Capítulo 2

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Al descender a la tierra supo que el paisaje era más hermoso en persona que verlo desde el cielo.

Aunque en el cielo no había humanos malvados que trataran de acabar con la belleza creada por el señor, le parecía injusto tener que ver como los inocentes morían a manos de asesinos enviados por demonios.

Lo único que tenían permitido en el cielo era aborrecer a los demonios, ellos estaban mal, no era buenos y hacían sufrir a todo el mundo.

No importaba que la mayoría de ellos hayan sido ángeles.

Su misión era descubrir quién era el causante de tanto alboroto, en el último tiempo Yeri dijo que hubo más muertes de las que sabía haber y que la gente comenzó a alarmarse, ya no querían ni mirar por la ventana.

"Todos merecen una vida mejor".

Así fue educado él.

Caminando por la gran ciudad pudo ver que no había casi nadie circulando, al parecer la situación era más terrorífica de lo que pensaba.

Yeri le había mandado una dirección a la cual debía ir, dijo que se hospedará allí por un tiempo, además de que sería seguro hacerlo.

Una sensación extraña recorrió su cuerpo, el olor metálico inundó sus fosas nasales, quizás los humanos no podían verlo (no estaba seguro de eso) pero él efectivamente podía ver a todos, sentir y escuchar.

Su olfato se agudizó un poco más y llegó al punto más fuerte de aquel aroma a lo que posiblemente sea sangre.

Sus ojos bendecidos por la luz divina estuvieron a punto de mancharse al ver tal acto de crueldad y enfermedad.

Efectivamente había alguien muerto, pero no solo eso sino otro humano que literalmente se lo estaba devorando.

No pudo aguantar las ganas de vomitar allí mismo.

¡¿Qué le pasaba a los humanos?!
¿Por qué se destruían entre ellos?

Dios pareció haberlo mandado a su lecho de muerte más que a una misión.

Pero si Dios sabía que iba a morir pues no lo habría mandado, ¿verdad?

YangYang no notó que alguien más lo estaba observando, se encontraba arriba de un edificio con sus alas negras extendidas, y su cabello negro bailando al ritmo del viento.

Chaqueta negra, jeans negros y zapatillas negras, muy clásico de un demonio ¿verdad?

Pues Kun Hang no podía evitarlo, no le gustaban los colores puros del "señor de los cielos".

— ¿Me mandaste un angelito para que me vaya? Que amable eres, Yukhei. Lo disfrutaré.

La ciudad prácticamente estaba exterminada, Kun Hang se encargó de ello o como a Dios le gustaba llamarlo "Lucifer".

Vaya nombre...

— Te ves apetitoso desde aquí arriba, angelito.

Con rapidez se tiró del edificio extendiendo sus alas y con rapidez quiso tumbar al muchacho de cabellos rubio.

Grata fue su sorpresa cuando los ojos color zafiro del Ángel se toparon con sus profundos ojos negros de demonio.

Ambos quedaron en trance, mareados y confundidos.

YangYang sintió la muerte más cerca que nunca, quedó paralizado y soltó a aquel perrito lastimado al cual iba a ayudar.

No tiene idea de cuántos segundos estuvieron así, por un momento creyó haber visto la oscuridad en primer plano, su alma parecía querer abandonarlo y cuando pudo reaccionar se alejó poniéndose en guardia.

Al demonio le tomó unos segundos más poder quitarse esos ojos zafiro de la mente, quedó hipnotizado por un ángel, uno más hermoso que los que se encontraban en su estadía en el cielo.

Profundos, desprendían pureza, tanta que llegaba a dar miedo.

— ¿Qué hace un ángel de Dios en territorio de demonios?

Debían mantener la compostura, YangYang supo que era un demonio, no sabía exactamente qué tipo de demonio era, pero debía ser precavido.

— La Tierra es el lugar que creó Dios para formar vida y que siguieran sus pasos. Los demonios no son bienvenidos, ustedes pertenecen en el infierno, ahogándose en la desgracia de ser pecadores.

Wong sonrió ante el comentario y pegó sus pies al suelo, ahora con paso lento se iba acercando al ángel atemorizado.

— Créeme que he matado a menos personas que tu mismísimo Dios al que le rezas todas las noches. Nadie puede creerse superior a él, ¿Qué se supone que es eso? ¿Egoísmo, miedo a no ser el todopoderoso?

Tú haces todo lo que él dice porque crees que está bien, él dijo que estaba bien. Tienes el cerebro lavado por agua de ángeles. Eres tan tonto.

Liu resopló, no le gustaba que hablara así de aquel que les daba la oportunidad de vivir.

— ¿Y quién eres tú para decir eso? De seguro eres un demonio de baja clase que no sabe más que hablar. Si yo te llevara con el señor de seguro estarías llorando en sus pies.

Una risa estruendosa se escuchó por toda la ciudad, parecía que le habían contado el mejor chiste de la historia.

— Estoy seguro que no tienes idea de quién soy — mirando al rubio una vez más decidió hacer su presentación — mi nombre es Wong Kun Hang, o como a tu Dios le gusta llamarme "Lucifer". Un ángel caído, aquel que quiso destronar al "superior". Príncipe del inframundo, antiguo Arcángel.

— ¡Satanás!

— O el jodido Satanás, vaya confianza, te di varios nombres y eliges ese.

Liu se tensó un poco, digamos que no todos los días veías al señor del inframundo a tan solo unos centímetros de tu cara.

Debía admitir que también era guapo...

¡Claro que lo era! Él debía reflejar tentación, ¡es solo por eso, YangYang!

— ¡No caeré en tus juegos, Lucifer!

Algo que debía admitir Kun Hang es que no le gustaba lidiar con ángeles estúpidos como él.

Forbidden love | HenYang Donde viven las historias. Descúbrelo ahora