marca

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La brisa mañanera movía los negros cabellos de él mayor de los hermanos Yugi, su mirada se fijo en todos los estudiantes a su alrededor, sintió como alguien chocaba con su hombro haciéndolo tropezar, también logro sacarlo de su ensueño, movió sutilmente su cabeza y empezó a caminar hacia su salón.

- buenos días Amane-kun - saludo la albina alfa, mientras sujetaba su hombro con una sonrisa, el la miro deprimido, - h-hola nene-chan - saludo con un hilo de voz, la mirada de la alfa cambio a una de celos, - Amane-kun ¿quien te hizo eso? -pregunto enojada apuntando al cuello de su amor platónico él cual estaba cubierto de unas vendas limpias y blancas.

Los nervios lo comían vivo, empezó a temblar y tener espasmos, la presencia de la alfa lo intimidaba, ha decir verdad no sabia que hacer, el ruido ensordecedor del timbre se escucho por toda la academia, "salvado por la campana ", fue lo único que pudo pensar, - hablaremos de esto en él almuerzo-, sentencio la albina con él entrecejo fruncido, el mas pequeño solo se limito a asentir mientras caminaba a paso apresurado a su salón de clase, hoy no quiero que llegue el almuerzo, pensó el omega al sentarse en su lugar y notar que todos lo miraban o mas bien, miraban las vendas de su cuello.

La combinación era buena, era un olor de donas bañadas en chocolate, a muchos se les hacia agua la boca ese olor, ya que las donas de chocolate son deliciosas. Pero a cierto rubio no, nunca pensó que llegaría el día en el que el dulce y frágil omega con olor a donas llegara así, con vendas en él cuello y con su aroma mezclado, seguía siendo lindo, pero ahora tenia un aura que decía No te acerques, era una lastima, muchos querían marcar a Yugi Amane, pero alguien ya se había adelantado, y estaba seguro que era ese alfa.

Yugi Tsukasa, para el todos los días eran fantásticos, claro solo si estaba Amane en ellos, hablando de su amado omega, ahí estaba su hermoso hermano, su omega, no le importa lo que dijera la gente, no le importa si su relación es incestuosa, Amane es su todo, y ahora que estaban unidos por él lazo, jamás se alejaría de el, ni aunque le pagaran o encontraras a su destinado.

La única ventaja de estar con su hermano es que no moriría por abandono, Tsukasa estaba tan obsesionado con él que la posibilidad de que lo abandonara era nula, o eso quería creer, ya que no quería morir de tristeza al ser abandonado, una sonrisa apareció en sus labios y un sonrojo cubrió sus mejillas, sus compañeros al darse cuenta se sonrojaron por lo lindo que se veía, sus ojos brillaban enternecido, sin duda alguna Yugi Amane era un omega perfecto.

Dejo de morder él interior de su mejilla al sentir él sabor metálico de aquel liquido carmesí, esta celosa, pero no es la única, Tsukasa igual lo estaba, aunque no tendría porque estarlo, ya que él omega azabache estaba sonrojado y feliz por él, y por su lazo sentía su felicidad, pero no sabia el porque, el lazo de una marca tiene limites, solo pueden sentir sus sentimientos, mas no saber lo que piensan, y ese era el pequeño cuadro de celos de Tsukasa.

Amane podía sentir la mirada penetrante de su gemelo, y no iba a negarlo, sentido los celos de este, ahora se sentía incomodo, empezó a removerse en su asiento y tratar de prestar atención, pero es que es imposible con la mirada de su gemelo puesta y atenta en el, tampoco es que vaya a salir corriendo del lugar, aunque en lo mas profundo de su ser es lo que quería.

Él timbre resonó por toda la escuela, y él rumor que él omega mas deseado había sido marcado empezó a circular, Amane giro su cabeza ala dirección de su hermano, pero se encontró con la mirada de su amiga, la cual estaba seria, algo muy raro en la alfa albina, ella suele sonreír muy a menudo, desvío la mirada al lado contrario, segundos después se escucharon él sonido de los pasos, hasta que su mirada se fijo en la piernas de daikon de su amiga, desvío otra vez su mirada, pero fue detenido por las manos de la alfa, la cual aplicaba fuerza para girar su cabeza, - no me evites Amane -, oh,oh, dijo su nombre, ella nunca lo llamaba asi a menos que estuviera muy enojada.

Una mano se poso en la muñeca de la albina, aplicando fuerza sobre esta, haciendo chillar ala mas baja, - Tsukasa-kun, eso duele - se quejo la chica tratando con su mano libre quitar la del mas alto, lo cual por obvias razones no consiguió, Tsukasa soltó a Yashiro ya que su querido hermano había salido corriendo, ambos se dieron cuenta y salieron detrás de el, con el fin de tenerlo para si mismos.

Un rubio alfa se encontraba caminando tranquilo por los pasillos del viejo edificio, el sonido de alguien respirando agitado acompañado de la madera chillante y los pasos, le hicieron prestar atención al chico que se encontraba corriendo, entre mas se acercaba mas lento se movía, hasta que choco con el Minamoto mayor, el cual al distinguir el olor a donas bañada con chocolate y un toque a frutos rojos, sonrió al ver al azabache sobando su nariz roja por el golpe, con los ojos cristalinos.

— hola Yugi-san — saludo gentil el mayor, por muy vergonzoso que suene tuvo que levantar la cabeza para poder verlo, — hola Minamoto-sempai — saludos de igual manera pero con un tono de respeto, — perdón por no poder quedarme mas tiempo pero tengo prisa — dijo desesperado mientras esquivaba al alfa rubio y seguía su camino corriendo con prisa, con pequeños tropezones que lo hacían ver tierno.

Seguido de eso se escucho varias pisadas aceleradas, y al voltear se encontró a un par de alfas los cuales se encontraban peleando y discutiendo mientras corrían detrás del omega que anteriormente había estado frente a el, por curiosidad y por su deber como presidente del consejo estudiantil los siguió.

Me tarde lo se, perdón pero espero que lo disfruten.

relacion alfa-omegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora