En un universo alternativo; Peter Parker/Spider- Man estudia en Canterlot High, en donde conoce a las Mane 6, quienes lo ayudan a enfrentar numerosas amenazas como entidades mágicas, simbiontes, mercenarios, seres sobrenaturales y chiflados homicida...
¿Quién soy? ¿Seguro quieren saberlo? Esta historia no es como cualquier otra, no es un simple relato feliz, no se trata de un chico normal y común como otros; empezaré otra vez, desde el inicio:
Mi nombre es Peter Parker y desde hace casi dos años era un chico normal, como cualquier otro, me fascina la ciencia, matemáticas, y aprendí algo de tecnología, ciencia aplicada. Yo estaba con mi amigo Harry Osborn, vivía con mis tíos Ben y May (debido a que era huérfano desde los 5 años) y era el típico chico aplicado del grupo que sufría de bullying que siempre lo ignoraban las chicas. Mis tíos eran muy buenos conmigo, levantándome el ánimo con sabias palabras sin recurrir a la fuerza para lidiar con mis agresores, inclusive en mi cumpleaños 15 me compraron un fabuloso microscopio que me facilitaría en mis investigaciones y tareas que tanto me gustaba hacer en mis tiempos libres.
Un día, fui a un proyecto del doctor Curt Connors para probar con el ADN de arañas y modificarlas con la compañía de Harry. Yo estaba poniendo atención, y me quede también ayudando Harry a entender más sobre el tema, pero el experimento falló un poco por un error de cálculo por parte del doctor Connors y una de las arañas con la que estábamos experimentando cayó a mi mano, me mordió y el animal inmediatamente murió después de lograr su cometido.
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Me empezó a doler la mano, Harry no se enteró de lo sucedido, pero si Connors, quién notaba que empezaba a ver que sufría de dolor, por lo que pensó en llamar a mis tíos, pero a pesar de sentirme mareado, le dije que no, pues no quería asustarlos ni preocuparlos. Inmediatamente me fui corriendo a casa, solo me mordió, no me envenenó, así que seguí con mi día como cualquier otro, solo que a la hora de dormir tuve un sueño muy extraño, en el cual parecía estar atrapado en una telaraña, muchas arañas aparecieron a mi alrededor formándose en una araña gigante,
Al día siguiente desperté y me sentí muy raro, pues estaba algo mareado. Aun así, decidi ir a la escuela sin preocupar a mis tíos. Durante las clases sentía mucho calor, sudaba bastante e incluso perdí apetito a cualquier tipo de comida en pleno refrigerio. Horas después, el mareo atacó de nuevo y corrí hacia el baño a vomitar; mi profesor de ciencias Raymond Warren me recomendó que llamara a mis tíos para que me recojan y vaya a casa, pero le dije que me sentía bien. El profesor Warren aceptó, seguí con mi día, pero justo en la noche me desperté de otro sueño que tuve, pues ahora soñé que una araña gigante me devoraba y fui nuevamente a vomitar, no sabía que me pasaba, ahora sentía hinchazón en la mano, no pude dormir esa noche.
Al día siguiente iba a ir a clases, pero otra vez tuve que ir al baño, por lo que el profesor Warren decidió llamar a mis tíos mientras vomitaba fuertemente. En cuestión de minutos ellos llegaron a la escuela, me ayudaron, y me encontraron en pésimo estado. Resulta que mi cara estaba demasiado pálida, mis ojos estaban rojos y había vomitado sangre; por lo que mi tío Ben le dijo a la tía May que llame a una ambulancia a pesar de que no tenían mucho dinero para tratamiento médico. Ya en el hospital, los enfermeros me atendieron en la sala de urgencia; mi vista se estaba nublando, pero los enfermeros dijeron que era un veneno radioactivo lo que tenía. Fue gracias a las palabras del enfermero que recordé a la araña que me mordió en el laboratorio del doctor Connors. A pesar de su mejor esfuerzo para salvarme, los médicos no tenían cura a mi enfermedad, pues el veneno era difícil de desaparecer; por lo que me llevaron con un experimentado científico que puede lograr crear la cura para el veneno. Dicho científico resultó ser el aclamado doctor Reed Richards; quién trabajó durante 1 hora en la cura, mientras los enfermeros me ponían tanques de oxígeno e inyectaron anestesia para mantenerme vivó. El doctor Richards logró crear el antídoto y me lo inyectó tanto en las muñecas como en el pecho.
