Traición

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POV: Darien

A pesar de que amo a Serena, no puedo evitar la atracción que siento por Rei. Cada encuentro casual se convierte en un juego peligroso, y aunque la culpa me consume después, la adrenalina de lo prohibido es adictiva. He intentado poner fin a esta locura, pero desde que comenzamos nuestra relación, Rei ha sido como una sombra seductora, siempre al acecho.

Mientras intento avanzar con Serena hacia una nueva etapa en nuestra relación, ella parece estar atrapada en su propia burbuja. Nunca me ha dado señales de querer más. En cambio, yo he caído en la trampa de mis propios deseos, acostándome con casi todas sus amigas. La única que ha estado siempre disponible para mí es Rei, y no puedo negar que su habilidad para seducirme es casi hipnótica.

—Si Serena se entera de esto... —pienso mientras me estremezco ante la idea. No puedo perderla; sería el mayor error de mi vida. Ella es pura, inocente, y ni siquiera imagina lo que estoy haciendo.

El sonido de un golpe en la puerta interrumpe mis pensamientos.

—Ya voy —grito mientras me acerco a abrir.

Al abrir la puerta, Rei entra con una sonrisa traviesa.

—Te extrañé mucho, papasito —dice con un tono que me hace temblar.

—Rei, qué sorpresa. Yo también te he extrañado... mucho —miento, sintiendo el peso de mis palabras.

Ella avanza hacia la sala y saca una botella de whisky, sirviendo dos vasos con un movimiento fluido.

—Toma cariño; esto te ayudará a soltarte antes de que empecemos a jugar —dice mientras me lanza una mirada cargada de promesas.

—Siempre tan atrevida, estás muy caliente ¿verdad golosa? —respondo, sintiendo cómo la tensión se acumula entre nosotros.

Después de un trago ardiente, Rei se acerca a mí y comienza a desabrochar mi pantalón. Su toque es electrizante, y antes de darme cuenta, su boca está sobre mí. El placer me abruma mientras me pierdo en el momento.

En otra parte de la ciudad, Serena y Mina caminan hacia el apartamento sin imaginar el torbellino emocional que se desata dentro.

—Rayos, sabes hacer esto muy bien —le digo entre gemidos—. Te has vuelto toda una experta.

—Hoy quiero que me folles fuerte —susurra Rei con voz provocativa.

—Ven aquí entonces —ordeno mientras la tomo por la cadera y levanto una pierna sobre mi hombro. Sus gemidos son música para mis oídos; cada movimiento es pura química entre nosotros.

Pero entonces oímos un ruido fuera del apartamento. Es Serena, acaba de abrir la puerta.

Lo que ve es suficiente para congelar el tiempo.

—Darien —su voz resuena como un eco helado en el aire cargado de pasión interrumpida.

Nos separamos rápidamente. Mina corre hacia Rei y le da una bofetada que resuena como un trueno. La vergüenza inunda el rostro de Rei mientras yo quedo paralizado ante la mirada furiosa de Serena.

—Serena, esto tiene una explicación... —intento decir, pero no logro terminar antes de que ella me golpee con una cachetada que me deja aturdido.

—No quiero verte más. Toma tu mugroso anillo; no quiero nada tuyo, maldito traidor —grita Serena con lágrimas de rabia en los ojos.

Arrodillado ante ella, abrazo sus piernas desesperadamente:

—No, por favor no me dejes. Perdóname; he sido un idiota e infeliz, pero yo te amo, Serena. Siempre lo haré.

—¿Y esa es tu forma de amar? Traicionándome con una de mis guardianas —responde ella con desprecio, su voz cortante como un cuchillo.

—Fui débil; lo admito. Ella se me insinuó desde el principio. Lo siento; no pude resistirme.

Serena ríe amargamente:

—Así que durante años me has visto la cara de idiota. Siempre pensando en tu felicidad y en la de ellas... dejé ir a un hombre maravilloso solo para quedarme con un traidor como tú.

Sus palabras se quedan atrapadas en mi garganta mientras su mirada se vuelve fría:

—Sabes; te perdono porque yo también te engañé.

Las palabras caen como piedras pesadas sobre mí:

—¿Qué? Dime que es una broma —imploro, sintiendo cómo el suelo se desploma bajo mis pies.

—No lo es —responde ella sin titubear.

La ira burbujea dentro de mí:

—Maldita zorra; ¿y así te atreves a reclamarme?

Serena sonríe sarcásticamente mientras saca su anillo de compromiso y lo deja sobre la mesa como si fuera un trofeo perdido.

Luego se vuelve hacia Mina:

—Vámonos; no tenemos nada más que hacer aquí.

Mina asiente y ambas se marchan con dignidad mientras yo quedo solo en medio del caos emocional que he creado. La soledad pesa sobre mí como una losa; he perdido a la única mujer que realmente amé por dejarme llevar por mis instintos más oscuros.

Entre El Deber Y El Deseó  (Lectura Erótica) Multi ShipDonde viven las historias. Descúbrelo ahora