19. Rotos y descosidos

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— ¿Qué haces?— preguntó Heechul cuándo vio a Seohyun mirando por la ventana.

—Hae está tocando ¿Sabes hace cuánto que no tocaba la guitarra?—guardó silencio un momento— Hyukjae lo logró, le regreso la luz que perdió por el camino— suspiró— Qué perdimos...

—Ese es su poder, alumbrarnos el camino aunque el suyo esté a oscuras— Heechul pensó en todas las veces que él lo había animado a pesar de que también estuviera pasando por momentos complicados—El azar se lució, tuvimos mucha suerte de encontrarlo en nuestro camino.

Seo asintió, miró por última vez y se alejó.

—Ven, dejémoslo solitos— y condujo a Heechul hasta la sala. Una vez sentados en el sillón más grande se pusieron a charlar.

— ¿Cuándo lo supiste?— preguntó Seohyun.

El pelinegro suspiró y llevó su mando a la mandíbula pensativo, después dijo

—Hyukjae entiende el mundo a través de palabras, necesita nombrar el mundo para reconocerlo. Es distraído y solitario, jamás le presta atención a las cosas que no le importan; el día que los conoció y sintió que podían convertirse en sus amigos, lo único que hizo fue correr a contarme, a describirlos como personas amables, interesantes y alegres. Yo estaba muy contento, cualquier persona que haga feliz a ese hombre merece toda mi gratitud. Un día, estábamos en el elevador de la oficina y sin previo aviso comenzó a hablar de Donghae, pero ya no hablaba del chico del café, de quién quería leer Momo; hablaba de un castaño con ojos de chocolate, brillantes y sinceros; de labios finos, sonrisas alegres, apagadas o cansadas pero siempre amables, de un hombre cálido, fuerte y decidido. Todo era distinto cuando hablaba de él, Hyukjae era distinto cuando hablaba de él. Ahí fue cuando lo supe, él nombraba todos esos rasgos porque los había notado y quería asirlos. Cuando conocí a Donghae entendí todo; él es alguien que merece ser amado en toda la expresión de la palabra, para ese momento Hyukjae estaba dispuesto a hacerlo.

Seohyun lo miró, notó la sinceridad en sus ojos y sonrío.

—Una persona genial se enamoró de Donghae, debe ser la recompensa por todo lo malo que ha pasado.

—No soy fiel creyente del destino, sin embargo, sí existe, estoy seguro de que no se equivocó... ¿tú cuándo lo notaste?— preguntó.

—Hae es más transparente que el agua de un manantial, pero es hermético e inseguro— agachó la mirada, suspiró y continuó — Pensé que fue cuando le regaló Momo, pero me equivoqué, el genuinamente estaba agradecido con Hyukjae por el obsequio. Al poco tiempo empezó a leer con ahínco, cuando estábamos juntos era distinto, sonreía, hacía bromas, estaba menos irritado. Era el libro quién lo estaba ayudando a deshacerse de la carga que traía consigo. Le había regresado un poco de la vitalidad que había perdido en los últimos años... tenía un color cada vez más vibrante en su aura gris.

Hyukjae siempre nos pareció un chico de ensueño. Trabajaba en mi revista favorita, tenía tiempo y dinero para pasarse casi diario por la cafetería, vivía solo y lucía contento. Era como haber conocido a un rockstar, cuando profundizamos en nuestras pláticas nos dimos cuenta que no todo era color rosa y que él también cargaba su propio peso. La confianza fue creciendo hasta que ya no hubo vuelta atrás. Siempre fue respetuoso, comprensivo y amable, nunca nos juzgó e incluso nos ayudó a pensar las cosas de una forma distinta. Luego nos invitó a su casa. Fue ese día. Hae llegó a la mañana siguiente sonriendo— Seohyun miró directamente a los ojos de Heechul— Hae, tiene años trabajando en esa estúpida tienda y NUNCA HABÍA LLEGADO SONRIENDO —específico— ¿sabes lo que fue eso?— Heechul negó— Fue increíble. Me contó el desastre que había ocasionado en la casa de Hyukjae, estaba avergonzado y se sentía torpe, pero la alegría con la que lo contaba era mucho más grande que todo lo demás.

The Lucky Ones [EUNHAE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora