El rey vampiro - DxD

Cap 26: Relleno

En las calles de Bucarest, el grupo de 6 humanos caminaba con sus impecables uniformes negros, a simple vista no había nada raro a pesar que todos ellos acababan de asesinar a un grupo de vampiros, sus armas estaban escondidas y el olor a sangre no se percibía. El grupo en su recorrido termino saliendo de la ciudad y se dirigían a unas ruinas históricas de poco acceso público, esto debido a que ahora se consideraban propiedad privada comprada por una de las familias más grandes e influyentes.

El líder del escuadrón, Guren, al llegar se separó de su grupo y fue directo a una oficina para informar la información sobre el nuevo rey vampiro que unifico a la raza, cuando entro se encontró con el líder del Ejercito Humano, Kureto. Entre ambos hombres surgió una mirada intensa entre odio y desprecio. La pelea visual duro varios minutos antes de que Guren se sentara al frente de Kureto sin pedirle permiso.

"Hay cambio de líder, los vampiros han conseguido un nuevo rey. Las cosas pueden complicarse, tenemos que cambiar de estrategia" dijo Guren con una cara de preocupación y esperando que el líder de los humanos tomara decisiones que redujeran el número de víctimas, como teniente coronel él tenía muchas vidas en sus manos y si era posible deseaba que no muera ninguno de sus guerreros.

"Guren, eso no lo decides tú, deberías recordar tu posición al hablarme, eres solo un teniente coronel y yo soy tu líder. Pero no te preocupes por los vampiros, ellos solo un especie rastrera que depende de los humanos para seguir viviendo y tampoco importa quién sea su líder, al final nosotros los humanos ganaremos esta lucha" Kureto, sentado con su espada en la mano, hablaba con arrogancia, su orgullo como el único humano en clase alta, o eso creía el, le permitía ser orgulloso y prepotente en sus decisiones.

En su nivel actual tal vez hubiera sido posible enfrentarse a los anteriores reyes e incluso ser un peligro para la raza de los vampiros, pero la enorme arrogancia del humano no le permitía darse cuenta de lo inútil que sería su fuerza contra el nuevo ejército vampiro y solo Guren era el que parecía pensar claramente entre ellos dos.

"Kureto, no es tan simple como parece. Este nuevo rey ha logrado unificar a las dos facciones y deben tener fuerzas más allá de nuestra capacidad, si insistimos en lanzar un ataque frontal dentro de un año solo acabara en derrota, incluso si ganamos no hay duda de que tendremos bajas considerables en nuestro lado" Guren se levantó eufórico por la negativa de Kureto, su enojo era notorio que llego incluso a golpear y romper la mesa que separaba a ambos humanos.

"Guren, eres muy sentimental. No creas que no me he dado cuenta de cuáles son tus razones, quieres reducir las bajas de tu escuadrón pero te recuerdo que ustedes se unieron para servir a los objeticos de nuestro Ejército. Morirán los soldados débiles que no pudieron cumplir con nuestros estándares y sobreviran los más fuertes de nosotros" El líder de los humanos estaba enojado con las acciones de un simple coronel, nadie nunca había tratado de darle la contra en sus decisiones, esto era inaceptable para el líder. Los dos se miraron con odio notable por varios minutos y entonces ambos liberaron sus auras.

*Agrietar*

El poder de ambos, fuerte para los estándares humanos, produjo grietas tanto en el piso como en las paredes y entonces ambos se encontraron en medio del camino y chocaron sus espadas. La onda producida por el choque destruyo las ventanas y se sintió en casi toda la sede de los humanos. Ambos estuvieron igualados al inicio, pero luego de unos segundos Guren empezó a perder terreno y ser arrastrado por la fuerza de Kureto, no paso mucho tiempo antes que el resultado llegara, Guren salió volando y termino estampado contra una de las paredes.

"Tos...mierda" Producto del impacto Guren se encontraba agachado en el piso y escupiendo sangre, al frente suyo estaba Kureto con su espada que empezaba a producir rayos, el líder estaba a punto de tomar la vida del coronel pero luego de un momento desactivo su poder y enfundo su arma.