Chiva

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Haruka corría a toda velocidad, su corazón palpitando con furia y desilusión. Cada paso resonaba como un eco de su traición. "¿Cómo pudo Chiva traicionar la confianza de mi amada princesa?", se repetía, maldiciendo al traidor que había jugado con lo más valioso que tenía. La rabia le consumía, y en su mente, las imágenes de su relación con Michiru se entrelazaban con la decepción que sentía.

Al llegar al edificio donde vivía Darien, Haruka no perdió ni un segundo. Entró al elevador y presionó el botón del cuarto piso con una determinación casi frenética. El elevador, como si se burlara de su ansiedad, subía lentamente. Golpeó el panel con los puños, deseando que el tiempo se acelerara. Cuando las puertas finalmente se abrieron, se dirigió al apartamento 7, cada golpe que daba en la puerta resonando con su frustración acumulada.

—¡Abre, maldito! ¡Tenemos mucho de qué hablar! —gritó, su voz repleta de furia e impaciencia. Pero no hubo respuesta. La soledad del pasillo lo envolvía, y su desesperación crecía.

Continuó golpeando la puerta con más fuerza, hasta que un vecino, atraído por el estruendo, salió a curiosear.

—¿Hey, cálmate! ¿No ves que no está en casa? —dijo el hombre, tratando de calmar la situación. Pero Haruka, consumido por la rabia, no dudó en acercarse, tomando al hombre por su camisa con fuerza y desprecio.

—¿Qué eres tú del malnacido de Chiva? ¡RESPONDE! —exigió, su voz temblando con la intensidad de su ira. La mirada desafiante del vecino solo encendió más su furia.

—¿Y por qué tengo que darte explicaciones? Idiota —replicó el hombre, su tono desafiante haciendo que Haruka perdiera el control. Sin pensarlo, le propinó un fuerte puñetazo en el estómago.

—¡TE HICE UNA PREGUNTA! ¡RESPONDE! INFELIZ—gritó, la adrenalina corriendo por sus venas. El hombre, intentando recomponerse, se puso en guardia, pero no tenía ninguna oportunidad contra la habilidad de Haruka. En un instante, recibió una tremenda paliza, y Haruka lo tomó fuertemente del cuello.

—TE LO ADVIERTO, SI NO ME RESPONDES, TE VA A IR PEOR. SOY CAPAZ DE QUEBRARTE TODOS TUS HUESOS, ¡ASÍ QUE HABLA, IDIOTA! —amenazó, su mirada fija en los ojos aterrorizados del hombre.

Malherido y temblando de miedo, el vecino finalmente habló.

—¡YO NO SÉ NADA, LO JURO! Además, ayer no llegó a su casa desde que se fue una chica de cabello negro largo.

Haruka abrió los ojos como platos ante la revelación.

—¿Sabes su nombre? ¿Qué más sabes? ¡Cuéntame todo o ya verás! —exigió, su voz llena de urgencia.

El hombre, sintiendo la presión, continuó.

—Creo que se llama Rei. Ella no es la única que visita al señor Chiva; también una chica de pelo azul y otra castaña muy bonita. Hace tiempo, frecuentaba a una morena de pelo verdoso y a una chica de cabellos color agua marina, y claro, su novia, la señorita Serena.

Haruka quedó helado, las piezas del rompecabezas comenzando a encajar en su mente. "Michiru tenía razón", pensó, sintiendo una mezcla de alivio y desasosiego.

Soltó al hombre, le tiró unos billetes y le dijo con un tono más calmado:

—Toma, agradezco la información que me diste. Espero que entiendas que tu vecino es un sinvergüenza de lo peor. Quiero que me sigas ayudando. Prometo ser generoso si lo haces.

El hombre, maravillado ante la oferta, asintió sin vacilar.

—Entonces, llámame apenas aparezca, y perdona nuevamente mi actitud. A todo esto, ¿cómo te llamas?

—Me llamo Fidel señor —respondió, mientras intercambiaban números celulares y se despidieron.

En otra parte de la ciudad, Lita se encontraba aún compartiendo con Andrew, su corazón latiendo con alegría. Siempre había estado enamorada de él, y ahora que él había terminado su compromiso con su novia, sentía que el camino estaba despejado.

Andrew la miraba de una manera especial, y eso la llenaba de esperanza. Sin embargo, había un secreto que la atormentaba: había sido amante del novio de su mejor amiga. Esa verdad era una sombra que se cernía sobre su felicidad, y temía que pudiera arruinarlo todo.

Mientras servía café y cortaba un trozo de pastel para él, Lita reflexionaba sobre su situación. "Si tan solo hubiera sido más fuerte, no me habría dejado llevar por el alcohol", murmuró en voz baja, sintiendo una punzada de culpa. Sabía que Andrew veía a Serena como una hermana, y eso complicaba aún más las cosas.

La sobreprotección de Andrew hacia Serena había sido una constante en su vida, y Lita no quería que su pasado interfiriera en lo que podría ser un futuro brillante con él.

Con cada sorbo de café que servía, Lita se preguntaba si podría mantener su secreto a salvo. "No se puede retroceder el tiempo, ¿verdad?", pensó, mientras su corazón anhelaba la oportunidad de construir algo verdadero con Andrew, sin sombras del pasado que amenazaran con destruirlo.

Entre El Deber Y El Deseó  (Lectura Erótica) Multi ShipDonde viven las historias. Descúbrelo ahora