Capítulo 10

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¿Por qué ambos cambiaron tanto?

Un demonio y un ángel, en la sangre de ambos corría el odio hacia una especie diferente, por esa razón Wong era tan desesperante al hablar, o al menos así fue desde un principio.

— Eres malvado, angelito...

Desde que comenzaba a conocerlo más empezó a quedarse sin palabras, ya no tenía argumentos para molestar al ángel, ahora solo parecía un esclavo de un simple Querubín.

Con aquel cadáver en mano sonrió y lo tiró, era el número diez de ese día.

— Y ahora debo lavar mis manos porque a cierto Querubín le desagrada la sangre, aunque no creo que eso sea suficiente si lo comparo con mi ropa.

Mirando su imagen en el reflejo de un vidrio pudo notar las manchas de sangre que lo cubrían, su cara también era un desastre...

Esta vez se le fue la mano.

— ¿Qué haré con este ropaje? No quiero ver a YangYang vomitar otra vez, aunque claramente es tu culpa por ser tan repugnante.

Con su pie pisaba aquel cuerpo sin vida y presionaba con fuerza.

— Los humanos son débiles, se enamoran fácilmente, no son eternos... Solo son repugnantes, ustedes no deberían ni existir. Si aquel hombre tiene un ejercito de ángeles, ¿para qué quería una especie humana? ¿Para ver cómo se matan entre sí? Ridículo.

Las gotas de sangre comenzaban a pintar el suelo con un color tan oscuro que parecía llegar a negro, no era del cadáver, era suya.

El hilo rojo caía desde su boca, con lentitud giró para observar al sujeto que sostenía un arma mientras temblaba en su lugar.

— ¡ESE ERA MI HERMANO!

Wong sonrió ante ello y limpió su boca con la manga de la chaqueta.

— Te diría que irá a un lugar mejor, pero con la cantidad de pecados que reflejaban sus ojos creo que estará en mi dulce hogar.

Aquel hombre tiró del gatillo otra vez, dándole en el estómago, la sangre seguía corriendo con fluidez.

— Dispara todo lo que quieras, no moriré aunque me des en la cabeza.

Aún temblando sostuvo con fuerza el arma otra vez y apuntó a su cabeza, pero antes de jalar del gatillo unos brazos delgados lo sostuvieron de atrás queriendo impedir cualquier movimiento.

El forcejeo empezó y YangYang cayó al suelo, Kun Hang hizo una expresión algo alterada y aquel hombre lo utilizó a su favor, con su brazo izquierdo apretó fuertemente el cuello del rubio y con el derecho colocó aquella pistola en su cabeza.

— ¡LO MATARÉ SI DAS UN PASO MÁS, MONSTRUO! ¡¿CÓMO PUEDES SEGUIR DE PIE CON DOS DISPAROS?!

— Okey... Esto ya no es divertido. — con su mirada fija en el hombre decidió probar un truco que hacía un buen tiempo no utilizaba. — Querubín, por favor cierra los ojos y no los abras hasta que yo te lo diga.

Como si una máquina fuera cerró sus ojos con fuerza, lo único que escuchó fueron los gritos de un hombre agonizando en la desgracia.

Se preguntaba qué fue lo que sucedió, pues no sintió ningún movimiento.

Kun Hang no le diría que le hizo ver el peor lado del infierno a ese hombre y que del trauma moriría agonizando.

Aún con sus ojos fuertemente cerrado pudo sentir un agarre en su cintura, fue levantado y cargado para salir de aquel lugar, los gritos cada vez se escuchaban más y más lejos hasta desaparecer.

— Puedes abrir los ojos, angelito.

Con algo de inseguridad abrió sus ojos y la imagen de un cabello negro desordenado y las manchas de sangre que cubrían su cara se hizo presente.

Aún con esas pintas lucía sexy, parecía algo que los humanos llamaban modelos.

— ¡Tus heridas!

Volviendo a la realidad retiró desesperadamente la camisa del demonio y buscó rastros de heridas, pero no había nada, ni siquiera una cicatriz.

Solo sangre seca y abdominales.

— Creí que estabas herido...

El peli negro comenzó a reír de forma alocada y luego decidió responder.

— ¡Estás hablando con el mismísimo diablo! ¿Crees que unas simples balas van a matarme? No será que... ¿Quisiste desnudarme?

Las mejillas del rubio tornaron un color rojo debido a la vergüenza, alterado saltó de su lugar y comenzó un sermón.

— ¡Casi muero por ti! ¡Estaba preocupado!

La risa del mayor seguía resonando en el lugar, la pena pudo con Liu y decidió irse de aquel edificio que al parecer era un nuevo hogar para ellos.

A paso apresurado salió y un peli negro iba detrás de él pidiendo que dejara de caminar.

Como Kun Hang no obtuvo respuestas decidió tomar otra alternativa.

Con paso apresurado logró atrapar el brazo del rubio quien tenía sus ojos zafiros algo húmedos por las lágrimas de vergüenza y unas mejillas rojas.

— Te he dicho que esperes.

— ¡No quiero verte, eres un idiota!

Trató otra vez de soltarse pero parecía imposible, el demonio era más fuerte.

— ¡Soy el jodido demonio, YangYang! ¿Qué pretendes que haga? Reírme de las desgracias ajenas es mi pan de cada día.

Liu siguió intentando liberarse, la paciencia del mayor se fue en picada.
Con más fuerza decidió pegarlo tanto a su cuerpo que ambas respiraciones se podían incluso escuchar.

— ¡¿Qué quieres que haga?!

Forbidden love | HenYang Donde viven las historias. Descúbrelo ahora