Capítulo 45 🦋

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Luca

Valió la pena dejar de lado las obligaciones y arriesgarlo todo por ella. Quería salir, gritarle al mundo que Alayna Novak finalmente era mía. Nunca llegué a imaginar que esto pasaría. Admitió que me amaba y todavía no podía asimilarlo. Tenía mi corazón en sus manos y gobernaría mi vida para siempre. Ni siquiera Dios o el diablo podrían apartarme de su lado. Cualquiera que lo intentara estaría muerto.

―Más vale que lo asimiles pronto ―dijo Alayna. Mierda, lo pensé en voz alta―. ¿No he sido clara?

Abroché los botones de mi camisa azul y miré a la mujer más hermosa que había conocido. Estábamos preparándonos para ir al hospital juntos. Ella oficialmente me presentaría ante su familia como su pareja.

―Aún estoy soñando. Tu faceta de asesina despiadada me encanta, pero tu lado sensible me enamora.

Me ayudó a anudar la corbata y la tomé de la cintura cuando me besó. Primero suave, luego intenso. Tenía ganas de lanzarla a la cama y hacerla mía por horas. No quería que nuestro paraíso terminara tan pronto. ¿Podríamos quedarnos allí? Imposible. Ella debía ver a su familia y yo necesitaba llamar a mi tío Eric pronto. Me preocupaba que mis enemigos aprovecharan mi ausencia. ¿Por qué el mal presentimiento se negaba a irse?

―¿Debería llevarle algo a Melanie? ―pregunté, rompiendo el beso―. ¿Le gustan las flores? ¿Chocolates? ¿Libros?

Alayna sonrió.

―Cualquiera de las opciones estará bien.

Mi corazón dio un vuelco ante su tono dulce. Era evidente lo mucho que amaba a su sobrina. Conocerla más a fondo era increíble.

―Compraremos todo de ida. Gracias por darme esta oportunidad, Alayna. Gracias por entregarme tu corazón.

Apoyó su frente contra la mía.

―Gracias por no rendirte cuando se trata de nosotros―susurró.

Terminamos de vestirnos y subimos al ascensor del hotel. Cuando indicó que estábamos en la planta baja, avanzamos fuera de la recepción. El auto que alquilé se encontraba estacionado en la acera y Fabrizio salió de él.

―Señor ―dijo y miró a Alayna―. Señorita.

―Hola, Fabrizio―respondió Alayna en tono intimidante―. Luca te mantiene con él por una razón. Demostraste estar a la altura del cargo.

Fabrizio agachó la cabeza.

―Aún no ha visto todo mi potencial, pero agradezco el halago.

―Primero pasaremos por algunas tiendas―mascullé ―. Después iremos al hospital que mi novia va a indicarte.

―Cómo ordene, señor.

Entró al auto mientras yo le abría la puerta a Alayna.

―Tu novia, ¿eh?

―Tú usaste primero la etiqueta ―le recordé―. ¿No suena bien?

―Suena cursi y patético, pero lo acepto―Se rió.

Esa mañana se veía hermosa con el cabello recogido en un moño y el tono de maquillaje mucho más claro. Algo inusual en ella cuando siempre lucía el negro. Mis ojos admiraron su pecho, desprovisto de cualquier joya. Su piel suave era suficiente para llamar la atención, pero de repente quise colmarla de regalos. Tener detalles como cualquier novio.

Vi toda una vida a su lado. Una dónde podría besarla, abrazarla y amarla. Una dónde éramos felices sin obstáculos.

Fabrizio condujo por las calles mientras buscábamos una floristería en la ciudad. No nos costó mucho encontrarlo. Alayna eligió un ramo de lirios blancos. Eran hermosas. Después de pagar continuamos con nuestra excursión tomados de las manos, solo caminando por las calles como una pareja normal. En algún momento se detiene a comprar un café de Starbucks acompañados de su croissant.

Belleza Oscura [En Librerías]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora