Era jueves, lo cual suponía pasar una cantidad desmesurada de horas en la Universidad, en clases con profesores que no soportaba, dando un temario que no me gustaba y con compañeros que no me caían bien. Pasé todo ese tiempo pensando en ti. También saqué mi libreta, y empecé muchos borradores sobre la imagen que tenía de ti el día anterior; sobre el oscuro brillo de tus ojos, sobre tu forma de mirar, sobre cómo tus labios se contraían cada vez que evitabas sonreír con un desconocido como yo, sobre la pestaña en tu mejilla que no me atreví a quitarte.., nada se asemejaba a lo que eras aquél día, así que así quedaron; como borradores en las primeras páginas de una libreta prácticamente nueva.
Durante Matemáticas Empresariales recibí un mensaje de Sophie (aunque le había pedido cientos de veces que no lo hiciera, ya que los profesores ponían mala nota si te veían con él), pero como tenía el móvil en silencio no lo leí hasta que el profesor abandonó la clase; cuando ya había recibido diez mensajes más cuyo contenido podía resumirse en «joder, Tom, es importante, léelo», «ya sé que estás en clase, pero léelo, coño» y variables a esas dos frases con un variado surtido de palabrotas. Aquello que tanta prisa tenía Sophie porque leyera era un mensaje que había difundido ella misma, invitando a todos sus contactos a una fiesta el día siguiente en la casa de su mejor amiga, Ashley, a la que le hacían una fiesta sorpresa por su cumpleaños. Pocos segundos después de haber leído el mensaje, mi teléfono comenzó a vibrar.
-¿Por qué nunca coges el maldito teléfono en clase, Thomas? No contestes, de todas formas me lo has explicado mil veces. Sigue sin tener sentido.
-Hola a ti también, Soph.
-Acabo de ver que has leído el mensaje. Por eso te he llamado; ¿qué te parece?
-¿Ir a la fiesta sorpresa de Ashley? Bien, supongo. No nos conocemos mucho, en el instituto prácticamente ni nos saludáb-
-¡No me refiero a eso! -me cortó- ¿Es que no lo has terminado de leer? ¡Es una fiesta con temática! Tenemos que ir disfrazados de los años setenta, aunque no tiene por qué ser un disfraz entero, con un par de accesorios... Además, a ella no le importará quién vaya si estamos sus mejores amigos, lo que en realidad le gusta es que haya mucha gente en las fiestas, siempre que todos le feliciten, claro. Supongo que eso es un poco superficial -dijo con sinceridad-, pero bueno. En realidad llamaba para preguntarte si iríamos juntos o...
-¿Juntos? ¡Claro! ¿A qué hora paso a recogerte, Soph? -
-A las ocho estaría perfecto -contestó-. Bueno, no habrás pensado qué ponerte aún, ¿no?
-No, pero supongo que encontraré unos pantalones de campana y un-
-¡Perfecto! Había pensado que si tú no tenías nada, podíamos ir disfrazados como pareja; tú como John Lennon y yo como Yoko Ono, ¿te gusta la idea? -Cursi, la idea me pareció tremendamente cursi; pero no se lo dije, porque también me pareció buena. Siempre me gustaron los Beatles. Además, Sophie tenía el pelo de un castaño tan oscuro, que parecía casi negro, a sí que no necesitaría ninguna peluca para disfrazarse. Recé para no tener que ponerme una; tenía el pelo corto, rubio oscuro (era casi castaño claro), y la idea de ponerme una peluca no me pareció muy atractiva.
-Sí, es buena idea... Siempre que no me hagas llevar peluca -la oí reírse-. ¿Ya sabes dónde encontrar lo que necesitamos para los disfraces? -pregunté-. Espera.., ya los has comprado, ¿verdad? -oí una risa aún más fuerte al otro lado de la línea, eso era exactamente lo que había hecho; y yo también reí.
-Vaya, no sabía que me conocías tan bien, Tom -dijo, risueña-. Pero aún falta tu camisa para el disfraz, porque no estaba segura de cuál sería la que te quedaría mejor, a sí que mañana por la tarde deberías pasarte por la tienda. Yo te esperaré allí, y así podré darte el disfraz. Y no, no tiene peluca, aunque sería un detalle fantást-
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La chica del café
Genç KurguTe fuiste sin mí, y no he podido encontrarte. Espero que de esta forma lo consiga. Aunque sabes que no es tu nombre, ni el mío, ni el de ninguna de las personas que participaron en nuestra historia, sabes que ésta es nuestra historia; estos son los...