Capítulo 3

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YangYang había adivinado la causa por la que había tanto disturbio en la tierra, ahora solo quedaba ir hacia el cielo otra vez y avisarle a sus compañeros.

Pero si lo hacía era probable que se desatara una guerra entre el cielo y el inframundo, puesto que el causante de aquellos incidentes era Satanás.

No, no lo llamaría por su nombre, eso sería tenerle respeto y Dios dijo que hay que aborrecer esas criaturas.

— "Dios dijo esto, Dios dijo aquello" Eres un maldito gobernado.

El rubio volteó y se encontró con aquella cabellera negra y ojos profundos, el sin vergüenza era terriblemente apuesto.

— Dios me dio la oportunidad de-

— ¿De vivir? Sí, él una vez me la dio a mi también. ¿Y sabes qué? Conseguí ser inmortal, increíble, ¿verdad?

Liu estaba enojado con ese demonio, le hacía poner los pelos de punta, incluso deseaba golpearlo. Pero no, YangYang era un ángel paciente.

— ¿Qué puesto ocupas en el cielo?

YangYang no quería decirlo pero terminó haciéndolo.

— Soy un Querubín.

— Eso explica tanta belleza. Eres uno de los que Dios presume, ¿verdad?

Liu quedó desconcertado, ¿Presumir?

— ¡Claro que no! Dios quería que los seres humanos en la tierra conocieran la importancia de los Querubines. Por eso ordenó que pusieran dos Querubines sobre el Arca del Pacto representando lo más sagrado para el pueblo de Israel, y fue puesto en el lugar Santísimo en el Tabernáculo, y después en el Templo de Salomón. 

— Presumir.

Resignado soltó un suspiro, era obvio que no podría hablar con un demonio.

— ¿Y tu que sabes del cielo?

— Más de lo que tu debes saber, Querubín. Antes de dirigirme la palabra recuerda que yo fui Lucero, unos de los tres arcángeles. Por cierto, cuando vuelvas al cielo saluda a Sicheng y Kun.

Un ángel desconcertado preguntó:

— ¿A quiénes?

— A Miguel y Gabriel, a ellos dos.

Era suficiente por ese día, ahora mismo debía irse al cielo. Pero su sorpresa fue grande cuando el apuesto demonio lo tomó del brazo haciéndolo ver por unos segundo y perdiéndose en su mirada.

— Te advierto algo, Querubín. Si vas al cielo a delatarme es posible que no vuelvas a ver a ningún humano en el mundo. Se desataría una peligrosa pelea entre el cielo y el infierno. Tu no quieres eso, ¿Verdad, mi hermoso angelito?

YangYang tembló ante el contacto, su presencia le hacía poner muy nervioso e incómodo, sentía calor en sus mejillas y un nudo en su estómago.

— Vete al infierno.

— ¿De dónde crees que vengo?

Forbidden love | HenYang Donde viven las historias. Descúbrelo ahora