Perdón...

63 7 3
                                    


Tiempo atrás...

-Temo, espera... Temo por favor...

-Vete Diego... quiero estar sólo... déjame –entre a mi habitación corriendo y azotando la puerta tras de mí, dejando a Diego fuera de mi habitación. Estaba cansado de fingir ser feliz todos los días. No quería seguir ocultando mi dolor. Así que, al entrar a mi habitación me tire sobre mi cama y empecé a llorar. Hoy no había sido un buen día, es más, ya no tenía buenos días.

-Temo, por favor, déjame pasar.

-No Diego... vete

-No me iré de aquí hasta que hablemos. Si me tengo que quedar toda la tarde y noche, lo haré. Aquí me quedaré. –Sabía que no se iría; algo muy característico de Diego, aparte de ser una diva es que, es muy terco y siempre consigue lo que quiere. Así que, al saber que cumpliría su palabra no tenía otra opción más que dejar pasar.

-Adelante –abrió la puerta y se acerco hasta mi cama para sentarse a un lado mío.

-Temo... eres mi mejor amigo y mi hermano. Sabes que nunca te dejaré sólo ni en los peores momentos. Somos hermanos de corazón –puse mi cabeza sobre sus piernas y él empezó a acariciar mis cabello.

-Se fue Diego, Rebeca se ha ido. No es justo, mis mellizos están muy pequeños para pasar por esto y... Papancho, está destrozado.

-Lo sé amigo. Sé que nada de esto tiene sentido y que te duele. Así que llora Temo, llora y no te reprimas. Recuerda, aquí estoy para ti. –Mis lágrimas empezaban a salir con mayor fluidez, él tenía razón, no podía seguir reprimiendo todo lo que tenía dentro-. Te quiero, Cuauhtémoc López.

-Yo también te quiero, Diego. Gracias por estar aquí –tome una de sus manos

-Siempre amigo. Es una promesa. –Me incorporé y nos abrazamos.

Me encontraba en el hospital, era de noche y empezaba a llover. Hoy me tocaba cuidar a Diego y el estar a su lado, verlo sobre esta cama de hospital con tubos y cables, sólo hacía que mis ojos se cristalizaran. Aquel recuerdo de hace años donde me hizo la promesa de estar siempre ahí para mí, apareció en mi cabeza e hizo que mis ojos se cristalizarán más.

-Cumpliste tu promesa Diego, gracias. Desde el día que nos conocimos nos hicimos inseparables; nos convertimos no solamente en amigos sino también en hermanos –tome su mano derecho con mis dos manos para acariciarlas- lamento no haber estado ahí para ti, cuando tú me necesitabas.

Flashback

-Y... ¿a dónde irás?

-Creo que a Oaxaca, Papancho quiere comenzar una nueva allá. Dice que será lo mejor para todos nosotros. –Nos encontrábamos en su cuarto. Esta iba hacer la última noche que pasaríamos juntos, así que Diego me invitó a su casa a dormir.

-Te voy a extrañar, Temo. Toluca no será lo mismo sin ti. Es más... mi vida no será lo mismo sin ti, Temo López. –Sin dejar pasar un segundo más nos abrazamos. Ambos estábamos llorando. Ningunos de los dos nos queríamos separar.

-Diego... -nos fuimos separando poco a poco del abrazo.

-Shhh no digas nada, Temo. Es nuestro momento, disfrútalo. –Sin decir más, poco a poco nos fuimos acercando hasta que nuestros labios se juntaron con los del otro y se unieron en un beso. Uno que marcaba el final de un ciclo para empezar, ambos, uno nuevo.

Fin del flashback

-Sabes Diego... tú has sido una persona muy importante para mí. Créeme que sin tu apoyo, no habría sido lo suficientemente valiente para aceptarme y decirle la verdad a Papancho sobre mi orientación sexual. Sin embargo, no puedo dejar de sentirme culpable por hacerte sufrir, Diego. Sé que lo nuestro no funciono por mí. Tú dejaste todo, tu familia, tu casa, tu lugar de origen para ir hasta Oaxaca y salvarme. Y yo... yo sólo te decepcione. Te ignoré cuando llegaste a la estación de autobuses a detenerme. Me concentré más en Aristóteles que en ti y eso, no estuvo bien. Perdóname, Diego.

Óyeme...PlanganomanganoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora