Una semana después y se encontraba sentada en una de las mesitas de madera que había en la feria. Sus amigas habían ido por algodón de azúcar y Dixie se había quedado a cuidar el puesto.
El parque de diversiones era magnifico. Todas parecían estar pasándolo bien, a excepción de Dixie, que llevaba todos estos últimos días deprimida.
Aun recordaba el rostro de Addison, tan roto y en verdad parecía muy golpeada por las palabras que le había dicho Dixie.
La pelinegra se arrepentía mucho.
Lo peor de todo es que después de aquella pelea se había encontrado con la castaña. Al igual que otra veces, la había fastidiado con sus amigas, sólo que había algo diferente.
Cuando la estaba insultando, no tuvo ni una vez la oportunidad observar sus ojos fijamente, Addison siempre parecía evitarlos o de alguna manera la insultaba desde lejos, sin querer acercarse.
Ya comenzaba a desesperarse, porque Dixie quería ver ese color miel que le quitaba el aliento. Se sentía cómo una necesidad, una ridícula y patética necesidad de ver sus ojos para poder estar en calma consigo misma.
No había ayudado en nada el nuevo pensamiento acerca de la castaña: querer besarla.
La quería besar y eso la asustaba, era otra necesidad que le hacía temblar de pies a cabeza cada vez que la veía.
Observaba el rostro de Addison y sin poder evitarlo los ojos se le iban a su boca, tenía los labios más hermosos del mundo y Dixie solamente tenía unas desesperantes ganas de morderlos y besarlos hasta que le dolieran sus propios labios.
Suspiró ¿Qué rayos le estaba sucediendo? No creía que fuera muy normal el soñar todos los días con la misma chica y desear besarla. Más si no era su amiga, más bien lo contrario.
Era la chica que le hacia la vida imposible y allí estaba Dixie, suspirando por la pequeña castaña.
Cada vez... cada vez más las palabras de Addison hacían eco en su mente "¿No será que estás enamorada de mi?"Y en verdad, Dixie intentaba convencerse de que no era así, imposible. No, era una locura.
-¿Di, estás bien?-preguntó Anthony, acercándose a su amiga. Llevaba una gorra hacia atrás en la cabeza, que había ganado en unos juegos.
-Sí, claro. -mintió de forma mediocre, sabía con antelación que si le contaba a sus amigos respecto a su problema, ellos comenzarían a delirar.
-¿Quieren ir a las tazas giratorias?-preguntó Madi al llegar, habían rastros de azúcar en sus labios.
-¡Será divertido, vamos!-animó Anthony, jalando a Dixie y a Charlie de las manos, hasta llegar a la atracción y montarse en ella.
Estaban bajándose de los carritos cuando vieron a lo lejos al grupito del salón, parecía la realidad despotricara sobre la suerte de Dixie.
Todo le salía mal, y para joder más las cosas allí estaba Addison, igual de hermosa que siempre.
Llevaba un vestido negro y el cabello suelto en ondas, reía mientras iba de la mano con Bryce y entrelazaba su brazo con el de Avani.Quería besarla, quería besarla y quería que la tierra se tragara a Bryce. Esa era una gran idea rondando en su cabeza.
Soltó un gran suspiro y tomó a Anthony de la mano, quería alejarse de ellos a como diera lugar.
-Anthony-ah, ¿quieres ir a la montaña rusa?-preguntó con una sonrisa a su amigo, el parecía feliz.
-¡Claro!
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RIVALES // DIXISON
FanfictionDixie D'Amelio comienza la secundaria sintiendo las burlas de sus compañeros, entre ellos un grupito de chicos liderado por la popular Addison Rae. Desde el primer encuentro entre ambas se desatará una gran rivalidad y guerra sin tregua... Se odiab...