Capítulo 18

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No fueron palabras las que lo recibieron, fueron golpes que lo dejaron llorando en el suelo, tiraban de sus alas y ya podía escuchar el crujido que generaban, eran crueles, eran malvados.

Pero más malvado era YangYang por enamorarse del demonio, por caer en la tentación, por no arrepentirse.

Era un Querubín que dejaba mucho que desear.

Yukhei levantó su mano en señal de que paren y así lo hicieron.

— Lo que has hecho no tiene perdón, es una aberración.

Sus manos estaban apoyadas en el frío suelo y sus lágrimas tan puras escapaban de sus ojos, quería arrepentirse pero no podía.

— Te atreves no solo a enamorarte sino también hacerlo pero de un demonio. Una criatura malvada que no cumple ningún mandamiento y vive de la sangre de inocentes.

Aquel hombre todopoderoso se había enterado por los arcángeles la situación de una de sus más hermosas creaciones.
La flor blanca comenzó a marchitarse y su alma de igual manera.

— Podría pensar en perdonarte, podría ser bondadoso y darte otra oportunidad. Incluso cuando estaba por hacerlo me entero de algo mucho peor. Dime algo, YangYang, ¿Cuál es su nombre?

Wong Kun Hang o también conocido como Lucifer a través de las leyendas.

Lo había arruinado todo, metiéndose con quien no debía y amando de una forma obsesiva.

— W-wong Kun Hang, señor.

No se atrevió a mirarlo a los ojos, no podía hacerlo. 

— ¿Te arrepientes de lo que has hecho?

El silencio dominó aquel salón por unos segundos, supo entonces que correr el riesgo por su amor imposible era necesario.

— No, señor. No me arrepiento y no creo hacerlo nunca.

Silencio, nadie decía nada, todos estaban impactos por aquellas palabras, incluso el mismo Dios lo estaba.

— Purificar tu alma tampoco será una opción y no me arrepentiré de matarte. Lo único que has traído es desorden en el cielo y caos en el mundo humano. Dejaste que mataran inocentes y eso no se perdona, se castiga.

No lo miró a los ojos, si lo hacía moriría allí mismo, pero lo último que dijo aquel hombre fue:

— Corten sus alas.

Aquello lo dejó paralizado, no quería dolor, no quería sentirse desgarrado, sus pobres alas estaban condenadas y no había nadie que pudiera detenerlo.

Cuatro ángeles llegaron y levantaron el cuerpo de YangYang, los sostuvieron fuertemente para que no se moviera y otros dos llegaron con espadas mojadas, seguramente con agua bendecida.

Una de sus alas fue tomada con fuerza y sin dudar un segundo cortaron tomándolo por sorpresa, haciendo que desprendiera un grito tan fuerte que de seguro llegaba hasta el infierno.

La audiencia mantenía el silencio, observaba sin expresión, cuando eres un pecador no eres nada para ellos, no eres nada para nadie. Solo alguien a quien descartar.

Forbidden love | HenYang Donde viven las historias. Descúbrelo ahora