Day 1: Masturbación

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Se dejaron caer en la cama agotados. Después de un intenso mes de exámenes podían decir que oficialmente acababan de terminar el cuatrimestre. Apenas habían tenido tiempo para ellos y cuando quedaban era para repasar. La casualidad de empezar a salir cuando comenzaba la época de exámenes había sido una broma cruel del destino. No habían pasado de los besos y caricias porque no tenían tiempo ni fuerzas para nada más. Y Changkyun estaba muy frustrado. Demasiado. Jooheon había sugerido que tampoco estaba mal esperar un poco, que con estar a su lado y poder besarle era suficiente, pero el menor era de otra opinión. En épocas de mucho estrés su cuerpo le pedía desfogar, por lo que la media de veces que se masturbaba a la semana se disparaba. Le había costado concentrarse en los estudios debido a que, su ahora novio, tenía un look para estudiar que le resultaba bastante atrayente: gafas de vista con la montura negra, shorts deportivos grises y camiseta de grupos de metal. Su cabello había crecido por lo que mechones azabaches caían en cascadas sobre sus orbes. A sus ojos era delicioso y lo único que le apetecía era tirar los apuntes y arrancarle la ropa. Eso no sucedió.

Lo bueno era que ahora tendrían más tiempo para estar juntos e intimar. Como esa mañana habían tenido su último examen y la noche anterior apenas durmieron dos horas, se encontraban en la cama del menor, ambos demasiado cansados como para hacerse de comer. Habían pedido una pizza y se encontraban holgazaneando con gusto. El de cabello claro estaba tumbado bocarriba, un brazo bajo su cabeza y el otro reposando en su estómago. Jooheon le observaba como si estuviera viendo una deidad.

-No voy a desaparecer porque parpadees- bromeó el joven ofreciéndole una sonrisa somnolienta.

-Sigo sin creerme que estemos juntos. Y ahora vamos a poder tener citas y hacer cosas normales de pareja.

Changkyun se mordió el labio inferior para no decir una obscenidad. Pero había sido pillado, ya que en el rostro ajeno se había instaurado una expresión juguetona.

-¿Por qué me miras así?-espetó.

-Sé lo que has pensado.

-¿El qué?- cuestionó indignado el más joven. Odiaba ser tan transparente.

Jooheon había acercado su boca al oído de su novio para susurrarle una de sus frases lapidarias que le hicieran temblar pero el timbre sonó dejándole con las ganas de provocarle. Era consciente de la forma hambrienta en la que le observaba el más joven, pero había preferido contener su fuego interno por el bien de sus calificaciones. Porque dios sabe que una vez probara a Changkyun no iba a querer despegarse de su cuerpo.

Devoraron la pizza mientras veían la televisión. Ninguno le prestaba atención pero era agradable tener algo de fondo. Una vez saciado su apetito, se acurrucaron en la cama dispuestos a dormir. Jooheon fue el primero en quedarse medio dormido, su cuerpo completamente pegado al del más bajo. Lo estrechaba contra sí, buscando una posición cómoda, pero fueron esos movimientos los que despertaron el miembro de Changkyun, quien había sido desatendido por días. El menor trató de deshacerse del agarre de su novio para ir al baño a descargar, pero el otro se aferraba más. Estaba tan cansado y cachondo que quería llorar. Se giró para encarar al pelinegro y comenzó a picarle la mejilla.

-¿Estás despierto?

El mayor hizo un ruido con la garganta pero no contestó. Se quedó observando esos hoyuelos, la boca acorazonada semi abierta y sus ojitos cerrados. Le dio tanta ternura que repartió besitos por todo su rostro. Jooheon lo abrazó risueño, aunque mantenía los ojos cerrados. Esto lo animó a continuar con su tarea de mimar a su novio, por lo que siguió dejando besos hasta llegar a la comisura de sus labios. Se sentía tan tentado de probar su labio inferior... Y así lo hizo. El primero fue apenas un suave roce. Luego vinieron más, cada vez ejerciendo un poco de más presión. Las manos de Jooheon se aferraron a su espalda y comenzó a corresponderle gustoso.

-¿Alguien está travieso?

