Capítulo 23

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Con pesar pudo despertar y ver a un hermoso demonio con el cabello negro mojado y ojos profundos que lo miraban de una manera extraña, reflejaba un sentimiento muy fuerte, como si estuviera viendo un tesoro.

Mirando a su alrededor vio las grandes alas negras de Wong protegiéndolo de todo el exterior, con lentitud se levantó y decidió sentarse en el regazo de aquel ser maligno.

— No recuerdo mucho, pero sé que te amo.

El rubio había sido remplazado por un color azabache, sus ojos zafiros fueron reemplazados por unos esmeraldas, YangYang parecía una joya tan deslumbrante que enamoraba con solo verlo de lejos.

— Es bueno que lo sepas, Queru-... — por un momento frenó, él ya no era un Querubín, ahora era un ángel caído — YangYang.

Liu sonrió y decidió besarlo, sentía la gran necesidad de hacerlo y no parar nunca más.
Su acto fue correspondido por unas manos que pasaron por su cintura y lo acercaban más a su cuerpo.

— Ahora te irás conmigo, no hay opciones — dijo el mayor susurrando en sus labios.

— No quiero opciones.

Ambos sonrieron y se dieron un fuerte abrazo, aunque hubieran querido que ese momento fuera eterno, había alguien que no tenía los mismos planes.

— Es demasiado conmovedor verlos en esa posición, es una pena que yo deba interrumpir.

Wong se puso en alerta y dejó al chico detrás de él para que no lo lastimaran.

— Podemos hacer esto de la manera fácil, Yukhei. Yo vine por YangYang, me importa un carajo tus ángeles de cabeza lavada. Déjame ir en paz con mi ejército y prometo no matarte.

Yukhei lo observaba desde el filo de la cascada por donde obligó a YangYang tirarse, aquel demonio le había arrebatado una de las joyas más valiosas que tenía el cielo.

YangYang era un Querubín pero uno de los más importantes, mantenía la calma de casi todos los ángeles y también podían correr a los que se iban a revelar más rápido.

— YangYang, se un buen ángel y muéstrate ante tu Dios.

El ahora azabache salió de su escondite y pudo ver la sorpresa que se llevó su antiguo Dios con respecto a su apariencia.

— Estás... Sucio. Mira tus pintas, ahora eres un ángel caído. ¿Piensas que las cosas serán tan fáciles como eso?

— ¡Por favor! Solo quiero irme de aquí, no estoy feliz en el cielo, soy un pecador, no merezco segundas oportunidades.

Yukhei intentó hablar, pero la cabellera rubia de un arcángel se hizo presente y lo dejó sin habla.

Kun pisó la superficie y se acercó al peli blanco que lo observaba impresionado.

— Si quieres seguir con tu puesto de Dios, déjalos ir. Tú eres un asesino y te aseguro que una de las personas que más pecado cometió.

— No entiendo, ¿Qué quieres decir?

Kun sonrió con pena y suspiró, realmente ese sujeto no tenía remedio.

— Me refiero que a mi me dejaste con mi puesto de arcángel aunque me haya enamorado de un humano, no solamente eso... Tú mataste al humano. ¿Por qué? ¿Por qué lo mataste a él si fue mi culpa?

Silencio, Kun Hang tenía del brazo a YangYang, quien miraba impresionado aquella escena.

— Kun, yo...

— No hace falta... Sé que no lo dirás aunque te lo pida, por eso... Por eso creo que olvidar es una buena opción.

Su mirada se dirigió al lago, caminó cada vez más hacia el borde, giró y le dio una sonrisa.

— A veces queremos dejar recuerdos atrás y comenzar nuevos. Espero que puedas ser más sincero con tus sentimientos, Dios...

Los tres pares de ojos estaban impresionado al ver cómo aquel rubio se lanzaba al lago, pero más impactante fue ver como Yukhei se lanzó en su rescate.

— Lo sabía... Sabía que este tipo se había enamorado.

YangYang lo miró fijamente, Kun Hang estaba sonriendo, ¿Por qué lo hacía?

— ¡Realmente fui yo! ¡Yo lo maté por los celos! ¿Bien? ¡Fui yo! ¡Está demás decir que es porque te amo y no sería capaz de castigarte!

Kun solo lo observó sorprendido y decidió sostenerse de sus hombros, él lo sabía, pero sin embargo escucharlo de su boca era un sentimiento completamente distinto.

— Si es así entonces acaba con esto, déjalos ir.

El peli blanco se dirigió con sus alas al suelo y lo dejó allí, rendido suspiró y los miró a ambos.

— Fuera de aquí, jamás regresen.

Forbidden love | HenYang Donde viven las historias. Descúbrelo ahora