Entre El Deber Y El Deseó (Lectura Erótica) Multi Ship

Llamada inesperada

POV Darien

Intentaba mantener la calma, pero la ansiedad me consumía. Había tomado la decisión de pedirle a Rei que recogiera sus cosas y que no me buscara más. Sin embargo, sabía que eso tendría un alto costo. Rei era intensa; cuando algo se le metía en la cabeza, no se rendía fácilmente.

—Soy un idiota —me repetía—. Sabía que esto pasaría. No tuve el valor de resistir los encantos de sus amigas.

Si tan solo supiera que no solo había estado con Rei, sino también con Setsuna, Amy, Michiru y Lita... Si se enteraba, no me lo perdonaría jamás.

Sin más dilación, marqué el número de Amy. Su inteligencia siempre había sido un refugio en mis tormentas emocionales; tal vez ella podría ayudarme a reconquistar a Rei o al menos a contenerla.

Pero había algo más que me inquietaba: ¿quién era el desgraciado con quien decía que me había engañado?

—Tendré que averiguarlo...

Me cité con Amy en aquella cabaña alejada de la ciudad, un lugar donde solíamos vernos sin levantar sospechas. Ella siempre estaba dispuesta a liberar tensiones conmigo, y eso me fascinaba. Pero debía ser más precavido.

Tomé mi moto y aceleré hacia ese lugar. Al llegar, me di una rápida ducha y esperé su llegada.

POV Amy

Hoy me reuniría con Darien una vez más. Sabía que estaba mal, pero cada vez que estaba con él, me derretía en sus brazos. Era el novio y prometido de mi amiga, pero ¿por qué solo ella podía disfrutarlo?

Estaba cansada de ser su guardiana en esta vida. Aunque siempre le tendría lealtad, no quería ser solo una sombra. Sentía que me había enamorado de él, algo que no se comparaba con lo que había sentido por Taiki.

Al final del día, Darien era el único que me hacía sentir completamente mujer.

Cuando finalmente llegó, su nerviosismo era palpable.

—Hola Darien, ya estoy aquí. ¿Cuál es la urgencia?

—Hola... ¿cómo has estado, hermosa?

Nos sentamos en el sillón de la sala; él parecía más agitado de lo habitual.

—Lamento traerte tan rápido de tu trabajo... tengo que confesarte algo —dijo, evitando mirarme a los ojos—. Engañé a Serena y ella se enteró.

Mi corazón se detuvo por un momento; pensé que todo estaba al descubierto.

—¿Cómo se enteró? ¿Nos siguió hasta aquí? ¡Qué vergüenza!

—No te preocupes —respondió rápidamente—. Me sorprendió con Rei en mi apartamento.

La sorpresa me dejó boquiabierta.

—¿Cuántas amantes tienes? Pensé que era la única...

Darien bajó la cabeza avergonzado y confesó:

—No te mentiré... Aparte de Rei y tú, están Lita, Setsuna y Michiru. Y algunas chicas de los cabarets que frecuento... siempre me protejo...

La revelación la dejó atónita.

—Eres un descarado. Te di mi virginidad y así pagas... Me alegro de que Serena se haya enterado de quién eres realmente.

—No empieces con sermones; sabías que esto era solo diversión —replicó él—. No soy el único culpable aquí.

Bajé la mirada, sintiendo una mezcla de dolor y rabia.

—Solo he estado contigo. Pero fui solo una aventura para ti... Mi único "delito" fue amarte. Pero ya no mereces mi amor ni el de ella.

Darien parecía perdido en sus pensamientos.

—Si realmente quieres recuperarla, necesitarás mi ayuda —dijo finalmente—. Pero quiero algo a cambio.

El la miró con curiosidad.

—¿Qué quieres?

—Quiero ser tu amante para siempre... y madre de tus hijos. Si no aceptas, le diré toda la verdad a Serena y Rinni nunca nacerá.

Su rostro mostró sorpresa ante mi propuesta.

—No me gusta el tono que usaste; parece una amenaza —respondió cauteloso.

—Lo es —confirmé sin titubear—. Pero tómalo como una advertencia.

Darien cerró los ojos mientras pensaba en lo que le había propuesto.

—¿Y bien? ¿Qué dices?

—Antes de cerrar el trato... ¿por qué quieres tener un hijo mío?

—Porque así me aseguro de que cumplirás tu parte del trato; estarás unido a mí para siempre —respondí con firmeza.

Sin pensarlo dos veces, aceptó las condiciones.

Salté a sus brazos llena de alegría, besándolo apasionadamente mientras él correspondía al gesto. La tensión entre nosotros estalló en caricias ardientes; cada roce encendía nuestra química latente.

Mis manos comenzaron a explorar su cuerpo mientras él descendía por mi cuello, su aliento caliente haciéndome estremecer. La anticipación creció mientras sus labios recorrían cada centímetro de mi piel. Cada beso era un recordatorio del deseo acumulado entre nosotros.

Lo llevé al sillón y lo coloqué suavemente sobre el respaldo. Sus ojos brillaban con una mezcla de deseo y vulnerabilidad; era un espectáculo irresistible. Comencé a desabrochar su pantalón lentamente, disfrutando del momento mientras él arqueaba la espalda en respuesta a mis caricias.

Con cada movimiento compartido, nos sumergimos más profundamente en un mar de sensaciones intensas. La urgencia crecía entre nosotros como una tormenta imparable; nuestras respiraciones se entrelazaban mientras nos perdíamos uno en el otro.

Cuando finalmente nuestros cuerpos se unieron en una danza ardiente, sentí cómo todo lo demás desaparecía. Cada embestida era un diálogo silencioso entre nosotros; nuestras almas se fusionaban mientras alcanzábamos nuevas alturas de placer juntos.

Mis gemidos crecieron en intensidad mientras las olas del clímax comenzaban a envolverme; sentí cómo él también luchaba por contenerse ante la explosión inminente de sensaciones.

Con un último empuje lleno de pasión desenfrenada, dejé escapar todo lo que había estado reprimiendo dentro de mí. El éxtasis nos envolvió como un manto cálido mientras ambos alcanzábamos el clímax juntos, perdiéndonos en ese instante fugaz donde éramos solo nosotros dos: dos almas encontrando refugio en la otra.

Finalmente caímos exhaustos sobre el sillón, sintiendo cómo nuestras respiraciones se calmaban poco a poco. En ese momento compartido, comprendí que aunque las circunstancias eran complicadas, este encuentro había sido innegablemente real y apasionado.