Changkyun no contestó sino que le calló con un beso necesitado. Se aferraba al rostro ajeno como si tuviera miedo de que se le escapara y no fuera a probar nunca más esos esponjosos labios. El mayor, ahora completamente despierto, le siguió el ritmo con gusto. Sus manos acariciaban la espalda del más bajo. Al principio eran caricias por toda la superficie pero, casi por instinto, fue bajando hacia la parte baja de la espalda sin atreverse a tocar las suculentas nalgas de su novio. Cuando sintió la lengua y dientes del menor raspando su cuello no se pudo contener más y gimió, apretando con fuerza el trasero de este. Ambos estaban completamente idos: uno mordiendo y lamiendo cada porción de piel a su alcance, el otro masajeando sin pudor el culo de su novio.

-Jooheon, necesito algo más que besos.

El de cabello claro se había despegado un poco de él para mirarle con ojos brillantes producto de la lujuria. Jooheon paseó la mirada por el cuerpo de su pareja, deteniéndose en el bulto que se intuía bajo los bóxers.

-Quítatelo.

Con desesperación, Changkyun se deshizo de la única prenda que vestía.

-Y ahora, ¿qué?

Se encontró con las pupilas dilatas del mayor, y una expresión autoritaria y sexy que le hizo temblar.

-Ahora tócate para mí.

El menor se mordió el labio intentando reprimir un jadeo. Paseó sus manos por su cuello y pecho, disfrutando de la forma en la que era mirado. Se sentía tan deseado. Bajó lentamente, acariciando su estómago y muslos.

-¿Quieres que me masturbe para ti?- preguntó con la voz gruesa. Su voz era de por sí grave, pero por la excitación se escuchaba endemoniadamente sexy.

Jooheon gruñó un "sí", y Changkyun no pudo hacer otra cosa más que obedecerle. Acarició su glande, haciéndole sentir desesperado. Acarició toda su extensión, ahora húmeda gracias al líquido preseminal. Gimoteaba mirando como un lobo hambriento al mayor, quien se acariciaba a sí mismo disfrutando de tremendo espectáculo.

-Creo que no he estado más cachondo en mi vida- jadeó el pelinegro.

El menor se lo tomó como un reto, por lo que extendió su mano libre y comenzó a acariciar la erección de Jooheon. Este hizo lo mismo con la erección del contrario, y ambos comenzaron una competición de gemidos extasiados. Se besaron con gula, sus lenguas en una batalla por conquistar la boca ajena.

-Honey- suspiró cuando el mayor afianzó el agarre sobre su miembro, masturbándole velozmente.

-Dime, bonito.

-Más.

Apenas podía articular palabras, sólo movía sus caderas para follar la mano del mayor, quien le observaba para captar cada microexpresión de placer. Al ver que el más joven aflojaba el ritmo con el que le masturbaba debido a que se había entregado por completo al placer, el pelinegro tomó ambas erecciones y comenzó a masturbarlas creando una deliciosa fricción que provocó que el menor se corriera con un escandaloso gemido. Con las pocas fuerzas que le quedaban, tomó una vez más la erección del mayor y, apuntando a su pecho, le masturbó hasta que se corrió por su tórax. Un par de gotas salpicaron en sus labios, por lo que Changkyun lamió para probar la esencia del mayor. Estaban hechos un desastre, sudados y con fluidos por sus cuerpos, pero seguían recuperándose del orgasmo.

-No pensé que me correría tanto pero es que al verte tocándote me he vuelto loco- admitió el mayor, quitando los mechones sudados de la frente de su novio.

-Si no estuviera tan cansado te diría de repetir.

-Eres insaciable- susurró contra los labios del otro, dejando un beso húmedo- Y eso que parecías el más tímido de los dos.

Changkyun soltó una carcajada sarcástica que prometía el sexo más excitante que el pelinegro pudiera imaginar. Estaba deseando de cumplir todas y cada una de las fantasías en las que había imaginado a su mejor amigo y novio como protagonista. Se sentía como un pervertido pero, después de un mes de abstinencia auto impuesta, estaba hambriento de Changkyun. Lo miró como si se tratara del manjar más suculento. Joder, sí que le iba a hacer de todo al castaño con cara de vicioso.

30 Days of Smut (JooKyun)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora