Entre El Deber Y El Deseó (Lectura Erótica) Multi Ship

Una jugada maestra

POV Hotaru

Hotaru se encontraba sentada en el living del apartamento, rodeada por un silencio que parecía pesar en el aire. Su mente estaba en un torbellino de pensamientos, reflexionando sobre cómo manejar la situación que se había presentado. Las intenciones de Haruka eran serias, y ella sabía que se había convertido en un obstáculo en su camino. Sin embargo, no estaba dispuesta a rendirse tan fácilmente. La determinación ardía dentro de ella como una llama que no podía ser apagada. Hotaru había luchado demasiado por encontrar su lugar en el mundo y no iba a dejar que nadie, ni siquiera Haruka, la apartara de su objetivo.

Con determinación, se dirigió a su habitación. Abrió su armario y comenzó a hacer una maleta, metiendo cuidadosamente sus pertenencias. Sabía que necesitaba una excusa perfecta para pasar más tiempo con la princesa Serena y captar su atención de una vez por todas. Mientras empacaba, pensaba en las pequeñas cosas que podrían hacerla destacar ante Serena: un vestido colorido, sus libros favoritos, y quizás incluso un pequeño regalo que evocara momentos compartidos. Al amanecer, con la maleta lista, salió del apartamento y se dirigió a la casa de Serena, sintiendo una mezcla de nerviosismo y emoción burbujeando en su interior.

POV Serena

Desperté con los primeros rayos del alba, sintiendo que había recuperado todas mis energías. La luz dorada del sol se filtraba a través de las cortinas, creando un ambiente cálido y acogedor. Me levanté con una sonrisa en el rostro y me dirigí al baño para darme una ducha revitalizante. Mientras el agua caía sobre mí, puse música y comencé a cantar aquella hermosa canción que tanto me gustaba:

“If you had my love and I gave you all my trust…”

La melodía llenó el espacio mientras me dejaba llevar por la música, sintiendo que cada nota resonaba en mi corazón. La letra hablaba de amor y vulnerabilidad, temas que resonaban profundamente en mí mientras pensaba en mis propias relaciones. La canción se convirtió en un refugio donde podía soñar con posibilidades infinitas mientras el agua tibia acariciaba mi piel. Cada verso me hacía reflexionar sobre lo que realmente deseaba: amor verdadero, confianza y la conexión inquebrantable que siempre había anhelado.

POV Yaten

Después de un largo día de caminatas sin rumbo, llegué al apartamento sintiéndome exhausto. La falta de comida no me preocupaba; simplemente no tenía hambre. Al entrar en mi habitación, noté que estaba desordenada. Una prenda femenina llamó mi atención: un vestido que no reconocía y una pequeña braga rosa de hilo. La ira burbujeó dentro de mí al pensar en la invasión de mi espacio personal. Era inaceptable que alguien entrara sin permiso y dejara sus cosas esparcidas por mi habitación; eso era un claro signo de falta de respeto.

Sin pensarlo dos veces, lo lancé por la ventana, observando cómo caía hacia los pisos contiguos. Era hora de hablar con Seiya y Taiki sobre el uso indebido de mi cuarto; no podía permitir que esto continuara así. Decidí darme una ducha para relajarme después de todo el estrés acumulado durante el día. Al abrir la puerta del baño, me sorprendí al ver a una mujer dentro de la tina. Su belleza era deslumbrante; su figura parecía esculpida por los dioses.

Estaba sumida en su canto; su voz era casi angelical, y no podía apartar la mirada. Era como si cada nota fluyera desde lo más profundo de su ser, llenando el aire con una energía vibrante que me atrapó instantáneamente. Cuando cerró el grifo y salió de la tina para buscar una toalla, nuestras miradas se cruzaron. Quedé paralizado ante su belleza; era como si el tiempo se detuviera y todo lo demás desapareciera.

En un instante impulsivo, me acerqué a ella sin poder contener mi deseo. La tomé suavemente pero con firmeza contra la pared del baño. La besé suavemente en el cuello mientras ella intentaba zafarse de mi agarre. Pero algo en su resistencia solo avivó mi deseo; cada movimiento suyo era un desafío que encendía aún más la chispa entre nosotros.

A medida que nuestros cuerpos se acercaban más, sentí su fragancia embriagadora envolviéndome como un hechizo irresistible. En ese momento, ella rompió el silencio.

“No puede ser... soy virgen,” dijo con voz temblorosa.

Sus palabras resonaron dentro de mí como un eco poderoso. En lugar de detenerme, sentí que eso solo intensificaba mi deseo; había algo profundamente atractivo en su vulnerabilidad que me hacía querer protegerla aún más.

Bajé mis manos lentamente, explorando su piel con delicadeza pero también con un deseo palpable mientras tocaba sus suaves y voluminosos pechos. Nuestras miradas se encontraban nuevamente; cada toque era un juego entre lo prohibido y lo deseado; su cuerpo respondía a mis caricias con gemidos suaves que llenaban el aire con una melodía propia.

La conexión entre nosotros creció hasta convertirse en una llama ardiente cuando finalmente nos entregamos a ese momento compartido; era como si todo lo demás desapareciera; solo existíamos nosotros dos en ese instante mágico donde nada más importaba.

Finalmente, cuando ambos alcanzamos un clímax compartido, nos quedamos envueltos en un abrazo tierno y lleno de promesas silenciosas. Mientras sostenía a mi hermoso conejo en mis brazos, sentí una mezcla de emociones: felicidad desbordante, vulnerabilidad cruda y un destello renovado de esperanza.

Era como si ella hubiera sanado viejas heridas con solo mirarme a los ojos; esa conexión era algo único e irrepetible. Ella sonrió con una luz cálida que disipó mis temores y dudas; era como si todo lo malo se desvaneciera ante su presencia radiante.

En ese momento supe que quería protegerla y hacerla parte de mi vida; nada podría separarnos ahora. Había encontrado algo valioso entre sus brazos: no solo deseo físico sino también una conexión emocional profunda que prometía ser duradera.