Capítulo 47 🦋

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Alayna

Caleb y yo nos reunimos en el aeropuerto. Esperaba llegar a tiempo. No debería estar molesta con Luca. Hizo lo que creía correcto, pero me sentía más que furiosa. Se había ido y cayó en la trampa de Ignazio. Siempre tan ingenuo e impulsivo.

Vi a mi hermano hablar muy confiadamente con el piloto. A pesar de los años mantenía el contacto con mucha gente importante en cada parte del mundo. Ni siquiera necesitábamos los documentos para viajar. Podíamos hacerlo sin levantar sospechas y con armas encima.

Amaba su estilo y la tranquilidad con la que manejaba ciertas situaciones. Era disciplinado, ordenado y dueño del control. Muy pocas cosas lo perturbaban. Envidiaba eso de él. Yo era lo opuesto: Una tormenta imparable que arrasaba con todo a su paso.

Abrí el maletero del auto y elegí una Glock con un cargador personalizado. Giré el silenciador en la punta y la recargué. Después rodé la recámara para cerciorarme de que estuviera lista. Cuando estuve satisfecha arreglé mi abrigo y toqué el micrófono acomodado estratégicamente detrás de mi oreja. Caleb sería el elemento sorpresa, actuaría desde las alturas y dispararía en el momento oportuno. Él tampoco había fallado nunca y era más preciso que yo en ese aspecto.

—Todo está en orden—Caleb se acercó con calma. Iba vestido de negro al igual que yo y miró la hora en su Rolex—. Deberíamos estar ahí en dos horas.

—¿Bella estuvo de acuerdo? Sé que ya no matas desde hace un tiempo —comenté en tono burlón—. Ni siquiera hiciste una excepción con el acosador de Melanie.

Su mandíbula se contrajo ante la mención de ese idiota. Se sentía culpable porque no actuó antes. Intentar ser un hombre pacifico le costó caro y no cometería el mismo error. Lo conocía. Ahora sería más sobreprotector que antes con su familia.

—Bella sabe que me necesitas y te apoya.

—Qué linda—sonreí—. Te tiene atrapado.

Capté una chispa de diversión en sus ojos iguales a los míos.

—¿Qué me dices de Luca? Nunca corriste detrás de nadie hasta hoy.

Mis botas con tacones hicieron ruido contra el asfalto cuando me alejé de él y avancé hacia el Jet privado. Le di un par de segundos para escoger su juguete favorito, aunque pude hacerme una idea exacta de cuál sería. Siempre prefirió mantenerse entre las sombras mientras acababa con todos. Su trabajo era impecable. No le gustaba dejar nada sucio.

—Date prisa—Observé a Caleb sobre mi hombro que sostenía un maletín negro—. Quiero llegar lo antes posible.

—La impaciencia es un defecto tan desagradable —chasqueó la lengua mientras se acercaba a mí.

—Estarías peor en mi lugar—dije. Caleb no lo negó.

Ya era casi de madrugada y estaba al borde de la desesperación por mucho que trataba de mantener la compostura. Quería besar a Luca, pero también darle una cachetada por irse sin ninguna explicación. ¿Cómo planeaba acabar con sus enemigos? Odiaba que tratara de actuar como un héroe. Ese papel nunca lo beneficiaba.

—Tenías razón sobre Ignazio—comentó Caleb.

Levanté una ceja.

—¿En qué exactamente?

Subió las escaleras del Jet mientras yo seguía su ejemplo.

—Ha invadido la mansión Vitale y es aliado de Leonardo.

Hice una mueca de desagrado. Ignazio era un idiota pretencioso y codicioso. No sabía de qué se trataba su estrategia, pero me molestaba que dañara a Luca. Quería demostrar que tenía el poder y había llegado la hora de ponerle un límite. Le cobraría la deuda pendiente.

Belleza Oscura [En Librerías]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora