Addison estaba en un gran aprieto. Vaya que sí, sentía la necesidad de quedarse dormida una eternidad y huir de la realidad. ¿Qué le sucedía? Lo mismo de siempre. Era muy obvio: Dixie D'Amelio. La chica más irritante, tierna y lenta del mundo. Todos en el instituto pensaban que Addison la odiaba, antes era así o al menos eso creía ella, ahora no estaba tan segura.
Según Avani, su mejor amiga había descubierto lo que le sucedía por andar de chismosa en su diario, decía que era una confusión. Addison debería quemar ese jodido cuaderno, tal vez. Una confusión, se repetía ella, le repetía su amiga, le decía incluso internet. Por qué si, Addison había buscado en Google (incluso en Yahoo respuestas) como saber si estabas enamorada de una chica cuando también eras una.
¿Útil? La verdad, no. Decía lo mismo que esperaba ella, que seguramente era una confusión hormonal común a su edad. Addison al principio se lo creía, pero ella no era tonta. Iba más de una atracción física. La forma de pensar de Dixie, con las pocas veces que habían compartido ideas en la biblioteca, sus increíbles notas en Biología, o con solo ver los libros que leía, le parecía maravillosa.
Como la ojimarrón era tan amable con todos, trataba con cariño y afecto a sus amigas, le hacía sentirse enternecida. También lo lenta y adorable que parecía algunas veces cuando no comprendía inglés, era mucho que soportar para la castaña.
Además, Dixie dibujaba espectacular. Captando el arte en un objeto simple o creando dibujos que cualquier otro nunca pensaría. ¿Cómo lo sabía? La ojimarrón de vez en cuando dibujaba en la biblioteca, algunas veces parecía tan absorta que podía acercarse con sigilo y observar el dibujo a sus espaldas. Sobra decir que el arte de Dixie atrapó a Addison. Incluso cuando le peleaba era astuta, siempre sabía con qué responderle para molestarla y salirse con la suya.
Después estaban sus ojos. Joder, sus ojos. Le quitaban el sueño a Addison dejándola perdida en un mar verde azul. Siempre sentía ganas de solamente verla durante horas, su Rae, su nariz, sus cejas. Dixie era perfecta.
Oh, claro que Addison no era idiota. Ella sabía que esto era más que una confusión, mucho más. Querer besar a alguien sólo por encontrarla tierna, sin sentir algún deseo sexual, o darle abrazos todo el día no era normal. Addison ya lo sospechaba, llevaba tiempo desde que tuvo una conversación con su madre. Pero no quería aceptarlo, y ahora que pensaba en la posibilidad, sentía miedo hasta la médula.
Posiblemente, tal vez, Addison gustara de Dixie. Y puede que un indicio, uno muy pequeño, de enamoramiento hacia la ojimarrón. Aunque no estaba del todo segura, creía. Obviamente no pensaba decírselo a Avani aún, esta sufriría un ataque cardiaco y Addison no estaba segura de que tuviera seguro médico.
¿Qué has hecho, Rae? En qué momento, no podías fijarte en el repartidor de pizzas sexy y moreno ¿verdad?
O sea ¡Era el lote completo! Hermoso, alto y amaba la pizza. El chico soñado. Pero nooooo. Debía fijarse en una chica ¡Vaya royo! Y además, una chica que la detestaba. Maldecía el día en que cruzó palabras con la perfección que conformaba Dixie D'Amelio. También maldecía el día en que se interesó en conocerla quedándose en la biblioteca, pensando que así la superaría, tuvo el efecto contrario y terminó enamorándose.
- ¿Todo bien? -Chase, una de sus amigos, la sacudió en el pasillo.
Addison había estado observando a la nada, pensando en su desgracia de vida. Ella estaba con Kaylyn y el chico de pelo negro, acompañando a la mayor mientras recogía sus libros.
- ¿Sabes dónde está Avani? -Kaylyn preguntó mientras guardaba sus cosas.
Ella se encogió de hombros, llevaba un rato sin verle.
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RIVALES // DIXISON
FanfictionDixie D'Amelio comienza la secundaria sintiendo las burlas de sus compañeros, entre ellos un grupito de chicos liderado por la popular Addison Rae. Desde el primer encuentro entre ambas se desatará una gran rivalidad y guerra sin tregua... Se odiab...