Palomitas y soda

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POV Seiya

Después de la confesión de Bombón, una tristeza palpable se había apoderado de su mirada. Verla así me desgarraba el corazón. Decidimos ir al cine, un intento de escapar de la pesada carga emocional que llevábamos. Elegí una película de comedia, con la esperanza de que una risa pudiera iluminar su rostro, esa sonrisa que siempre había sido mi faro en momentos oscuros.

—Espera aquí, Bombón —le dije con una sonrisa, tratando de transmitirle un poco de optimismo—. Te traeré palomitas y sodas. No tardaré.

Mientras me alejaba, sentí una mezcla de ansiedad y determinación. Quería que esta noche fuera especial para ella, un pequeño respiro de su dolor. Las palomitas y las sodas eran solo un pretexto; mi verdadero deseo era que ella sintiera que no estaba sola, que podía contar conmigo.

POV Taiki

La fiesta se sentía interminable y aburrida. Mis hermanos, Seiya y Yaten, habían desaparecido, y la música estridente solo acentuaba mi desinterés. “Quizás están entretenidos con alguna mujer”, pensé, mientras decidía distraerme. Caminé unas cuadras cerca del parque n°10, recordando que había un cine no muy lejos. Entré y elegí un estreno, ya que las otras películas no eran de mi gusto.

Al entrar a la sala, mis ojos se posaron en una figura familiar, Serena, sola en un asiento. La alegría me invadió al verla.

—¡Princesa! —exclamé sin dudarlo, acercándome rápidamente.

Serena levantó la vista y su rostro se iluminó con una sonrisa que me hizo sentir cálido por dentro.

—¡Taiki! ¡Qué gusto verte! —dijo mientras me abrazaba fuertemente.

Me ruboricé ante su calidez; nunca esperé esa reacción de ella. Era un momento sencillo, pero lleno de significado.

—Pensé que solo Seiya había vuelto. ¿Está Yaten aquí también?

—Claro que sí, mi princesa —respondí, sintiendo cómo el calor subía a mis mejillas. La forma en que me llamaba "princesa" me hacía sentir especial, aunque no sabía si era el momento adecuado para ello.

Serena se sonrojó ante mis palabras.

—¿Por qué me dices princesa? No tienes que ser tan formal. Además, ¿tu princesa es la princesa Kakyuu?

Moví lentamente la cabeza y sonreí.

—Ella lo era antes, pero ahora eres tú. De hecho, ese es uno de los motivos de nuestro regreso.

Serena quedó atónita ante mis palabras, sus ojos reflejaban sorpresa y alegría.

—Vaya, todo imaginé menos eso... ¡qué alegría!

—Mira, la película está por comenzar. ¿Qué tal si nos sentamos?

En ese momento, Seiya llegó, y su mirada se detuvo en nosotros, en la situación comprometida en la que estábamos, abrazados. Pude ver cómo su sangre hervía de celos.

—¿Qué está pasando aquí, Taiki? ¿Por qué tanta confianza? —preguntó con una mezcla de sorpresa y enojo.

—Vaya hermano, hasta que llegas. Solo estaba acompañando a la princesa —respondí con despreocupación, tratando de desviar la tensión.

Serena se sonrojó aún más al darse cuenta de que seguía abrazándome.

—Perdón... qué distraída soy —murmuró avergonzada.

—No te preocupes, Bombón. Sé que no lo hiciste con mala intención... Pero tú, Taiki, te veías muy a gusto —dijo Seiya en tono sarcástico.

—¿Qué tiene de malo que abrace a la princesa? ¿Acaso te molesta, hermano? —respondí, manteniendo la calma.

Seiya bajó la mirada sin decir nada, pero su mirada ardía con una mezcla de rabia y celos. Serena, sintiendo la tensión, tomó nuestras manos y se sentó en medio de nosotros, sujetando delicadamente nuestras manos como un puente entre dos mundos en conflicto.

A pesar de la pequeña escena de celos, la velada continuó con risas y charlas. La noche avanzaba y decidimos llevar a Serena a nuestro lujoso apartamento en el centro de la ciudad. Ella aceptó gustosa; estaba cansada después de todo lo que había pasado.

Una vez allí, se dispuso a bañarse en la hermosa habitación contigua a la nuestra. Mientras tanto, marcó a casa para hablar con mamá Ikuko y avisarle que no llegaría hasta mañana por la tarde. La casa, aunque llena de vida, también parecía un refugio para los secretos que cada uno de nosotros guardaba.

POV Yaten

Estaba abatido, mirando fijamente el horizonte en el muelle. La brisa marina acariciaba mi rostro, pero no podía alejar el dolor que llevaba dentro. No tenía ganas de regresar a mi apartamento y enfrentar las preguntas de mis hermanos sobre lo sucedido con Mina. Recordar sus palabras me desgarraba por dentro.

Flashback.

—Lo sé y lo lamento; sé que no merezco tu perdón y no te lo pediré... Pero quiero que sepas que te quise mucho, Yaten. Pero ese sentimiento se enfrió. Ahora solo te veo como un gran amigo.

Las palabras de Mina resonaban en mi mente como un eco doloroso.

—¿Cómo es posible, Mina? ¿Cómo  demonios cambiaste tanto de un día para otro?

Ella rió descaradamente.

—¿Y qué esperabas? ¿Que te esperara toda una vida como Serena espera a Seiya? No, Yaten; no soy de ese tipo de mujeres. Se nota que nunca me conociste realmente.

No pude contener más las lágrimas; el dolor era abrumador.

—Me has destruido, Mina... Todas mis esperanzas y anhelos se han ido a la basura.

Mina me miró fijamente y dijo:

—No llores, Yaten; mi intención no es herirte. Pero no puedo hacerte creer una mentira. Si quieres podemos vernos, pero sería todo casual; no tengo interés en algo formal ni contigo ni con nadie.

Bajé la mirada con desánimo.

—O sea que me propones ser otro de tus amantes... como los que estuviste hace un rato, ¿no es así? —hablé con ironía en mi voz.

Mina asintió con la cabeza sin inmutarse.

—Efectivamente, querido Yaten. Si estás conmigo tendrás que compartirme; no solo con uno o dos hombres... puede que también con mujeres. Tengo algunas fantasías que me gustaría cumplir.

La rabia creció dentro de mí mientras la miraba con desconcierto e indignación.

—No puedo seguir escuchando tanta estupidez junta... Te creí diferente...

No pude terminar la frase porque Mina me propinó una fuerte cachetada y gritó con rabia:

—¡NO TE ATREVAS NUNCA MÁS A OFENDERME, YATEN!

Sin mirarla más, me di media vuelta y me fui sin decir nada mientras ella gritaba tras de mí:

—¡VOLVERÁS A MÍ ARRASTRÁNDOTE! ¡LO SÉ! ¡TODOS VUELVEN!

Fin del flashback.

Ahora estaba aquí, solo en el muelle bajo el cielo estrellado, sintiendo cómo cada palabra resonaba en mi corazón roto. La noche era oscura y solitaria, y cada ola que rompía en la orilla parecía llevarse un pedazo de mi alma. Sabía que debía encontrar una manera de sanar este corazón destrozado antes de enfrentar a mis hermanos nuevamente. La lucha interna era intensa; el amor y el dolor se entrelazaban, y aunque sabía que debía seguir adelante, cada recuerdo de Mina me mantenía atado a un pasado que ya no podía cambiar.

Entre El Deber Y El Deseó  (Lectura Erótica) Multi ShipDonde viven las historias. Descúbrelo ahora