Cada mañana disminuía uno o dos grados de temperatura, las vacaciones para Maya habían empezado y pensaba que su rutina sería aún mejor si de una buena vez le quitaban las malditas terapias,pero ella quería cumplir sus deseos.
Así que a eso se aferraba.Davis ya no se veía tenso y a diferencia de las últimas semanas, se le veía despreocupado en casa y en el trabajo todo iba excelentemente bien.
Maya se mantenía entre la línea de estable y crítico.
Subir escaleras parecía ser el peor de los castigos. Incluso cuándo salían a la calle, bajan ritmo para que ella no se acelerara.Él se comprometió a cuidarla, pero no sólo por que un papel lo estipulara,si no por qué él la quería y eso bastaba.
Aunque por momentos le daba miedo quererla cada día más, se había casado, pero no sentía antes esa sensación que tanto disfrutaba ahora al despertar y saber que Maya estaba con él.Abrió la puerta cauteloso,estaba hecha un bultito entre sus cobijas,con sus rizos cubriendo sus mejillas.
Le pareció tan tierna e indefensa al verla que por inercia sonrió. Pasó su dedo sobre su mejilla para luego detenerse.
-Maya-susurró Ethan, ella se meneó y abrió la mirada somnolienta-¿Crees que me puedas ayudar?
La chica se levantó en su lugar y se froto la cara.
-¿Pasa algo?
-Nada de lo que te tengas que preocupar linda.- negaba sonriendo naturalmente -Es el cumpleaños de Saddie.
-¡Es cierto!
-Sigue dormida, pero quiero sorprenderla. ¿Qué dices?
La morena se quitó las cobijas de encima y se puso las pantunflas decidida.
-Hagámoslo.Subieron a la cocina y se pusieron a prepar un pastel de chocolate que realmente terminó en un desastre. Ellos eran un desastre.
Con sonrisas y guiños, se molestaron en el proceso.
Con harina en sus rostros, chocolate entre sus comisuras.
Adornaron el ventanal con unos globitos, y juntos bajaron hasta la habitación para despertar a la pelirroja cantando.
La pequeña abrió los ojos hinchados por el sueño, se emocionó al verlos juntos y se trató de arreglar esas greñas naranjas.
-¡Feliz cumpleaños a ti!-canturreaban tan patéticos
Saddie aplaudía y en eso la vela se meneaba con ansias.
-Pide un deseo
Cerró los ojos y con una sonrisa sopló está y los abrazo a ambos agradeciendo el detalle.
-¿Subes para comerlo?
-¡Eso no se pregunta papá, vamos!-se paró con ansias de la cama y volvieron a la parte de arriba.
Saddie se dirigió a la ventana dónde pudo ver que la ciudad estaba cubierta de nieve.
-¡Tenemos que ir!-decía llendo hasta ellos de nuevo.
-¿A dónde?
-¡Vamos abajo, a jugar en la nieve!
Ethan la veía pensativo.
-No lo sé cielo, Maya no puede exponerse a bajas temperaturas
-¡Al diablo conmigo vamos!-se quejaba la morena en una sonrisa.Se arreglaron todos con la ropa más abrigadora, y como niñas pequeñas salieron emocionadas tomadas de las manos.
No recordaba haber visto tanta nieve acumulada.
Corrieron, a su ritmo, claro.
Se aventaron.
Plasmaron angelitos.
Se juntaron para armar muñecos de nieve.
E incluso intentaron armar un fuerte, pero el equilibrio e Ethan no se llevaban bien,así que accidentalmente cayó de narices sobre este, haciendo que las chicas se retorcieran de la risa en el piso.Compitieron por armar la bola de nieve más grande, se lanzaron a una batalla de la misma.
Quedaron bajo un árbol, cansados, los tres paralelos a ellos mismos, tenían las vista en el cielo.Maya cerró los ojos dejando que su piel sintiera el caer de los copos tan suaves, que le hacían cosquillas.
Ethan volteó a verla y de nuevo las ganas de tomarla de la mano se hicieron presentes.
El hecho de que su cálida piel contrastara con ese paisaje tan frío y blanco, le resultaba aún más hermosa.
Sus labios tan finos y delgados, de color rosa como sus mejillas eran tan tentadores para tomarlos entre los de él.
-¿Saben qué? -habló Saddie de pronto-Jamás me había sentido tan bien en mi cumpleaños.
Maya la abrazo aferrándose a ella y subió la vista para encontrarse con los ojos platinados de Ethan.
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Aire || Ewan McGregor ||-Escribiendo
RomanceHa estado encerrada 20 años en una casa hogar dónde la ayudan a mantenerse viva físicamente. Sus rutinas diarias se limitan a pasear entre los jardines. Y cuando menos se lo espere él la sacará de ahí, para hacerla cumplir su lista de deseos dentro...