Day 29: Punishment

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DISCLAIMER: Este capítulo incluye prácticas BDSM. Si no es de tu agrado o puede recordarte experiencias desagradables, por favor salta al siguiente capítulo.

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En una habitación de hotel, dos contratos eran leídos por los participantes del juego que iba a dar comienzo. Jooheon leía en voz alta las reglas, así como los premios y castigos que había acordado con Changkyun. El menor leía en silencio su hoja, repasando al detalle las prácticas que llevarían a cabo. Había algunas que nunca había probado y aquel era el momento oportuno.

- No me mirarás a los ojos. Te mostrarás dócil. Obedecerás todas mis órdenes. Te mantendrás en tu rol durante toda la sesión a menos que digas la palabra de seguridad. No podrás referirte a mi por mi nombre y tú responderás por el apelativo cachorro. Si desobedeces recibirás un castigo proporcional. En caso de que una práctica sobrepase tu límite deberás inmediatamente decir tu palabra de seguridad. ¿Qué palabra has escogido?

- Zanahoria.

Sabía que era una palabra ridícula pero justo por eso la hacía perfecta. En caso de necesitar un descanso qué mejor que zanahoria para romper la tensión del momento. Además, no era la primera vez que la usaba con Jooheon y sabía que al pelinegro también le divertía.

- Ahora vas a ir al baño a cambiarte con la ropa que te he dejado preparada. Una vez que te sientas preparado y vuelvas a la habitación empezará el juego. Cuando quieras- dijo mostrándole la puerta del baño con un gesto teatral.

- Si, señor- le molestó guiñándole un ojo, gesto que el pelinegro respondió con un gruñido.

Changkyun se encerró en aquella habitación para poder cambiarse y prepararse mentalmente. Sentía un picor en el estómago, parecía que el pelinegro ya estaba entrando en su papel. Pocas veces había visto al mayor tan serio, su voz firme y su lenguaje corporal le recordaban en qué posición estaba él. Habían acordado hacer una sesión de roleplay de policía y detenido: aunque, viendo el outfit que su novio le había preparado, cualquiera tendría sus dudas. Observó el arnés de cuero y los bóxers de látex. Mientras que se vestía intentó entrar en situación. Iba a ser humillado física y verbalmente por el mayor, y estaba deseando de experimentarlo. No era su primera sesión BDSM pero era la vez que más lejos iba a llegar. Aunque su pareja era tierna, empática y lo cuidaba, también era capaz de desprender un aura dominante que lo había llevado a aceptar someterse a él. Se miró en el espejo, se recolocó su miembro en aquellos estrechos bóxers y dio unas cuantas respiraciones profundas. Sus manos temblaban de anticipación pero no quería alargar la espera. Cuando abrió la puerta se encontró a un Jooheon con camisa blanca, corbata, pantalones de pinzas y con una porra de policía mirándolo con una fiereza que le hizo tragar con dificultad. Con un par de zancadas el pelinegro atravesó la habitación y, con un movimiento rápido, lo puso de cara a la pared.

- Pon tus manos en la espalda y guarda silencio hasta que te lo diga- el mayor se deshizo el nudo de la corbata y, con esta misma, ató al sumiso- ¿Sabes por qué estás aquí? Vas a ingresar a prisión porque eres escoria- siseó contra su oído- Más te vale que seas un buen cachorro y colabores sino vas a saber por qué aquí todo el mundo me respeta. Abre bien las piernas, voy a comprobar que no intentas meter algo de contrabando.

Aunque lo único que veía el joven en su posición eran sus pies descalzos, su oído captó como su pareja se colocaba unos guantes. Sentía la anticipación en su bajo vientre y no puedo evitar recordar lo placentero que era jugar a los médicos cuando era un crío: ya le propondría al mayor hacer ese roleplay. Su mente fue traída de vuelta al momento presente cuando de nuevo fue girado y unas manos enguantadas le abrieron la boca, ingresando un dedo que descansaba en la lengua del menor. Quería chuparlo, quería sentir el sabor del látex de aquel guante negro, pero se contuvo. Aquellas manos lo tocaron por todas partes hasta llegar a su entrepierna, tocando primero las ingles. Cuando su polla y testículos fueron agarrados con la excusa de ser un control rutinario sintió algo que jamás había experimentado: el látex multiplicaba las sensaciones.

30 Days of Smut (JooKyun)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora