Confrontación

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Antes de comenzar a leer por favor, vean el video. Es muy importante para adentrarse más en la historia.

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Diego

"Es preciso tener un caos dentro de sí para poder dar luz a una estrella" -Friedrich Nietzsche

No podía creer todo lo que había pasado hace unos momentos. Ver a Mateo alejarse de nosotros y vomitar a mitad de las escaleras me hizo correr hacia él pero me impido que me acercara. No lo podía dejar solo, necesitaba ayuda aunque él lo negara. Fui detrás de él pero se encerró en el baño; mis súplicas y sollozos no daban resultado, no habría la puerta. La desesperación aumentaba a cada segundo que pasaba. Tenía miedo de que fuera a lastimarse como lo había hecho en el pasado; escuchar cómo intentó cortarse para liberar su emoción de tristeza y el sentimiento de culpa, hicieron que mi corazón se rompiera.

Era verdad, él no tenía la culpa de nada. Los únicos responsables eran sus padres y... y yo. Sí, así es, yo también soy responsable del sufrimiento de Mateo. Desde que nos conocimos lo único que él ha hecho es preocuparse y cuidar de mí, algo que yo no hice. Me concentré en mis problemas, utilicé el traje de víctima y dejé que mi novio cargara con todo. Eso fue un grave error, porque ahora ambos estamos rotos, destruidos y cayendo en un agüero negro del que muy probable no haya salida.

¿En qué momento dejamos de sonreír, Mateo? ¿Cuándo los abrazos y los besos, dejaron de ser nuestro combustible para seguir adelante? ¿Dónde quedaron las caricias? ¿Cuándo dejamos de decirnos: "Te amo"? En verdad, ¿es el fin? Nuestro amor, ¿está destinado a la destrucción? ¿Ya no podemos hacer nada? El "felices para siempre" ¿siempre fue una mentira por parte de los dos?

-No estoy de acuerdo, Diego –ambos nos encontrábamos en el cuarto; él estaba recargado sobre la base de la cama y yo, estaba enfrente de él. Después de estar unos minutos en el baño y de que se le pasara la sensación de seguir vomitando, lo ayudé a incorporarse para salir del baño y poder platicar. Intenté llevarlo hasta nuestra cama pero no quiso, decidió sentarse en el piso. Permanecimos unos minutos en silencio y mirándonos a los ojos hasta que él habló.

-¿No entiendo, Maty?

-Esto no es nuestro fin, Diego

-Mateo –al igual que a él, me dolía lo que acaba de decir, sin embargo, creo que era verdad.

-Sí, estamos rotos, heridos y hasta podría decir que casi destruidos, pero eso no significa que sea el fin de nuestra relación. No lo aceptó, amor.

-Mateo... por favor, sé realista. Siempre has sido realista con las cosas que...

-Por eso mismo, Diego. Porque soy realista digo que esto no es nuestro fin.

-¿Hace cuánto no sonríes?

-¿De qué hablas?

-¿En qué momento dejamos de amarnos?

-Nunca, yo nunca te dejé de amar, Diego.

-Antes de que te fueras nuestra relación empezó a decaer... ya no era lo mismo.

-Lo sé y siento mucho que las cosas...

-No... el que lo siente soy yo, Mateo. Tú siempre has dado todo por esta relación; tú eres el detallista, el que apoya, el que consuela... eres todo. Tú das el 100% menos yo y eso...

-Diego, no digas eso, por favor.

-Es la verdad, Mateo –dije un poco enojado-. Lo siento, yo... de los dos, tú eres el más comprometido con nuestra relación. Te he escuchado decir que eres un mal novio, que por tu culpa yo tuve el accidente... pero no es verdad. Siempre hemos dicho que una relación tiene que ser equilibrada y que cada uno debe poner el 50% y yo, no lo he hecho.

Óyeme...PlanganomanganoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora