Despierta mi güerito

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Mateo

Han pasado dos semanas desde que Diego está en el hospital en coma y no había tenido ninguna mejora hasta el día de ayer; primero fue con Temo y después conmigo. El que apretara mi mano cuando le estaba hablando sobre algún recuerdo de nuestra vida me alegra mucho y me llena de esperanza. Sé que Diego va a despertar muy pronto porque es un guerrero.

Después de dormir un poco decidí sentarme en el banco que está al lado de su cama y tomar su mano para volver a platicar con él y recordarle algo muy importante que sé le encantará. Es verdad que la doctora no me dijo que no se sabe muy bien si una persona puede escuchar como tal todo lo que uno le dice porque el estado de coma es comparado a estar dormido. Sin embargo, aún en el sueño uno puede reaccionar a estímulos exteriores; así que no me rendiría y seguiría intentando hablar con mi novio. Daniel estaba dormido en el sofá, así que podía hablar con Diego a gusto.

-Mi güerito hermoso –me senté en el banco y toma la mano de Diego para besarla- te extraño tanto. Este tiempo que has estado aquí en el hospital me ha hecho recordar todo lo que hemos vivido desde que nos conocimos y no hay palabras para describir la dicha que me da ser tu novio. Tú me volviste una mejor persona, Diego. Me enseñaste a amar y a vivir; le diste un giro completo a mi vida y por eso te doy las gracias –sonreí-. Sabes... tus sobrinos te extrañan y siempre quieren que le esté contando historias sobre nosotros –reí- claro que omito las escenas de intimidad. Esas sólo son nuestras y una que le conté a Aristóteles, espero que no te enojes.

Diego, mi güerito abre esos bellos ojos que me atrapan a penas los miro. Eres mi vida Diego; de todos los momentos que hemos pasado juntos tengo dos muy presente y que atesoro como ningún otro. El primero es cuando nos entregamos el uno al otro un primero de noviembre que por cierto ya va ser un año. Aquel día volviste a cambiar mi vida; como te lo dije después y te lo repito fuiste, eres y siempre serás la primera persona con la que haga el amor. Me obsequiaste la mejor noche de mi vida que nunca olvidaré güerito. Recordar cómo arreglaste nuestro cuarto con esos adornos típicos de la festividad mexicana y sobre todo, tu traje de vampiro –sonreí- fue un gran detalle.

Flashback

-Estás seguro de querer hacerlo. –Estábamos frente a frente, nuestras miradas conectaban con la del otro y una sonrisa aparecía en nuestro rostro. Una de mis manos estaba sobre su mejilla acariciándola.

-Te amo, Mateo y estoy completamente seguro de entregar mi vida a ti. Tú, lo eres todo en mi vida; sin ti, yo no sería nada.

-Yo, también te amo, mi pequeño rubio. Lo único que quiero es verte y hacer feliz.

-Y, lo soy, mi superhéroe musculoso. Soy completamente feliz a tu lado, por eso quiero que en esta noche, tu y yo, estemos juntos. Ser, uno sólo. –En eso, él se puso de puntas para poder besarme, yo correspondí a su beso. Sus manos se colocaron sobre mi nunca mientras que las mías en su cadera. Nuestros labios se unían en beso mágico que con el pasar de los segundos iba aumentando de intensidad. Aún en el beso cargué a mi novio, él enrolló sus piernas sobre mi cintura; mientras lo cargaba, Diego empezó a desabrochar mi camisa.

Una vez que lo recosté sobre la cama nos separamos para poder tomar un poco de aire y así, deshacerme de mi camisa. Diego recorrió mi cuerpo con sus manos hasta llegar a mi pantalón. Ambos sonreímos, así que mi pequeño güero empezó a desabrochar mi pantalón mientras que yo desabrochaba su camisa e iba besando su cuello para bajar a su pecho y morder uno de sus pesos.

-Ah... Maty...

Continué con los beso y baje hasta su pantalón; con una sonrisa empecé a desabrocharlo hasta quitárselo. Ambos nos encontrábamos sólo con ropa interior; Diego recostado sobre la cama con sus piernas enrolladas en mi cintura y uniendo nuestros labios en besos dulces e intensos.

Óyeme...PlanganomanganoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora