Capítulo 4 🦋

160K 14.9K 7.5K
                                    

Luca

Escuché los murmullos desde el otro lado del pasillo a medida que me acercaba. Mi presencia fue notada al instante cuando pasé por la puerta. El abuelo estaba sentado en uno de los cómodos sofás; mi padre, de pie junto a las ventanas, admirando la oscuridad que ofrecía la noche.

Todos en mi familia eran criminales a excepción de mi hermana Kiara y mi madre. Mi alma tampoco estaba libre de pecados. En más de una ocasión me vi obligado a matar. Todavía recordaba ese día. El día que cometí mi primer asesinato.

La seguridad de la mansión fue violada por mafiosos albaneses. Por más que intenté esconderme de ellos no pude. Me encontraron y me vi en la obligación de matarlos. Papá nunca había estado tan orgulloso. Fue la primera y la última vez en mi vida que tuve una aprobación de su parte. Actualmente era una completa decepción por no cumplir con sus expectativas.

—¿Cómo está mi chico favorito? —preguntó el abuelo con una sonrisa—. Vas a anunciar tu compromiso públicamente y no avanzaste mucho con Marilla. Tampoco le compraste el anillo.

Siempre pendiente de mi vida, sabía que la conversación se trataba de esto. El Consigliere llamó temprano y les comentó mi indiferencia hacia su única hija. Querían atarme a Marilla lo antes posible para mantener las apariencias.

—Soy un caballero, abuelo —Me senté a su lado y fingí una sonrisa—. Quiero llevarla al matrimonio antes de tomar lo que me pertenece. No quiero faltarles el respeto a las tradiciones.

Pura mierda... No me imaginaba una vida con ella. No cuando apenas soportaba mirarla y escucharla.

—¿De verdad, Luca? —Mi padre resopló, bebiendo su whisky. Tomarse su tiempo antes de ir al grano era unos de sus juegos mentales favoritos. Le gustaba ver a la gente nerviosa y delatarlos sin darles una oportunidad de defenderse, pero también aprendí a ser paciente y no caer en su trampa—. Sé que eres indiferente a ella, ni siquiera la miras con deseo.

Los ojos oscuros del abuelo se fijaron en los míos y evaluó mi rostro.

—Tienes la edad perfecta para casarte —dijo—. Los subjefes son hombres honorables, Luca. Necesitas a una mujer como Marilla a tu lado.

Mis venas palpitaron por la cólera y casi reventaron. No se conformaban sometiéndome desde hacía veintitrés años. También querían entregarme a una familia repugnante como los Rizzo. Conocía a Carlo Rizzo. No por nada se había ganado el título de Consigliere. Era una escoria igual que mi padre y un psicópata desalmado.

—Marilla aún no está lista —expuse—. Prefiero esperar hasta que cumpla los dieciocho. Será posible en unos meses. No quiero darles razones a los medios de comunicación para hablar de nosotros.

Estaba cansado de esta conversación. Deseaba poder retirarme, pero no tenía la valentía de hacerlo.

—Carlo se siente ofendido porque aún no le has puesto una fecha a tu casamiento con su hija—prosiguió—. No quieres seguir ofendiendo al Consigliere, ¿o sí?

Era una advertencia. Si continuaba postergando lo inevitable, Carlo podría declararnos la guerra por insultar el honor de su hija. Mi padre le prometió que me casaría con Marilla desde que era un niño. No podía faltar a ese juramento.

—No quise insultar a nadie, señor. Solo hago lo que creo conveniente —expresé en voz baja—. A la gente le encanta armar un escándalo y si me caso con una menor de edad será peor.

El abuelo sonrió feliz por mi respuesta.

—Puede que ella ahora no te atraiga, pero será más fácil cuando la tengas en tu cama. Es una mujer muy bella.

Belleza Oscura [En Librerías]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora