Día 9. Competencia

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Holaaaaaa!

Sí, sigo aquí. Ya empezaron las clases (desde hace dos semanas), ahora en linea, y juro por todo lo que es santo que si se vuelve a ir el wifi cuando estoy en medio de una lección voy a asesinar a alguien.

Pero estoy bien :D

Espero que ustedes estén bien también y que les esté yendo mejor en la vida que a mí. Por el momento les dejo este "drabble" de nuestras aves favoritas y compañía. Espero que les alegre el día.

Como siempre, les exhorto a que me digan de errores que pueda tener en mi redacción o mi ortografía. Igualmente, los comentarios son bien recibidos siempre.

Disfruten.

¿La familia era competitiva? Sí 

¿Les gustaba jugar? Claro 

¿La cuarentena estaba haciendo estragos en su sentido común? POR SUPUESTO.

Tras casi tres semanas de encierro en la mansión, con cuatro infantes y cuatro niños adultos, las opciones de entretenimiento estaban acabándose. Y rápido.

Durante la primera semana, la semblanza de normalidad estuvo intacta. Fue en la segunda que niños y adultos comenzaron con sus juegos. Divididos en equipos de dos integrantes se hicieron varios juegos en los que se tenían que pasar distintos tipos de pruebas.

En un inicio todo era bastante sencillo. Aprender a hornear pan, pintar al compañero, cocinar algo con un ingrediente en específico, ver quien sabía más de una u otra cosa. Todo era pacífico y podían mantener a los niños fuera del tedio sin sobre estimularlos.

Hasta que esos tipos de pruebas dejaron de ser suficientes para niños y adultos.

Así comenzaron con las pruebas de tipo físico-táctico. Cazas de tesoro que se volvieron cada vez más complicadas y aventuradas, retos dados hacia un equipo o integrantes en específico, pistas de obstáculos que abarcaban toda la mansión. Todo fue evolucionando cada vez más hasta culminar con una cacería entre equipos por el título de "#1" que sería más letal que cualquier villano.

Fue así como tras casi destruir la mansión en un incendio y una inundación simultáneas, por órdenes tanto de tío Scrooge y la Señora Beakley, todo tipo de retos y pruebas fueron vetadas.

Lo que llevó a la escena presente.

Cuatro adultos y cuatro niños sentados alrededor de una mesa cuadrada con un juego de Monopoly en el centro. En cada lado de la mesa se encontraba un equipo. Della con Hugo, Donald con Luis, Panchito con Paco y José con Rosita.

Mientras tres de los equipos se encontraban en una pelea de miradas, Rosita y José se encontraban observando el show de terquedad y competitividad; ellos habían abandonado el juego en favor de paz interior por parte de José y de un buen raspado y un quindim hecho por el brasileño por parte de la niña. Al regresar al lugar para fungir como el banco a petición de los equipos restantes, se encontraron con una guerra fría entre los otros que ni los bocadillos que llevaban pudieron romper.

Diez minutos fueron suficientes para que no solo tuvieran que fungir como Banco, sino también como agentes de paz, dado a que Panchito y Paco decidieron subir el alquiler de sus propiedades justo cuando a los equipos contrarios estaban por pasar por el área que tenían monopolizada. Las miradas asesinas que sus contrincantes les lanzaron no hicieron más que sacar sonrisas excesivamente sacarinas a los dos perpetradores.

Ahora era el turno del equipo de Della.

̶ ¡Noooooooooo!

̶ ¡Ja! ¡Paguen!

Los gritos simultáneos y sincrónicos de Hugo, Della, Panchito y Paco resonaron por la mansión. Si bien lograron que el juego prosiguiera sin ningún derramamiento de sangre, 20 minutos después el sonido de gritos de guerra retumbando en las paredes de la mansión fueron las trompetas del apocalipsis que marcaron el final de una era de paz y el inicio del caos que recayó en la mansión de nuevo.

The Three Caballeros Covid-19 FestDonde viven las historias. Descúbrelo ahora