Una noche con lluvia

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Mientras tanto en Rodorio

Camus y Artemisa, pasaban una velada amena platicando de diversos temas tanto que se sumergieron en la plática que el tiempo se les fue volando, sin que los dos se percataran de que el restaurante estaba a punto de cerrar.

- Disculpen, pero ya vamos a cerrar.

- Si, ya nos vamos –dice Artemisa-

Al salir del restaurante ambos se soprendieron al ver la hora, ya era algo tarde, hacia frío con un poco de viento, Camus noto como Artemisa se frotaba las manos, así que le prestó su suéter.

- Oh, gracias, pero te va a dar frio.

- Camus la mira raro- de verdad, ¿a mí? el maestro del hielo.

- Jajaja claro lo siento, por un momento se me olvido que eres un caballero.

- Es porque no traigo armadura.

- Si yo creo, además es la primera vez que tenemos...

- Una cita –Camus se percato que lo había dicho en voz alta- bueno no la llamaría así es más bien... eeeem una salida de amigos.

- Aaah... si de amigos, en fin, creo que ya me voy a mi casa.

- Te acompaño o si quieres puedes ir a mi templo –lo dice nervioso- todavía tenemos tiempo y... quiero platicar un poco más, ya que mañana no estaré en todo el día.

- ¿Por qué no vas a estar?

- Athena nos encomendó a Milo, Shura y a mí una misión y mañana a primera hora nos iremos.

- Vaya, pues si, vamos a tu templo suena bien.

En el transcurso del camino Artemisa se la paso bastante contenta, le contaba a Camus de cómo Afrodita fue quien le cambio el look...

- Es bastante bueno en eso de arreglar y luego me dijo salúdame a copito de nieve – Artemisa se sorprendió y se llevo sus manos a la boca-

- ¿A quién?

- Nada

- Cuando lo vea, le aplicare mi ejecución aurora –lo dice bastante enojado-

- No, no, no, le dije que no te iba a decir.

- No importa- frunce el ceño-

Cuando por fin llegaron a la casa de Acuario, Camus se dirige a la cocina y saca de una cajita un cupcake, le pone una velita y se dirige a Artemisa.

- Feliz cumpleaños, pide un deseo.

- Qué lindo gracias – cierra los ojos y apaga la velita- este es uno de los mejores cumpleaños que he tenido.

Camus se inclina hacia Artemisa y... le avienta el cupcake en la cara, soltando una sonrisa.

-          Oye, me la vas a pagar (lo dice riendo) –agarra un poco del pan y se lo avienta-

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- Oye, me la vas a pagar (lo dice riendo) –agarra un poco del pan y se lo avienta-

Artemisa, noto que era la primera vez que había visto a Camus sonreír, se quedo anonadada de lo guapo que se veía, por un momento, se noto su juventud como si dejara de lado el papel de hombre serio y simplemente se tomara las cosas a la ligera, fue como si ese aire de misterio que rodeaba a Camus se desvaneciera y conociera una nueva faceta del caballero una más relajada, no pudo evitar sonrojarse y dio gracias de tener la cara cubierta de pan y crema batida. Ambos se fueron a limpiar la cara, cuando Artemisa se disponía a irse a su casa, se soltó una lluvia tremenda.

Al escuchar la lluvia noto que se estaba tornando poco a poco más fuerte, en sus adentros pedía que no se volviera eléctrica ya que le daba mucho miedo los rayos, al tener ese pensamiento se le vino un recuerdo de su niñez y las temporadas de lluvia en su antigua casa, como Rodric la acompañaba y trataba de tranquilizarla y después iban sus papas para abrazarla y hacerle saber que todo estaría bien, recordó como todos se ponían a cantar o narrar una historia para distraerla, una ola de tristeza paso por Artemisa porque para ella fueron de las pocas veces que se sintió realmente protegida y en paz, realmente extrañaba esos momentos cuando eran una familia feliz, ahora solo veía eso como un recuerdo lejano de los momentos más significativos de su niñez, había aprendido a vivir con la cruda realidad de que en una noche había perdido a todas las personas que amaba, hubo un momento en su vida donde la soledad se volvió parte de ella, pero con el tiempo encontró en otras personas el amor y el cariño que a veces le hacía falta y la soledad se fue apartando de ella. Sacudió ligeramente la cabeza para quitar esos pensamientos no quería que un día maravilloso se opacara por sus recuerdos del pasado.

- No puede ser, me voy a tener que mojar -fue lo unico que se le ocurrio decir-

- Que dices, quédate a dormir, hay más habitaciones... bueno si quieres –dice un poco apenado.

- Aaah... si, es mejor.

- Bien, sígueme.

Artemisa siguió Camus a una de las habitaciones, el caballero le dio algo de ropa.

- Si necesitas algo me dices.

- Si gracias, espera, solo una cosa.

- Si.

- Gracias por este noche, me la pase increíble – lo abraza y le da un beso en la mejilla-

Camus no supo que hacer, por primera vez sus emociones estaban hechas un lio, sintió algo raro en el pecho y las manos y piernas le temblaron... solo la miro esbozo una tenue sonrisa y se dirigió a su cuarto.

Artemisa por su parte, no supo porque lo hizo, se quedo sin palabras, se dispuso a cambiarse, se dirigió al baño y se enjuago la cara con agua fría, no dejaba de pensar en lo que había hecho -Rayos, ¿Por qué lo hice? En que estaba pensando, se me hizo fácil, ya no voy a poder verlo sin que me de vergüenza, además él ha dicho que somos amigos y yo estropeándolo, sin que me lo diga, voy directa a la friendzone- salió del baño y prefirió no darle más vueltas al asunto y prefirió meterse a la cama y decidió mejor dormir.

La noche transcurría cuando un trueno acompañado de relámpagos retumbo por todo el Santuario, Artemisa se despertó ante ese ruido con el corazón agitado, el cuerpo le temblaba y los truenos no paraban, solo cerro sus ojos, intento tranquilizarse, respirando profundo,empapada de panico se levanto, salio del cuarto,  camino un poco por el pasillo, la tormenta era cada vez peor los truenos eran más ruidosos, llego un punto en el que quedo petrificada con la mirada en el piso, junto sus manos y las dirigió hacia su pecho, cuando sintió la presencia de alguien miro era Camus que yacía ahí parado, Artemisa abrió muchos sus ojos, intento articular palabras, pero le fue imposible. -Tranquila, todo está bien, se que te da miedo los truenos respira profundo- Camus pudo notar lo asustada que estaba, sin pensarlo la agarro de la mano, la jalo hacia él y la abrazo,  estaba temblando, los latidos de su corazón eran demasiado acelerados, la tomo por la cintura y la levanto, Artemisa rodeo su cuello con sus brazos y su cintura con sus piernas, la dirigió a su habitación...

Caballeros del Zodiaco: Amor en el UniversoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora