo esperando indicaciones de la capitana, pero fue suficiente con un grito de la misma.

Guerreras y guerreros empuñaron en alto sus armas junto con un eufórico grito para comenzar a correr en dirección del enemigo cristiano. Rápidamente empezó la lucha de para poder saquear el pequeño campamento improvisado, como ya habían hecho anteriormente luego de luchar contra los guerreros de Cumber. Por otro lado, Ivar, embestía su espada contra un paladín que parecía ser mejor guerrero que el resto de sus compañeros, pero eso no derrotaría al vikingo. Las espadas chocaban cada que se encontraban, pero Ivar se concentró en desviar los ataques para distraer al paladín y con solo girar rápidamente alrededor del hombre al cual aturdió empujándolo con su propio escudo, y finalmente clavó la espada perforando algún órgano del paladín.

El vikingo continuó caminando por el pequeño campo de batalla esperando acabar de una vez con los paladines, pero una lluvia de flechas captó su atención provocando que sonriera y gritara nuevamente en su idioma alertando a sus compañeros.

— ¡Escudos! — exclamó colocando su escudo por sobre su cabeza y torso.

De esta forma corrió por el lugar buscando refugio y alertando a sus compañeros, pero se detuvo en cuanto sintió el peso de algunas flechas golpear el escudo y una enterrarse en su muslo. Jadeante intentó cubrirse nuevamente con su escudo y sentarse tras una madera, pero los paladines se multiplicaban rodeando a los guerreros.

— ¡Retirada! — comenzó a gritar Dof alertando a sus compañeros sin percatarse de su amigo.

Ivar al escuchar el grito bajó el escudo para dirigir su mirada a su alrededor notando a sus compañeros retirarse del campo, aún no era hora de morir y por ello tiró con fuerza la flecha quitándola de su muslo para escapar con mayor facilidad, pero los paladines al ver su presa intentar escapar elevaron sus arcos y uno de los paladines disparó en contra del vikingo quien vio la flecha clavarse a su lado.

— ¿Creen que me pueden matar? —preguntó seguido de una risa frunciendo su ceño.— Adelante...¡Mátenme!— gritó una vez más manteniendo esa sonrisa burlona en su rostro.

El grito alertó a la tripulación de la Lanza Roja que se detuvieron al instante para socorrer a uno de sus líderes -claro que un rango más abajo de la capitana- por órdenes de la mujer castaña. Se escondieron entre los árboles, unos alzados sus arcos para atacar a los paladines y así socorrer al vikingo, pero el espectáculo que comenzó a dar Ivar comenzaba a asustar a los cristianos.

— No pueden matarme.— dijo una vez más para comenzar a ponerse de pie alertando a los paladines y uno de ellos soltó su flecha esperando dar en Ivar, pero él gracias a sus reflejos logró esquivar la flecha que terminó por clavarse en el ojo derecho de un paladín.— Que buena puntería, amigo.

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