Hoy

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Maya abrió los ojos, poco a poco se fueron acoplando a la luz del cuarto, reviso la hora, eran las 9:30 am.
—Ay mierda santa—se quejó dándose cuenta de lo temprano que era. Sabía que ya no se iba a poder dormir.

Negando, se paró de la cama y se fue a duchar de inmediato, para despertar con ganas.

Saliendo, mientras se secaba los rizos, Stacy entró en la habitación con una jarra de vidrio llena de agua.

—Hmmm—analizó la enfermera extrañada—Se supone que todavía tendrías que estar dormida

—Pues a mi cerebro se le ocurrió despertarme una hora antes—se quejó la morena indignada—Pues ya que, ambas sabemos que no hay poder en esta tierra que me haga dormirme en cuanto me despierto.

Maya suspiró al acercarse a la mesita al ver las primeras 3 pastillas del día.

"Que asco"  "Si no muero de un infarto cardio respiratorio, moriré de tanto medicamento."

—Lo sé—interrumpió Stacy como si leyera sus pensamientos—Hoy es Miércoles y sabes que es de refuerzo.

La chica asentía agarrando el vaso de agua y tragándose las pastillas de un jalón.
Soltó un suspiro. Le tocaba ir a su terapia de nebulizaciones.

—¿Lista?—preguntó Stacy abriendo la puerta
—Sí—afirmó la morena tomando su celular pedorro y sus audífonos para escuchar música mientras intentaba respirar correctamente con su mascarilla favorita.

(...)

El lugar parecía ser ese, estacionó su coche enfrente de la reja negra, alta, vieja y grasienta.

Se dirigió a un intento de caseta y ahí se encontraba una señora tan flaca como una escoba vestida de guardia de seguridad.

—¿Viene a cita o pedir informes?—preguntó la señora con un tono monótono.

—De hecho, tengo una cita con el Dr. Mushrell—hablaba con educación observando a la señora—Soy el Dr. Ethan Davis, soy el que administra los fármacos a esta... humm
—Es una casa hogar—se adelantó la señora igual de seria—Y vaya que necesitan medicamentos ahí dentro. Adelante

Ethan parpadeó algo curioso.

Entró mientras la reja rechinaba horrible, se notaba que no la abrían muy seguido, comenzó a caminar y se topó con un gran jardín, hasta eso, muy bien cuidado.

Llegó a una puerta de madera rasguñada por el tiempo y llamó al timbre que se encontraba en la pared.
Después de hacerlo, una señora alta, de pelo negro con orígenes canosos y recogidos en un chongo le abrió.

—¿Ethan Davis?—sonrió peculiarmente ella
—A sus órdenes—contestó con una ligera reverencia—Vengo por que el Dr. Mushrell solicitó un chequeo de medicamentos.

La mujer sonrió cerrando los ojos

—Claro, pase por aquí—le indicó abriendo paso
—Con permiso—añadió él entrando

(...)

—¿Te sientes bien?—preguntaba Irving con ojos de preocupación junto con otros 4 niños.

Stacy tenía en la mano una botella de agua para que su niña, quién acaba de salir de su refuerzo con nebulizaciones pudiera recuperarse mientras estaban en el jardín.

—Sí pequeño, es sólo que me cansé en la terapia-contestaba Maya con una pequeña sonrisa—Pero diganme, ¿A qué quieren que juguemos hoy?
—Yo quiero jugar a los piratas—hablaba Hunter alzando la mano
—Y que descubrían una isla encantada—le seguía Emily acomodándose los lentes
—Y de repente descubrían los poderes que tenía esa tierra—hablaba con tono de narrador la morena—Tenían que buscar el Oasis que les daría la vida eterna...

Aire || Ewan McGregor ||-EscribiendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora