Halsey, una adolescente tierna, graciosa e inteligente, llevaba una vida común y corriente...hasta que un mensaje lo cambió todo.
"¿No quieres hablar conmigo?" "¿Con quién hablas?"
¿Quién dice que alguien no puede amar o...incluso obsesionarse de al...
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Solo fue suficiente poner un pie sobre el pasto del lugar para que Tomás y yo corriéramos emocionados hasta los columpios.
–Te gané– festejó como niño chiquito y se sentó sobre el juego.
–El ejercicio no es lo mío– suspiré e hice lo mismo que él con el asiento de su lado.
–¿Algún día superarán que ya no son niños?– pregunta Ivanna con gracia mientras que con los demás se sientan en el pasto en posición de indio.
–Nop– contestamos mi amigo y yo.
–¿Vamos a los sube y baja?– susurra Connie audible a Ivy.
Como resorte se para del pasto y corre hasta el juego.
–¡Quien llega último se la come!– grita riendo.
Nosotros también reímos y mientras me balanceo en el columpio, miro a la morena frente a mí.
–¿Vas a estar tan callada? no mordemos.
Atenea sonríe y tímida levanta la mirada de su celular.
Mateo, Tomás, Ivanna, Connie, Emma y yo, decidimos invitar a mi hermano y a su novia a nuestra salida de amigos, para que también la dominicana conociera un poco de la ciudad y de nuestra cultura, porque a pesar de ya estuvo aquí antes no había tenido tiempo de pasear.
Habíamos paseado por el centro de la ciudad y ahora estamos en nuestro parque favorito, donde todos jugábamos desde niños.
–Lo sé, solo...– intenta contestar pero mi hermano completa su oración.
–Está en modo tímida.
Sonriente le rodea los hombros con su brazo y la acerca más a él.
–Awwwww– decimos al unísono todos.
–¡Que viva el amor!– aplaude Mateo con emoción dramática, a lo que Emma con su celular empieza a sacar fotos.
Luego de un par de minutos todos entramos en confianza con la nueva integrante del grupo y fuimos a comprar helados.
En el camino todos reían y corrían, pero Atenea y yo caminamos detrás del grupo con calma para hablar, es la primera vez que tenemos la oportunidad de hacerlo.
–Al fin lo conseguiste– le doy un empujoncito amistoso.
–¿El qué?
–Salir con tu crush. Hacen buena pareja.
–Igual tú y Eros– sonríe devolviendo el empujón.
–No le dijiste nada ¿verdad?– pregunto preocupada.
–No, no le dije nada...le dije que salía con Connor y me hice la inocente.
Sin contestar suspiro aliviada y meto las manos en los bolsillos de mi campera.
