Resplandor

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Era de madrugada, y la habitación de las tres guerreras estaba envuelta en un silencio inquietante. Los lujosos adornos que rodeaban el espacio eran un testimonio del honor que la princesa Kakyuu les había otorgado por su valentía en la batalla galáctica. Sin embargo, esa misma opulencia no podía ahogar los susurros del corazón de Fighter, quien se debatía entre el deber y el amor.

Cada una de ellas estaba atrapada en sus pensamientos, recordando los días en que eran la famosa banda juvenil "Three Lights". Fighter, sin embargo, sentía que el peso de esos recuerdos se volvía insoportable. Había meditado toda la noche sobre su decisión: quería regresar a la Tierra y permanecer allí como Seiya Kou. Sabía que esto traería problemas; sus hermanas probablemente se opondrían, argumentando que debía dejar a Serena ser feliz. Pero el amor que sentía por cuya princesa era más fuerte que cualquier juramento.

Con el amanecer, cuando los primeros rayos de sol comenzaron a iluminar la habitación, Fighter rompió el silencio con una voz firme.

—Voy a ser directa: he tomado una decisión. Espero que me apoyen.

Healer, sorprendida y sarcástica, respondió:

—Déjame adivinar: ¿quieres irte, verdad?

Maker intentó defenderla:

—Cállate, Healer. Fighter no abandonaría a la princesa; es nuestra líder.

Fighter bajó la mirada, sintiendo cómo su corazón se desgarraba.

—Vaya que comes bien para adivinar, Healer. Sí, estoy decidida a irme. No puedo seguir aquí como si nada pasara dentro de mí. Estoy enamorada; ¿acaso no lo entienden?

Healer sintió una mezcla de ira y preocupación por su hermana.

—El amor, el amor... ¡Ja! No me hagas reír. Solo quieres sentirte nuevamente adorada por esas terrícolas. ¿Acaso crees que no recuerdo los días que vivimos allá? No eres la única que ha dejado algo atrás.

Maker, atónita ante las palabras de su hermana, intervino:

—¿Por qué no te olvidas de una vez por todas de Seiya Kou? ¿Cómo puede ser tan importante para ti más que la princesa Kakyuu a quien le juramos lealtad? Me decepcionas, Fighter.

Fighter sintió cómo su determinación crecía ante las dudas de sus hermanas.

—No soy cobarde como ustedes; dicen amar pero no luchan. Y tú, Healer, sé que amas a Mina aunque no lo demuestres.

Healer se sintió confrontada y comprendió que había estado huyendo de sus propios sentimientos. Con un nuevo sentido de propósito, decidió acompañar a Fighter a hablar con Kakyuu.

En los aposentos reales, Kakyuu no había podido dormir. Los recuerdos de su amado inundaban su mente como estrellas fugaces cruzando el cielo nocturno. De repente, un suave golpe en la puerta interrumpió sus pensamientos.

—Adelante —dijo con voz serena.

Las tres guerreras entraron y se arrodillaron ante su princesa. Kakyuu notó la tensión en sus rostros y les habló con dulzura.

—No tienen por qué decírmelo... Sé que su luz ya no es la misma desde que llegamos a este planeta.

Sus ojos brillaban con lágrimas contenidas mientras las guerreras miraban con admiración y tristeza.

—Gracias, princesa; usted es un ángel lleno de bondad —dijo Maker con devoción.

Kakyuu sonrió suavemente.

—No me den las gracias; han hecho suficiente por mí. Si no fuera por ustedes, yo no estaría viva.

Maker dio un paso adelante, llena de determinación:

—Ha sido un honor ser sus guerreras; procederemos a dar nuestro broche de transformación...

Pero Kakyuu la interrumpió con una mirada seria.

—No me devuelvan nada; ya sabía que esto pasaría. Por eso tengo una nueva guardia real: hoy proclamo que su nueva princesa es "Sailor Moon", es decir, "Serena".

Las guerreras se miraron atónitas.

—Pero princesa...

Kakyuu levantó una mano para silenciarlas.

—No hay "peros". Ahora vayan, mis estrellas fugaces; cubran el universo con sus hermosos resplandores.

Afuera del palacio, Fighter sintió una mezcla de tristeza y esperanza. Sabía que debía luchar por su amor por la princesa de la luna y ahora también entendía por qué  estaba destinada a brillar como nunca antes lo había hecho. Las tres guerreras se miraron entre sí con determinación renovada; estaban listas para enfrentar cualquier desafío en nombre del amor y la amistad.

Mientras se alejaban del palacio bajo el cielo estrellado, cada una comprendió que el verdadero amor requiere valentía y sacrificio. Con corazones llenos de esperanza, sabían que estaban listas para luchar por lo que realmente deseaban: un futuro donde cada uno pudiera ser feliz y libre para amar sin restricciones.

Entre El Deber Y El Deseó  (Lectura Erótica) Multi ShipDonde viven las historias. Descúbrelo ahora